Ayer el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) difundió los datos del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de diciembre y el acumulado de todo el año pasado. A nivel nacional la media fue de 47,6%, posicionándose como la más alta en los últimos 27 años,
mientras que el IPC general de la región patagónica fue la más alta de todo el país, superando los 50 puntos porcentuales.
Este nivel inflacionario no se registraba desde 1991 y fue producto de la disparada del dólar; el último día hábil de 2017 la moneda internacional pasó de estar $18,92 a valer $ 38,85 a finales de diciembre de 2018. Esta variación impactó de lleno en diferentes rubros como el Transporte, que se anotó el incremento más significativo de la región con el 69,5%, seguido de Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles 59,4%, mientras que el tercer lugar es ocupado por Equipamiento y mantenimiento del hogar, que marcó un 56,5%.
En septiembre de 2018, se registró un pico inflacionario que superó el 6% y desde ese momento en adelante el IPC marca una desaceleración, ya que el incremento del costo de vida en diciembre fue de 2,6% a nivel nacional y también en la región, mientras que el mes anterior había sido de 3,2% y 4,2%, respectivamente.
El incremento de 2018 supera la variación registrada durante 2002, que fue de 40,9% pos crisis y salida de la convertibilidad y la de 2014 -la más alta registrada por el INDEC durante el kirchnerismo- que alcanzó los 38,5 puntos porcentuales y fue producto de una devaluación del dólar que alcanzó el 30%.
La división que engloba bienes y servicios, cuyos precios están sujetos a regulación o tienen alto componente impositivo, incrementó 61,5% en 2018, lo que tiene su explicación en los diferentes incrementos de tarifas más que los bienes y servicios con comportamiento estacional (33,8%) y que el IPC núcleo que fue de 49,8%.
Luz Scarpati