Un equipo internacional de científicos escribió una carta a las autoridades de América Latina y el Caribe con recomendaciones para mejorar la circulación del aire y medir la concentración de CO2 en sitios como viviendas, locales comerciales y aulas.
Dado que, tras meses de incertidumbre, la evidencia científica demostró que la principal vía de contagio de COVID-19 es por propagación aérea del coronavirus SARS-CoV-2, no sólo a corta sino también a mayor distancia de la persona infectada, investigadores de Argentina y de la región dirigieron una carta a autoridades de América Latina y el Caribe con recomendaciones para ventilar y monitorear el aire en viviendas, locales, aulas y otros espacios interiores.
El texto, publicado en el portal de “Aireamos”, reúne a un grupo de profesionales y entidades que trabajan de manera voluntaria guiados por José Luis Jiménez, catedrático español de Química y Ciencias Ambientales en la Universidad de Colorado, en Boulder, Estados Unidos, quien postuló antes que la Organización Mundial de la Salud (OMS) que la ventilación de los espacios era la clave para reducir los contagios de manera significativa.
“Si bien en nuestro país y en la región se está implementado una amplia lista de medidas para evitar el contagio de COVID-19 a partir de la inhalación del coronavirus SARS-CoV-2 presente en aerosoles exhalados, consideramos necesario clarificar detalles que no están bien aplicados y son necesarios para que las estrategias de prevención tengan buenos resultados”, afirmó a la Agencia CyTA-Leloir uno de los firmantes de la carta, Rubén Piacentini, investigador superior de CONICET en el Instituto de Física Rosario, que depende del CONICET y de la Universidad Nacional de Rosario y profesor honorario de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
“Estas medidas, junto a la inmunización de la población, los testeos y otras acciones son claves para superar la pandemia”, añadió Piacentini, quien también instó a ampliar el uso de los sistemas de filtración de aire, que requieren de filtros tipo HEPA o MERV de alta calidad.
La “Carta a las Autoridades de Latinoamérica y el Caribe relacionadas con la Salud en el contexto de la pandemia de COVID-19” replantea recomendaciones de prevención, concediendo máxima prioridad a la reducción del riesgo de contagio por inhalación del virus en lugares interiores. Una de ellas es fomentar el uso obligatorio y con el tipo correcto de barbijos todo el tiempo, en lugares de trabajo o estudio donde se comparte el aire interior por muchas horas, aun cuando se mantenga la distancia de seguridad de 2 metros. Los barbijos deberían estar certificados por organismos oficiales.
Los investigadores destacan la importancia de ventilar los ambientes interiores con aire del exterior, de forma cruzada y distribuida, de manera permanente mientras haya ocupación. Recomiendan supervisar los niveles de ventilación en esos ambientes midiendo con tecnología apropiada los niveles de dióxido de carbono (CO2) en el ambiente, de modo tal que no exceda las 800 partes por millón (ppm) en espacios interiores compartidos o 1000 ppm si es que existe un buen sistema de filtración del aire, tal como recomienda una guía para escuelas de la Federación Europea de las Asociaciones de Calefacción, Ventilación y Aire Acondicionado.
En el caso de las escuelas, recomiendan que cada establecimiento tenga al menos un medidor de dióxido de carbono de tipo NDIR (en español, “infrarrojo no dispersivo”), que reacciona rápidamente a la fluctuación de los niveles del gas.
“Prácticamente en diversos países de la región y aún en provincias, municipios y otras jurisdicciones, no existe reglamentación sobre la calidad del aire interior en diversos ambientes (vivienda, edificio, comercio, instituciones educativas, oficinas administrativas, industrias y otros) o bien está muy desactualizada”, advirtió Piacentini.
En un informe elevado a la Academia de Ciencias Médicas de la Provincia de Santa Fe, Piacentini señaló que es necesario proteger las aberturas (ventanas y puertas) con mosquiteros para evitar el ingreso de mosquitos y otros vectores propagadores de enfermedades. También se puede prevenir el ingreso de intrusos “enlazando las manijas unas con otras, dejando una abertura parcial o con rejas”, puntualizó.
En esa línea, los científicos recomiendan una tasa de ventilación de al menos 12,5 litros por segundo y por persona en ambientes interiores y subrayan la necesidad de asesorar y establecer normas sobre las distintas tecnologías de filtrado y purificación del aire.
Asimismo, los autores de la carta recordaron que la probabilidad de contagio al aire libre es al menos 19 veces menor que en interiores, según un artículo de revisión publicado en “The Journal of Infectious diseases”, por lo que se deberían promover las actividades al aire libre, manteniendo la distancia mínima recomendada.
También “es importante revisar los espacios de terraza con cerramientos que impidan la ventilación, ya que pueden ser iguales o peores que los interiores tradicionales sin suficiente ventilación”, advirtieron.
Piacentini firmó la carta junto con el Profesor José Luis Jiménez de la Universidad de Colorado, Rodrigo Gibilisco, investigador del Instituto de Química del Noroeste Argentino (CONICET – Universidad Nacional de Tucumán), Antonio Caggiano, profesor adjunto de la UBA e investigador de la Universidad Técnica de Darmstadt, en Alemania; Néstor Rojas Roa, de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá; y Marcos Andrade, director del Laboratorio de Física de la Atmósfera del Observatorio de la Atmósfera de Chacaltaya, en Bolivia, e investigador de la Universidad Mayor de San Andrés, en La Paz, Bolivia.
Fuente Agencia CyTA-Leloir