Un equipo internacional de científicos logró plasmar en un mapa al paisaje debajo de la capa de hielo de la Antártida con el mayor detalle hasta la fecha. La muestra más sensibles a los Cambio Climático de lo que se creía.
El proyecto Bedmap3 incorporó más de seis décadas de datos de sondeo realizados mediante el uso de aviones, satélites, barcos hasta trineos tirados por perros.El mapa ofrece una visión del continente blanco como si de repente se hubieran derretido los 27 millones de km³ de hielo que la cubren, mostrando a las elevaciones más altas y a los cañones más profundos.
A diferencia de lo que se creía según estudios anteriores, este estudio colaborativo reveló que, la capa de hielo más gruesa se encuentra en un cañón sin nombre a 76.052° S, 118.378° E en Tierra de Wilkes. El hielo aquí tiene un espesor de 4757 metros y antes se estimaba que la mayor altura del hielo se encontraba en la Cuenca del Astrolabio, en la Tierra de Adelia.

“Esta es la información fundamental que sustenta los modelos informáticos que utilizamos para investigar cómo fluirá el hielo a través del continente a medida que aumenten las temperaturas. Imaginen verter jarabe sobre un pastel de roca: todos los grumos, todas las protuberancias, determinarán adónde irá el jarabe y a qué velocidad. Lo mismo ocurre con la Antártida: algunas crestas sostendrán el hielo que fluye; las depresiones y las zonas lisas son donde ese hielo podría acelerarse”, explica el gaciologo de la British Antarctic Survey (BAS), Hamish Pritchard.
Un esfuerzo colectivo con grandes resultados
Iniciado en 2001, Bedmap3 es precisamente el tercer intento de ilustrar una imagen del rocoso lecho antártico, pero el esfuerzo valió la pena: esta cartografía incluye 52 millones de referencias, más del doble de los anteriores, recopiladas en cerca de 90 campañas aerogeofísicas.
El mapa es un registro integral y pormenorizado, inclusive, de los lugares donde el hielo del borde continental se encuentra con el océano y comienza a flotar. Gracias a estas investigaciones se logró reducir a la resolución de las cuadriculas. Su alta resolución logró pasar de 1 kilómetro a 500 metros.
El paisaje del lecho rocoso bajo el hielo antártico se pudo detectar gracias a la gran diversidad de técnicas utilizadas, entre ellas el radar, la reflexión sísmica (ondas sonoras) y las mediciones de gravedad.

El nuevo mapa y datos que “congelan” la sangre
Restando esta topografía a la forma y elevación adquirida por el hielo que la recubre, se obtienen algunas fascinantes estadísticas:
- 27,17 millones de km³ es el total del volumen total del hielo antártico, incluidas las plataformas de hielo.
- 13,63 millones de km2 es la superficie total del hielo antártico, incluidas las plataformas de hielo:
- Espesor medio del hielo antártico, incluidas las plataformas de hielo: 1.948 m. (Excluidas las plataformas de hielo: 2.148 m)
- 58 m es el aumento potencial del nivel del mar a nivel mundial si se derritiera todo el hielo antarticó.
“En general, ha quedado claro que la capa de hielo antártica es más gruesa de lo que pensábamos originalmente y tiene un mayor volumen de hielo asentado sobre un lecho rocoso situado por debajo del nivel del mar”, dijo Peter Fretwell, especialista en cartografía de de BAS y coautor del estudio con Pritchard. “Esto aumenta el riesgo de derretimiento del hielo debido a la incursión de agua oceánica cálida en los límites del continente. Lo que Bedmap3 nos muestra es que tenemos una Antártida ligeramente más vulnerable de lo que pensábamos”, agregó.

Que nos dice Bedmap3
La cartografía que permitió registrar el proyecto Bedmap3 será una herramienta fundamental para comprender podría afectar un clima más cálido a la Antártida, permitiendo estudiar las interacciones entre la capa de hielo y el lecho.
En general, ha quedado claro que la capa de hielo antártica es más gruesa de lo que se pensaba y que tiene, asentado sobre un lecho rocoso situado por debajo del nivel del mar, un mayor volumen de hielo. Esto aumenta el riesgo de derretimiento del hielo debido a la incursión de agua oceánica cálida en los límites del continente.
En definitiva, lo que Bedmap3 muestra es que nos enfrentamos a una Antártida un poco más vulnerable de lo que pensábamos.
Información e imágenes: British Antarctic Survey (BAS)