Científicos de la Universidad de Bristol, en Reino Unido, descubrieron que el tamaño del cuerpo de los animales acuáticos es más importante que su forma para superar el exceso de resistencia del agua, y aseguraron que esto ayudó a reptiles marinos extintos de cuello largo a nadar, consignó un artículo publicado en la revista Communications Biology.

Este estudio evidenció que los cuerpos grandes “ayudan a superar el exceso de resistencia producido por la morfología extrema”, desacreditando la idea de que existe una forma corporal óptima para la baja resistencia, informó la agencia AFP.

A su vez, otro hallazgo de la investigación demostró que los grandes cuellos de los elasmosaurios extintos agregaron resistencia adicional, pero esto fue compensado por la evolución de cuerpos grandes.

Los tetrápodos -vertebrados de cuatro extremidades- regresaron repetidamente a los océanos durante los últimos 250 millones de años, y vienen en muchas formas y tamaños, desde ballenas modernas aerodinámicas de más de 25 metros de largo hasta plesiosaurios extintos, con cuatro aletas y cuellos extraordinariamente largos.

Asimismo, tanto los delfines como los ictiosaurios tienen formas similares, adaptadas para moverse rápido a través del agua produciendo poca resistencia o arrastre.

Hasta ahora, no estaba claro cómo la forma y el tamaño influían en las demandas de energía para nadar en estos diversos animales marinos.

“Para probar nuestras hipótesis, creamos varios modelos 3D y realizamos simulaciones de flujo por computadora de plesiosaurios, ictiosaurios y cetáceos. Se realizan en la computadora, pero son como experimentos con tanques de agua”, dijo la paleobióloga Susana Gutarra Díaz, de la Escuela de Ciencias de la Tierra de Bristol y del Museo Nacional de Historia de Londres, quien dirigió la investigación.

“Demostramos que aunque los plesiosaurios experimentaron más resistencia que los ictiosaurios o las ballenas de igual masa debido a la forma única de su cuerpo, estas diferencias fueron relativamente menores”, explicó, por su parte, el doctor Colin Palmer, ingeniero involucrado en el proyecto.

“Descubrimos que cuando se toma el tamaño en cuenta, las diferencias entre los grupos se volvieron mucho menores que las diferencias de forma”, continuó.

Finalmente, Palmer concluyó en que la relación entre la longitud del cuerpo y el diámetro, que se usa ampliamente para clasificar a estos animales acuáticos como más o menos eficientes, “no es un buen indicador de baja resistencia”.

Fuente: Agencia Télam

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