En el corazón de Camarones, en la costa chubutense, surgió una iniciativa gastronómica encarada por dos jóvenes con fuertes lazos en la comunidad. Huella Azul, es el nombre del restaurante que rinde tributo al vínculo entre sus fundadores, el mar y la comunidad local. 

La idea de Huella Azul no brotó de un día para el otro. Fue una semilla que Micaela Palomeque y Enzo Bonanno regaron durante años en charlas compartidas, mientras el viento marino les traía la certeza de que algún día encontrarían el lugar preciso para materializar sus ideas. Soñaban con transformar un antiguo inmueble, con vista al mar, en un espacio que reflejara la esencia y la riqueza de Camarones.

“La idea de abrir el local la veníamos hablando hace más de cinco años”, cuenta Enzo, “pero fue en mayo de 2024, cuando el local que imaginábamos se puso en alquiler, que decidimos hacerlo real”. Con la llave en la mano, el sueño dejó de ser una idea flotante y se volvió un plan tangible.

Foto de Mariana Figueroa

Micaela Palomeque, es una chef apasionada, decidió regresar a Camarones después de explorar el mundo culinario en lugares distantes. Su objetivo: fusionar la innovación gastronómica con la sostenibilidad, utilizando ingredientes locales como algas y mariscos para crear platos que despierten la curiosidad y el paladar de sus comensales. Su cocina, según lo explica, es una fusión entre la memoria y la experimentación, con ingredientes que rescatan lo mejor del mar y la tierra patagónica.

“Después de vivir nuevas experiencias, elegí regresar a Camarones para criar a mi hijo y reconectar con mis raíces maternas”, confiesa Micaela con orgullo.


Enzo, por su parte, siempre tuvo un vínculo profundo con la naturaleza. Su formación en producción pesquera y maricultura lo llevó a entender el ecosistema con una mirada científica, pero su espíritu lo mantiene abierto a la magia de lo cotidiano. “Mi interés principal es construir una vida en constante diálogo con la naturaleza”, explica. Huella Azul es también eso: una declaración de principios donde la gastronomía es un puente entre la comunidad y el entorno.

Enzo encontró en su Camarones natal el escenario perfecto para combinar su amor por el mar con su deseo de construir una comunidad consciente y respetuosa con el entorno.

“Mi interés principal es edificar una vida que me permita estar en vínculo permanente con la naturaleza y aportar desde mi lugar lo necesario para la construcción de una comunidad responsable y respetuosa con nuestro entorno”, explica el joven chubutense.

Foto de Mariana Figueroa

Huella Azul

En este proyecto, Micaela y Enzo buscaban algo más que un restaurante: un lugar de encuentro donde la comunidad pudiera conectarse con la naturaleza, aprender sobre la importancia de su conservación, y disfrutar del mar en cada bocado. Así surgió Huella Azul, que se transformó en un crisol donde convergen la pasión por el mar y la comida, la sostenibilidad y el compromiso social. “Para nosotros, ‘somos’ no es solo una palabra, es nuestro pilar como hermandad, nuestros valores y objetivos compartidos”, remarcó Micaela.

En Huella Azul, la cocina es un mapa que traza rutas inesperadas. En su carta conviven pastas caseras, mariscos frescos y algas recolectadas del intermareal. Cada plato es una invitación a explorar sabores auténticos, sin imposturas. “Trabajamos con productos locales, menú sin TACC y opciones vegetarianas, pero lo que nos diferencia es la identidad de cada preparación”, cuenta Enzo.

Y destaca: “Nuestros platos estrella son los Raviolones de Cordero y las delicias basadas en algas y mariscos”.

Compromiso con la conservación

Al entrar a Huella Azul, los comensales son recibidos por un mural gigante que muestra la abundante biodiversidad de la reserva de biosfera Patagonia Azul. Este mural no solo decora, sino que educa e inspira, marcando el inicio de una experiencia que va más allá del plato. “La conservación de la naturaleza, las historias y la identidad son pilares fundamentales en nuestras propuestas”, afirma Enzo.

El restaurante no solo busca alimentar el cuerpo, sino también la conciencia. Cada elemento del espacio refleja esa filosofía: desde los materiales reciclados en la decoración hasta las actividades culturales, como charlas sobre el ecosistema marino, la presentación de artistas locales y las degustaciones que exploran el potencial de las algas locales en la cocina.

Este espacio se alza como un tributo vivo al espíritu de Camarones, donde la naturaleza y la gastronomía se entrelazan en una danza de sabores y valores compartidos.

Ubicación: Calle Sarmiento 249, frente a la plaza.

Horario: abierto todos los días (salvo los martes) de 11:30 a 14:30 y 18.00 a 0.00. Viernes y sábado de 18.00 a 4:00

Facebook: Huella Azul Camarones

Instagram: @huellaazul.camarones

Mensaje de agradecimiento de Huella Azul: “Queremos expresar nuestro más profundo agradecimiento a todas las personas que nos han apoyado desde el principio. En especial, queremos agradecer a nuestras familias por su amor y apoyo incondicional, a nosotros mismos por el esfuerzo y dedicación en este proceso, a nuestros compañeros de vida por su paciencia y comprensión, y a esos amigos que siempre están. También queremos destacar el invaluable aporte de nuestro equipo, Mauro Figueroa y Jaime Méndez , quienes son la cara visible y cálida de nuestro proyecto, brindando una experiencia única y acogedora a nuestros comensales.”

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