Tras el anuncio del ministro de Hacienda de eliminar los impuestos internos que protegen la industria fueguina, es necesario pensar qué tipos de planteos se requerirán para convencer al presidente y al Congreso Nacional que la eliminación de las mismas redundarían en el fin de la industria fueguina.
Después del respaldo recibido en las urnas en las últimas elecciones, el presidente Mauricio Macri convocó en la cúpula del Centro Cultural Kirchner a los gobernadores de todas las provincias para anunciarles una serie de reformas que apuntan a bajar el gasto púbico.
Pasaron pocas horas para que su ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, diera a conocer la reforma impositiva que pretende llevar adelante. El proyecto presentaba como ejes mayor inversión y generación de empleo, mayor eficacia y equidad para apuntalar el desarrollo económico del país.
Metas a las que sin dudas nadie se querría oponer. Excepto por el detalle que en el cuarto punto de la presentación en referencia a las alícuotas de impuestos internos, el encabezado reza que “se reducen los impuestos internos para los productos electrónicos y los vehículos de gama media y se incrementan para ciertos productos de alta gama”.
El primero en el listado es el que grava con el 17% a los celulares, televisores y monitores, proponiendo llevarlo a cero. La luz de alarma se había encendido. Vía Twitter, la gobernadora anunció la convocatoria urgente a todo su gabinete y el arco político fueguino en lo que se conoció como “Mesa de Diálogo en Defensa de la Industria y el Trabajo Fueguino”.
Allí, el Ministro de Industria de la provincia, Ramiro Caballero, aportó datos de los efectos que traería la eliminación de las alícuotas. Recordó que “la industria manufacturera representa el 38% del PBG, y el 37% del empleo privado directo. A ello debemos considerar un 15% indirecto, llegando así a más del 50% del empleo privado registrado en la Provincia. Dentro del subregimen industrial, el 80% representa a la industria electrónica que es la principal afectada por las medidas que propone nación”.
Caballero aportó datos actualizados sobre los niveles de empleo en la industria local, y destacó que “este año pudimos recuperar 1727 puestos de trabajo llegando a 11812 puestos en el sub régimen” y agregó un punto clave en la discusión por la continuidad del régimen que mantiene a flote la isla: “la crisis inicial se había convertido en la oportunidad de mejorar, lo que hace aún más incomprensible e insensato lo que se pretende hacer con este proyecto que anunció Dujovne y que va a contramano de todo lo que venimos trabajando”.
Impulsos internos
El ciclo fueguino de crisis en Tierra del Fuego estaba en su punto más álgido. Con el sub régimen de promoción no era suficiente, y requirió que se tomaran medidas proteccionistas para que el consumo de los productos que se fabricaban en la isla se incrementara, y por ende, la producción.
En 2009, la Cámara de Diputados convirtió en ley un proyecto que buscaba promover los productos fabricados en Tierra del Fuego. Se la denominó Ley de Impuestos internos, que duplicaba el IVA de productos importados que se producían en la isla. Al “impuestazo electrónico”, como titularon algunos medios entonces, se le sumó el cierre a las importaciones de celulares, lo que obligó a muchas firmas a empezar a producir en el territorio austral. Para 2010, la mayoría de las marcas tenían cerrados sus acuerdos y la producción creciente hizo entrar a mucha gente a trabajar.
Los efectos fueron inmediatos para la provincia. Las fábricas fueguinas pasaron de no abrir las puertas a los cesantes transeúntes que recorrían el barrio industrial, a ingresar trabajadores. Datos de la época recuerdan, por ejemplo, que en 2013 “los cambios de domicilio pasaron de 883 trámites en enero del 2013 a 1213 en el mismo período, pero del corriente año” relataba el entonces secretario de Asuntos Registrales de la Provincia, Mariano Plecity. Otra crónica periodística hablaba en 2015 de 24.335 cambios de domicilio en toda la provincia solamente en 2014.
Oportuncrisis
Ya lo popularizó la serie animada Los Simpsons hace años. En Chino la palabra “Crisis” también quiere decir “oportunidad” y apelando a este saber popular, al que también se había acogido el Ministro de Industria, que una crisis podría disparar mejoras en lo que implicaba la calidad en la fabricación, hay ciertos puntos a tener en cuenta sobre la implicancia de la medida.
Sin dudas, y lejos de contradecir a la mayoría de quienes se han dedicado a hablar sobre este tema, la eliminación de un día para otro de los Impuestos Internos significaría la destrucción total de toda vida industrial en el suelo fueguino. Es inaceptable en cualquier forma y sin dudas la expresión tanto de la gobernadora como del resto de los políticos que conformaron esa mesa es acertado.
Ahora bien, una vez conocido el proyecto, durante la última presentación de gestión en la Cámara Alta, el Jefe de Gabinete, Marcos Peña, respondió a la inquietud planteada por el Senador Fueguino José Ojeda.
“Hemos dejado muy claro la hoja de ruta. Primero una hoja de ruta con conceptos generales dados por el presidente. Después, la posibilidad de que los ministros presenten una propuesta que será debatida en los distintos ámbitos”, aseguró Peña.
“Para empezar, estamos generando antes de ser enviada, para aquellos ámbitos que ha generado un debate más específico, ámbitos específicos donde escuchar las partes. Nuestra mirada es que la propuesta integral beneficia a los sectores económicos incluyendo el de Tierra del Fuego” continuó el Jefe de Gabinete en su respuesta a los fueguinos representados por Ojeda.
“Es simplemente una propuesta que deberá ser debatida”, remarcó Peña. “Consideramos la necesidad de una mirada integral, de desarrollo para la provincia, que entre otras cosas reduzca la dependencia. Tenemos un problema grave en la provincia porque tenemos que resolver la diversificación de la matriz productiva. No es posible que una provincia pueda depender de una actividad sola, además concentradas en muy poquitas empresas”.
“Si tenemos que discutir la ley y los agregados, porque la ley no alcanza, tenemos que discutir los agregados sin pronósticos catastróficos ni crisis. Sentarnos en una mesa y trabajar, como lo hemos hecho en este año y medio y lo seguiremos haciendo”.
Los 8 años de ley de impuestos internos generaron no solo el crecimiento exponencial de los puestos de trabajo, sino además ganancias extraordinarias para las empresas que fueron -hasta el momento- las únicas beneficiadas en todo el esquema.
Ni siquiera los trabajadores, a quienes ni su propio gremio ni los gobiernos anteriores tanto provincial como nacional dieron muestras de defender a ciencia cierta -e incluso en muchos casos negando grandes despidos a principios de 2013- la estabilidad de los puestos de trabajo.
La falta de intervención del estado durante la época de bonanza permitía que existieran fábricas mono producto, condiciones laborales paupérrimas con infinitos contratos mensuales para los operadores, y un indetectable programa de Responsabilidad Social Empresario. Las empresas -en su mayoría- no omitieron inversión y diversificación de producto, tampoco ajustaron los procesos productivos ni sumaron tecnología que pusiera en riesgo los inflados números de puestos laborales.
¿No sería esta acaso una buena oportunidad para mejorar lo que no se hizo hasta ahora? Fuentes cercanas al gobierno confiaron a este medio que las modificación impositiva “debe ser gradual y acompañada por el Estado Nacional”. Además, “hay que ver cómo responden las elasticidades porque lo que se bajan son las alícuotas de los impuestos internos” es decir, las posibilidades que la demanda y la oferta fluctúen dentro de un mercado determinado.
“El tema es que los que tienen que resignar ingresos son las empresas, que se van a llevar igual muchos ingresos -se estaban llevando de más, me parece- porque el esfuerzo lo hacía todo el país a través de un subsidio”, apuntó la misma fuente.
Y es que dentro de Cambiemos hay un sector que intenta que esta modificación resulte en un verdadero beneficio para quienes lo requieren. “Que resignen ingresos las empresas, o utilidades. Pero como han sido subsidiadas tanto tiempo no quieren resignar nada y saben que tiene un as bajo la manga y es el tema de los gremios”, insistió el funcionario nacional.
“Lo que tenemos que ponernos a pensar es qué hacemos con una empresa que por más que se subsidie no tiene productos competitivos y viables en el mercado interno”, sintetizó. Invertir la ecuación para que el proteccionismo no genere un mercado subsidiado donde la inversión del país quede en un mínimo grupo empresarial. “Entonces el final es el mismo en términos económicos y eso es lo que la gente no ve. Los tipos tienen que resignar ingresos porque se están llevando de más, porque en realidad no es un mercado genuino, es un mercado subsidiado”.
Debate, debate que algo quedará
La cuestión está hoy en manos tanto de la gobernadora Bertone y su equipo como en el debate que puedan dar dentro del Congreso los parlamentarios fueguinos. Tanto el recientemente electo Héctor Steffani como el re electo Martín Pérez se deberán sumar al resto de los parlamentarios en la Cámara Baja cuyo discurso de oposición ha tenido poco éxito a la hora de plantear los temas importantes para la provincia.
¿Acaso el acercamiento que les brindó una suerte de enemigo común permitirá además ver un cambio de estrategia y un debate serio en el Congreso? ¿Será factible quebrar -en parte- el verticalismo de bloque que se impone y sentarse a debatir y buscar salidas concretas a la problemática? La oportunidad está planteada, será cuestión de esperar cuáles y quiénes toman el toro por las astas y resuelven la intrincada red que tiene hoy en vilo a todos los fueguinos.
Pablo Riffo