Cada vez que se enciende la luz de “Aire” en la radio es un recordatorio: “aclará la garganta, modulá, hablá con claridad, organizá las ideas, respirá, sé responsable y dale que va”. Hoy hablemos de ser responsables, de comunicar para cuidar a quienes escuchan o leen las noticias -en sus casas, autos o trabajos- atravesados por escenarios multidimensionales, que los que estamos del otro lado de la cocina de esa información desconocemos y por lo tanto no tenemos idea de cómo afectan a esa audiencia a la que “nos debemos”.
El Gobierno provincial, a través de la Secretaría de Salud Mental y Adicciones, llevó adelante una capacitación para los profesionales de la comunicación, con el objetivo de brindar herramientas para el tratamiento adecuado de la información vinculada con suicidios.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “más de 800.000 personas mueren cada año por suicidio, y esta es la segunda causa principal de muerte entre personas de 15 a 29 años de edad. Hay indicios de que, por cada adulto que se suicidó, posiblemente más de otros 20 intentaron hacerlo”. Si bien los datos estadísticos hay que tomarlos con cautela, ya que muchos países presentan serios problemas para llevar adelante sus registros, son números que nos obligan a tener una mirada proactiva direccionada a la prevención. Los comunicadores y periodistas no están al margen. Los medios no son “un reflejo de la realidad”, son una construcción, y desde ese lugar, tenemos la obligación de aportar a la edificación de una realidad con índices más bajos.
Antes que nada, tenemos que saber que los hechos relacionados con esta temática son un grave problema de salud pública y esa es la categoría que le corresponde entre las noticias y no -como sucede habitualmente- la de policiales, entre otras razones, para evitar la estigmatización de la víctima. Hay una serie de recomendaciones que emitió la OMS: evitar los detalles, las conjeturas sobre las posibles causas, el sensacionalismo. Esas recomendaciones pueden encontrarse en este link.
Tal vez, una de las herramientas fundamentales para el abordaje adecuado de estos hechos -y probablemente para todo en la vida- sea la empatía. Ese acto mediante el cuál tenemos la posibilidad de ponernos en el lugar del otro y pensar cómo nos afectaría que los medios hablen de un hermano, una amiga o uno mismo. Antes de twittear, pensemos; que la inmediatez no le gane a la empatía, porque los 240 caracteres son efímeros, pero el dolor es permanente.
En el marco del taller surgió el debate sobre las redes sociales, ya que muchas noticias se viralizan a través de ellas. Una de las redes audiovisuales que hizo punta en este tema fue YouTube, que elimina contenidos relacionados con la problemática. Y la recomendación que surgió del taller hacia los “prosumidores” (usuarios que consumen y generan contenidos a través de Internet), fue no reproducir mensajes morbosos sobre casos de suicidios. Es decir, si te llega una imagen o mensaje de esas características por whatsapp, facebook o twitter, eliminalo, no se lo reenvíes ni a tu mejor amigo. Eso también es prevenir.
“Los suicidios son prevenibles”, declara la OMS y se necesita una estrategia integral multisectorial de prevención, en la que existen tres patas: la sociedad, el Estado y los medios. Seamos responsables, comuniquemos para cuidar.
Luz Scarpati
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