En su nuevo libro “Aves endémicas de Argentina y Chile”, el naturalista y fotógrafo Marcelo Beccaceci presenta la primera guía ilustrada dedicada exclusivamente a las aves que solo habitan en estos dos países. El libro propone un giro para el mundo de la conservación: en lugar de mirar listas interminables de especies, invita a detenerse en aquellas de importancia ecológica que son patrimonio natural exclusivo de cada territorio, desde el territorio continental hasta las Islas Malvinas.

La pregunta de fondo es simple y, a la vez, incómoda: entre las más de mil especies de aves registradas en la Argentina, ¿cuántas son realmente argentinas? ¿Cuántas existen solo dentro de nuestras fronteras o se comparten únicamente con Chile? De esa pregunta nace el libro.
“Yo trato de hacer siempre algún libro original que nadie haya hecho antes”, dice Beccaceci. “En este caso es un libro que trae su debate en el ámbito del ambientalismo, porque es un libro que habla sobre las especies que son realmente argentinas y realmente chilenas,”. Los números ayudan a dimensionar: “En Argentina hay más de mil especies de aves, pero solo 24 son argentinas.”

“Aves endémicas de Argentina y Chile” reúne información de cada una de esas especies, ilustraciones que facilitan su identificación y mapas de distribución para saber en qué paisajes viven. El libro fue publicado por la editorial South World, con la que Beccaceci ya editó otros trabajos sobre Patagonia y Antártida. Beccaceci, guía naturalista y fotógrafo de naturaleza, es autor de numerosos libros y guías de campo sobre Patagonia y Antártida. En 2018, El Rompehielos lo entrevistó por “Gauchos de Malvinas”, donde rescató la historia del trabajo rural argentino en las islas. Ahora vuelve a pasar por Malvinas desde las aves: allí hay tres especies que solo habitan este archipiélago, el Quetro Malvinero, la Ratona Malvinera y la Remolinera Malvinera.
“Al revisar mi obra literaria (este es su noveno libro) encuentro que siempre he buscado escribir sobre temas que, hasta entonces, no se habían tratado”, explica en el prólogo. Treinta años después de “Soldados de Noé”, donde retrató “la situación de las especies argentinas en peligro de extinción” y su labor “junto a la de muchos científicos quienes trabajábamos a campo para su conservación”, decide concentrarse en las aves que solo viven en Argentina o en Chile y asumirlas como parte sensible del patrimonio natural de ambos países.
“Es sabido que la extinción de especies es un proceso que, lamentablemente, se ha ido acelerando en los últimos dos siglos debido a las actividades humanas”, advierte. Recuerda que “la respuesta de gobiernos, científicos, instituciones y movimientos conservacionistas ha sido en un principio la de proteger especies carismáticas” y que luego se pasó a priorizar ecosistemas enteros. “Actualmente, la conservación de la biodiversidad es una herramienta fundamental para asegurar la viabilidad de las diversas áreas naturales del planeta.”

Lo cierto es que, en ese cambio de enfoque, las especies endémicas quedaron casi siempre en segundo plano. “Sin embargo, las especies endémicas, caracterizadas por habitar sitios restringidos y limitados, han estado y continúan siendo, en su gran mayoría, subestimadas o ignoradas al momento de priorizar la conservación de especies en peligro en un país o región determinada.” Para Beccaceci, esas aves deberían ocupar un lugar central: “Frecuentemente no se toma en cuenta que estas especies son excepcionales y por ello deberían considerarse emblemáticas de un país como lo son los paisajes únicos que caracterizan a cada nación.”
“En el caso de Argentina, salvar lo nuestro primero,” plantea en una de sus respuestas. “Entonces estoy tratando de tirar como una bomba en lo que es el ambiente de conservación para empezar a focalizar y promover que la acción de conservación sea específicamente sobre la herencia que tenemos por cada país.” Tener una guía aparte, dedicada solo a aves endémicas, permite señalar con nombre y apellido cuáles son esas especies sin “plan B” fuera de nuestras fronteras y ofrece una base concreta para diseñar políticas y monitoreos específicos.

El libro también está pensado para cualquier persona que sale a caminar. Beccaceci dice que es “una excusa para que la gente tome conciencia de qué animales son patrimonio natural exclusivo del país”. “Mientras tanto, actividades como el turismo y la observación de aves cuentan a partir de ahora con una herramienta más para recorrer ambos países en busca de las “figuritas difíciles”, nuestras joyas aladas del fin del mundo.” Alcanzan unos binoculares, lente fotográfico y la curiosidad para empezar a reconocer qué aves, de todas las que vemos, solo viven acá.
El autor imagina, además, que este trabajo sea el inicio de una conversación más amplia. Recuerda que “hay sólo un puñado de obras similares a nivel mundial (generalmente sobre algunas islas) entre los miles de títulos de libros sobre aves que ya existen”, y confía en que pueda ser “un estímulo para investigadores, ornitólogos y autores de todo el mundo para difundir las especies endémicas que son únicas e irrepetibles de cada país, primer paso para luego asegurar su conservación.”