Todo vuelve. El trueno, el rayo, el charco: el fuego. Como esencia de La Renga y de sus seguidores, autodenominados “los mismos de siempre”. Y vuelve literalmente, después de casi diez años de la última vez que la banda de Mataderos tocó en la ciudad de Buenos Aires, en el autódromo municipal (noviembre de 2007).

Lo hace después, también, de un par de idas y venidas que parecían poner en riesgo las presentaciones de Chizzo, Tete y Tanque y que contribuían a las paranoias de los músicos, de los fans y de una presunción general: ¿la Capital no quiere a La Renga?

El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se aseguró de que quede claro que no: “Hoy hablamos con los representantes de @larenga y seguiremos haciéndolo el lunes para trabajar juntos y que puedan volver a tocar en Huracán”, tuiteó tiempo atrás, entre varios mensajes.

Finalmente, la situación con los organismos habilitadores se destrabó y mañana se inicia la serie de shows en Huracán. ¿Qué sucedió en las últimas semanas? ¿Cuál es el plan para que lo convocante de este grupo funcione de manera aceitada, en un contexto donde la masividad trae recuerdos trágicos, cercanos en el tiempo, como la presentación del Indio Solari en Olavarría y, un año antes, la tragedia de Time Warp?

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