La adolescencia es una etapa difícil. Ese tránsito entre la niñez y la adultez no es vivido de la misma manera por todas las personas. Por lo general, los adolescentes son más vulnerables.
Tener ocasionalmente pensamientos suicidas, según la Organización Mundial de la Salud, no es anormal. Es parte de un proceso de desarrollo donde se trata de dilucidar los problemas existenciales cuando se intenta comprender el sentido de la vida y de la muerte.
Pero en la Argentina hay un aumento alarmante de los casos. Si se toma el trienio 1992-1995 y se compara con 2012-2015 los números se triplican. En algunas de las provincias argentinas, como Salta, Jujuy y Santa Cruz, según Fernando Zyngman, de UNICEF, el porcentaje de jóvenes que planificaron su propia muerte supera un 20%.
Las causales son muchas. La predominante es el abuso sexual. Hay también chicos que no pueden comunicar en las comunidades conservadoras donde viven su orientación sexual. Hay embarazos adolescentes y también psicopatologías no tratadas o mal diagnosticadas, según el doctor Zyngman.
Otros estudiosos señalan el bullying o acoso escolar y las adicciones como causales. El alcohol es un elemento que está presente con frecuencia, apunta el pediatra.
No está probado epidemiológicamente que cada suicidio provoque réplicas. “No está demostrado en absoluto” , sostiene categóricamente el médico, contra la creencia general y el resultado de algunos estudios.