Cifras oficiales recientes revelan un notorio crecimiento de los préstamos hipotecarios, en especial impulsados por la novedosa participación del sector privado en esa gama crediticia desde el año pasado. Los números superan los 14 mil millones de pesos en préstamos, distribuidos entre más de 11 mil casos, siendo el Banco Central (BCRA) responsable de sólo el 25% de estos préstamos. La estrategia del gobierno se centra en incrementar la participación de partes privadas en diversos niveles de la economía, siendo el mercado crediticio uno de los frentes prometedores.
Desde la asunción del Gobierno de Macri, los creditos han disminuído drásticamente, habiendo evidenciado durante 2016 valores muy bajos, acompañando el decrecimiento del consumo y la inversión. Las expectativas para 2017 parecen estar revirtiéndose dentro del mercado financiero. La toma de deuda a nivel nacional para respaldar grandes inversores locales y alimentar la caja financiera mediante la emisión de bonos como el Lebac está teniendo un efecto reestructurante en el sistema bancario. La adición de “nuevos jugadores” en un mercado hipotecario en el que operaba casi exclusivamente el Estado como oferente se ha visto modificada tras algunos cambios regulatorios que estimularon a los bancos privados a sumarse a la oferta crediticia.
Desde la crisis del 2001 que los bancos privados se han retirado de este mercado. La razón de su retorno está particularmente ligada a dos novedades que el gobierno impulsa recientemente: el retorno de las AFJP, y con ello la participación de bancos privados en grandes fondos de inversión que permiten expandir la oferta en el mercado financiero -con varios paralelos asociados al sistema implementado por De La Rúa hace más de 15 años- y el cambio de las regulaciones en torno a las condiciones de cobro y de tasas de ganancia bancarias de las entidades privadas.
La diferencia con el modelo del gobierno anterior se centra en que para éste la dinámica crediticia debía estar básicamente impulsada por el Estado, otorgando condiciones crediticias favorables al consumidor, determinando bajos ratios de rentabilidad para el sistema bancario privado por tener que competir con una oferta de muy baja tasa de ganancia. El modelo actual se centra en una dinámica inversa, proponiendo un corrimiento del Estado del sistema financiero y estimulando una mayor participación de bancas privadas.
La razón del incremento de la oferta crediticia se explica fuertemente a partir de las modificaciones llevadas adelante poco tiempo atrás en torno a las tasas de interés de los bancos privados. El BCRA permite, gracias a una nueva normativa del gobierno actual, que los créditos oferten tanto en tasas fijas como en tasas variables. Esta última opción es la que explica la crecida en la oferta de créditos de parte de bancos como el HSBC o el Francés, en los que pueden encontrarse créditos con combinaciones entre tasas fijas y variables, además de los de tasa variable. Por supuesto, los créditos a tasa fija tienen tasas de interés mayores (de alrededor del 20%), mientras que los créditos de tasa variable tienen intereses menores pero pueden ajustarse a lo largo del tiempo y ajustarse por inflación, devaluación o condiciones macro-financieras.
El fondeo necesario para alimentar estos créditos es un elemento a tener en cuenta, dado que si se incrementa la demanda y no se disponen de recursos monetarios para llevar adelante los préstamos, lo esperable es que se de una suba de la tasa de interés que según algunas visiones seria capaz de bloquear el sistema financiero. Una alternativa a este problema sería establecer límites a los precios de estos servicios (o sea a las tasas de interés), aunque todo parece indicar que por el momento la intención es encontrar nuevos niveles de interés convenientes para justificar una expansión de la oferta por parte de los bancos privados.
GEES-TDF
Grupo de especialistas en economia y sociedad de Tierra del Fuego