Café y manzanas en la tarde de junio.

En un tibio rincón civilizado

mis sentidos abarcan una situación ligeramente abstracta.

El mundo se ha vuelto hospitalario,

como una tregua en medio de la historia.

Las manzanas despiden un resplandor amarillo,

el café entrega su humo íntimo.

Para mi fracaso de individuo contemporáneo

todo parece suficiente,

el frío interno de las manzanas,

el calor inestable del café,

dos razones de la naturaleza escapan a mi dominio.

Así que estoy con mi trasero desparramado

en un aposento adecuado a mi clase social.

Puestas a buen recaudo las cosas suaves

allí se cierran las puertas del tumulto general.

Pero a veces estalla una bomba en el piso de bajo

y la policía acude para saber quién es quién en este mundo.

 

de SEÑALES DE UNA CAUSA PERSONAL de Joaquín GIANNUZZI, 1977.

 

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