Por Gabriel Ramonet, para Télam

Llegar hasta el Fin del Mundo puede significar un esfuerzo económico, en especial para familias o grupos numerosos, pero la ciudad de Ushuaia, en Tierra del Fuego, también ofrece un amplio menú de posibilidades de bajo costo una vez instalados en el destino.

Con eje en la naturaleza extrema y prístina, y con foco en los aventureros de otras épocas y en la historia del lugar, la capital fueguina está repleta de opciones dentro del propio ejido urbano o de sus inmediaciones que se pueden visitar sin traslados extensos y, sobre todo, sin tener que hacer grandes desembolsos de dinero.

Caminatas a glaciares, recorridos por reservas naturales y sitios de interés histórico, así como el acceso a museos, monumentos y hasta embarcaciones emblemáticas constituyen parte de una oferta ideal para disfrutar sin precios altos y en conexión con los paisajes y la mística del sitio geográfico extremo.

Una alternativa imperdible consiste en recorrer a pie la reserva natural Bahía Encerrada, distante a 7 minutos del centro por la costa del Canal Beagle.

Se trata de un sector de la Bahía de Ushuaia que quedó aislado con la construcción de la pasarela Luis Pedro Fique y que encierra en su forma triangular de 31 hectáreas un espejo de agua, un humedal y pastizales donde conviven 49 especies de aves.

Es un paseo abierto y gratuito, sin restricciones para las visitas y que cuenta con cartelería identificatoria y varios miradores en todo su perímetro.

Las vistas a la ciudad, el canal y las cadenas montañosas circundantes se combinan allí con la observación de la garza bruja, la caranca, el ostrero negro y el magallánico, el quetro volador, la gaviota cocinera y el pato crestón entre muchas otras aves.

Camino a la reserva, también es una opción detenerse y fotografiarse en el Saint Christopher, la emblemática embarcación convertida en postal del Fin del Mundo y que permanece varada en la costa desde 1954.

Este barco fabricado en 1943 en Estados Unidos y que participó de la Segunda Guerra Mundial llegó a Ushuaia ya convertido en un remolcador de la empresa Salvamar para intentar reflotar el buque de pasajeros Monte Cervantes, hundido en 1930 poco después de haber partido de la ciudad con 1500 pasajeros.

Sin embargo, tras fracasar en esa tarea junto a otras embarcaciones, encalló en la costa por problemas en el motor y el timón, permaneciendo desde entonces en su posición actual.

Apenas cruzando la avenida costanera, llamada en ese sector Intendente Jorge Garramuño, se encuentra el Paseo de las Rosas, un espacio verde y de recreación donde también hay edificaciones antiguas, como la Casa Beban y la Casa Pena (hoy convertida en Museo de la Ciudad) y una glorieta central.

Dentro del mismo paseo público y gratuito funciona el Museo Pensar Malvinas donde se exhiben objetos, cartas y recortes periodísticos vinculados con la guerra con Gran Bretaña de 1982, además de fotografías y documentación referidos al reclamo histórico de soberanía argentina sobre el archipiélago.

A propósito de ello, a pocos metros del lugar se encuentra la Plaza Malvinas, un amplio espacio que contiene el monumento nacional a los caídos en el conflicto bélico, característico por la forma del contorno de las islas con un espacio libre en el centro.

El mástil llamado Puerto Argentino, en el que flamea una bandera de gran tamaño que se recambia todos los años, junto a un cenotafio con una llama eterna y un parque de césped sintético constituyen el escenario en el que cada 2 de abril se conmemora el desembarco argentino en las Islas Malvinas con una vigilia y distintos actos oficiales.

Todavía sin moverse del casco céntrico de Ushuaia es posible visitar el tradicional Museo del Fin del Mundo, que exhibe en sus dos sedes (situadas a pocas cuadras una de la otra) muestras permanentes y temporarias, y preserva un amplio archivo histórico e importantes colecciones disponibles para su consulta.

Luego, mediante un transporte o caminando unas treinta cuadras hacia la zona alta se puede llegar al Camino de los Presos, un sendero en medio del bosque por donde pasaba la formación del ferrocarril que trasladaba a los reos del antiguo Penal de Ushuaia para que fueran a cortar leña.

Si bien el Trencito del Fin del Mundo constituye una de las principales excursiones de la ciudad, en este caso se trata de un recorrido diferente que puede realizarse en una caminata de unos 3 kilómetros ida y vuelta que no tiene costo económico ni dificultad técnica y sirve para internarse en un paraje repleto de vegetación donde todavía perduran algunos durmientes del antiguo tendido ferroviario.

Por la misma zona, y accediendo por un camino zigzagueante entre la montaña, es posible llegar a la reserva natural protegida Glaciar Martial, otra gran atracción de Ushuaia.

Apenas a 7 kilómetros del centro, la ruta asfaltada pasa por varios hoteles hasta llegar a la base del complejo, donde en invierno se practica esquí alpino y otras actividades de nieve, y en verano se puede ascender caminando hasta el propio glaciar.

El Martial es un glaciar “de circo”, llamado así por su forma semejante a un anfiteatro o semicírculo, que está situado a unos 1000 metros sobre el nivel del mar.

Su nombre proviene de Louis Ferdinand Martial, comandante de una expedición científica francesa realizada en la zona entre 1882 y 1883, y actualmente se trata de un “remanente glaciario”, es decir, de restos de un antiguo glaciar mucho más grande.

A medida que se sube por la montaña aparecen diferentes vistas panorámicas de la ciudad y del Canal Beagle, y en la zona también es posible acceder a diferentes ofertas gastronómicas.

Una buena forma de conocer el Martial es tomar un medio de transporte a la ida hasta la base, y luego regresar al centro caminando, como otra forma de contemplar las vistas increíbles y también de ahorrar dinero.

Por último, otra gran alternativa de bajo costo es visitar el Parque Nacional Tierra del Fuego, cuyo ingreso se encuentra a unos 10 kilómetros del centro de la ciudad siguiendo el trazado de la Ruta Nacional Nº3.

La Administración de Parques Nacionales cobra una entrada de $2500 por persona para el caso de residentes nacionales, y con ello es posible disfrutar de todo el recorrido que comprende mar, montañas, bosques y lagos.

El parque protege 68.909 hectáreas y es el único del país con sus características, donde las costas marinas se combinan con lagos y lagunas, valles, extensas turberas y magníficos bosques dominados por lengas, guindos y ñires.

Este lugar encierra parte de la historia de los yámanas, antiguos habitantes de estas tierras hace más de 10.000 años, el avistamiento de aves, zorros grises y colorados, y el recorrido por senderos de distinto nivel de dificultad.

Dentro de la reserva se encuentra la Bahía Lapataia, el final de la Ruta Nacional Nº3 donde es posible fotografiarse en un cartel que así lo acredita y también existe un circuito de pasarelas para recorrer el entorno natural de la zona, entre otras posibilidades.

La visita a Playa Larga, otra reserva natural a orillas del Beagle y situada cerca de la salida de la ciudad, desde donde parte un sendero hasta Estancia Túnel, igual que la caminata que inicia en Costa Susana, una nueva urbanización costera, son más opciones para disfrutar el verano en Ushuaia, sin perder la mística que proporciona el Fin del Mundo, adecuándose al bolsillo de los turistas argentinos.

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