El rol de la ciencia como herramienta para entender, aprovechar y preservar el ambiente es innegable, como así también lo es el rol de las mujeres en el desarrollo y avance de la ciencia. Y eso es justamente lo que intenta destacar el Premio Internacional L’Oréal-Unesco para las Mujeres y la Ciencia, que este año ha sido para la Dra. Amy Austin, investigadora estadounidense radicada en nuestro país.
Una realidad triste y para muchos difícil de aceptar es que las mujeres, aún hoy, continúan teniendo una representación menor a la de los hombres en casi todos los ámbitos profesionales. La ciencia no es una excepción. Si bien se destacan grandes nombres femeninos a lo largo de la historia, la predominancia masculina es innegable, y esto responde concretamente a la cultura machista que ha predominado en cada uno de los aspectos de nuestra sociedad desde tiempos inmemorables. Actualmente, las mujeres apenas representan el 28% de los investigadores. Este año, los nueve premios Nobel científicos fueron otorgados a hombres y, desde la creación de los Premios Nobel de Ciencias, menos del 3% han recompensado a mujeres. A lo largo de los 20 años de historia del programa, L’Oréal y la UNESCO han trabajado para apoyar el avance de las mujeres investigadoras. Todos los años el programa rinde tributo a científicas excepcionales y difunde su aportación para cambiar el mundo. Desde 1998, el programa ha reconocido a más de 2.820 mujeres en todo el mundo. Cada año, el programa “La Mujer y la Ciencia” pone de relieve la excelencia de la mujer en el quehacer científico y estimula a las científicas de talento, premiando a 5 científicas de todo el mundo con becas para desarrollar sus investigaciones.
En la vigésima edición de estos premios, Amy Austin, Doctora en Ciencias Biológicas de la Universidad de Stanford e investigadora principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) del Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas vinculada a la Agricultura (IFEVA), estadounidense radicada en nuestro país desde el año 1997, ha sido galardonada con el premio del programa “La Mujer y la Ciencia” por su trabajos de Ecología y ciencias ambientales llevados adelante en la Patagonia argentina. Según el jurado, la Dra. Austin ha sido seleccionada “por su notable contribución a la comprensión de la ecología de los ecosistemas terrestres en paisajes naturales y paisajes modificados por el hombre”.
Austin llegó a la Argentina por una estadía postdoctoral. Sin embargo, nunca regresó a su Estados Unidos natal, radicándose definitivamente en nuestro país, donde desarrolló toda su carrera científica hasta la actualidad, dedicándose a la investigación de la ecología de los ecosistemas terrestres en la región patagónica de la Argentina. “La Patagonia es como un laboratorio natural en donde el clima, en función de la orientación de los vientos y la cordillera de los Andes, puede cambiar en cuestión de kilómetros y ofrecer una gran diversidad de ecosistemas y flora. Nuestra misión es comprender el funcionamiento de los ecosistemas, en parte para tener una ‘línea de base’ desde donde podemos medir con precisión estos ecosistemas que cambian cuando los humanos los alteran directamente o indirectamente”, declaró a los medios la científica. El objetivo de la investigación de la Dra. Austin es entender cómo funcionan los ecosistemas terrestres e identificar las maneras en las cuales el funcionamiento ecosistémico está siendo alterado por la actividad humana. En particular, su investigación reciente se enfoca en la transformación de ecosistemas naturales -en plantaciones de pinos- que afectan los ciclos biogeoquímicos en la Patagonia. “Ver resaltado mi trabajo de investigación en la Patagonia me trae una gran alegría. Además, el hecho de que la ecología de los ecosistemas esté reconocida por primera vez entre las galardonadas es particularmente gratificante para mí. Espero que la mayor visibilidad de las mujeres en la ciencia que aporta este premio pueda atraer a otras a seguir una carrera científica y tal vez incluso a la ecología de campo, porque buena ciencia no se trata siempre de estar en un laboratorio”.
En el año 2015 la Dra. Austin fue galardonada con la edición nacional del premio por sus trabajos, como el estudio de los microbios que hay en los suelos hasta los grandes bosques, las estepas y los matorrales, y el impacto de la intervención de los seres humanos en los ecosistemas patagónicos. Con este nuevo galardón internacional, Austin, junto a cientos de colegas de todo el mundo, vuelve a demostrar que en la lucha por un ambiente mejor y por el avance de la ciencia, las mujeres tienen tanto para dar como cualquier hombre, y que el rol femenino se destaca por sus aportes fundamentales para el enriquecimiento de la humanidad.
Abel Sberna