Se dieron a conocer los sitios ganadores de la campaña para la declaración de las 7 maravillas naturales de la Argentina. Tierra del Fuego no logró ubicarse entre estos lugares, pero el Parque Nacional Nahuel Huapi y el Glaciar Perito Moreno representan a la Patagonia entre los ganadores.
Concluyó la campaña “7 Maravillas Naturales de Argentina” y se dieron a conocer los sitios ganadores. Si bien el Parque Nacional Tierra del Fuego formaba parte de los 28 finalistas, la representación patagónica quedó en manos de Neuquén y Santa Cruz, con el Parque Nacional Nahuel Huapi y el Glaciar Perito Moreno respectivamente. La campaña, que comenzó en abril de 2018, convocó a los usuarios de redes sociales como Facebook a seleccionar, de entre una lista de 400 pre candidatos, siete sitios de nuestro país para competir por el título de “Maravilla Natural”.
En la primera etapa se seleccionaron los 77 finalistas. Luego, durante dos semanas, un jurado de expertos independientes definió los 28 finalistas entre los cuales se encontraba el Parque Nacional Tierra del Fuego. La iniciativa fue impulsada por el movimiento global New7Wonders, responsable de la declaración de las 7 maravillas naturales del mundo, de la cual participaron millones de personas de todo el globo.
Los ganadores
Parque Nacional Nahuel Huapi (Neuquen)
Compartido por las provincias patagónicas de Neuquén y Río Negro, es el parque nacional más antiguo del país. Bosques húmedos y fríos, nieves eternas en sus cerros más icónicos y una gran variedad de lagos, arroyos y ríos conforman un paisaje excepcional, admirado en todo el mundo. En las márgenes del lago que le da nombre, se ubican las ciudades de San Carlos de Bariloche y Villa La Angostura, famosos centros de esquí internacionales. Cientos de mamíferos, aves, árboles autóctonos y peces únicos en su tipo pueblan cada rincón del famoso parque.
Glaciar Perito Moreno (Santa Cruz)
Junto a las Cataratas del Iguazú, el Perito Moreno es uno de referentes del turismo internacional en Argentina. Su ubicación, accesibilidad, espectacularidad y belleza confluyen para darle una situación casi única. Esta masa de hielo ubicada en el departamento Lago Argentino, es una de las joyas naturales de más brillo en el Cono Sur.
Bañado La Estrella (Formosa)
Con alrededor de 400.000 hectáreas de superficie, El Bañado La Estrella es el segundo humedal más grande de Argentina. Está localizado en la provincia argentina de Formosa, al norte de la localidad de Las Lomitas. Lo cruza la línea imaginaria del Trópico de Capricornio y es el hogar de comunidades indígenas pilagás del asentamiento Bartolomé de las Casas, con muchos de sus integrantes convertidos en guías de esta verdadera Venecia selvática. Allí se observa una fauna tan escasa, o extinta, en el resto del país, que parecen seres distorsionados por un toque de desmesura: es el caso de la nutria gigante, que puede llegar a medir 1,80 de largo, y el aguara-guazú, o “zorro en zancos”, un zorro que puede tener hasta 1,25 metros de alto. También deambula el tapir mbeorí o tapir amazónico. Sin duda los “champales” -árboles ya muertos que han perdido sus cortezas, cubiertos de enredaderas exuberantes, musgos y hasta algas- son la marca registrada del lugar. Éste se encuentra inundado la mayor parte del año por las lluvias y los desbordes del río Pilcomayo. Su belleza, con plantas que florecen semisumergidas, creando tapices subacuáticos, es arrebatadora.
Selva Misionera (Misiones)
Valles, ríos, frondosa vegetación subtropical y hasta sierras, que llegan a los 800 m de altura, dan forma a un bosque lluvioso y húmedo que ocupa más de un 35% del territorio misionero. Es una de las eco-regiones más biodiversas del planeta y también una de las áreas naturales más amenazadas del mundo debido a los continuos desmontes. Hogar del yaguareté y del tatú-carreta, en su espacio conviven más de 400 especies de aves que inundan el follaje de árboles gigantes.
Río Mina Clavero (Córdoba)
Sus aguas frías y claras son marca registrada del Valle de Traslasierra. Amable, generoso dador de alegría y esparcimiento, es el hijo de arroyos de nombres encantadores como Cerrito Blanco, La Cornetita y Potrero de los Blancos, todos cauces que desciende de la Pampa de Achala. Por si fuera poco, recién nacido, todavía con aires de arroyuelo cae de 102 metros dando origen a un salto de agua o cascada saltarina y escalonada, tan desconocida como especial.
Parque Nacional Talampaya (La Rioja)
Al sureste de la provincia emerge un área protegida de notoriedad mundial. Formada a expensas de la erosión, la región acuna el río que cruza el cañón de Talampaya y baña las costas encajonadas del pedregal. Los bruscos cambios de temperatura han generado un cincelamiento natural, lo que ha producido la rotura de grandes placas tectónicas. Estas son testigos de más de 250 millones de años de evolución. Sitio de extrema belleza, el desierto se impone por sus suelos variados y sus colores únicos.
Salinas Grandes (Jujuy)
Con su blanco de cristal, es el tercer salar más grande de Sudamérica con una extensión mayor a las 12 mil hectáreas a cielo. Este inmenso desierto refulgente ubicado a 4.000 metros de altura posee cinco y diez millones de años cuando la cuenca se cubrió por completo de aguas provenientes de un volcán. La paulatina evaporación de este líquido y sus componentes, es lo que dio posterior forma a este salar que posee una costra cuyo espesor promedio es de 30 centímetros. Allí el silencio apenas se rompe con el paso de los animales que habitan la región y los gritos de alegría de los viajeros que juegan con los espejismos que su óptica singular permiten. Aparte de la sal común, que antiguamente se “hachaba” (se cortaba con hacha), hubo en los salares y sus cercanías yacimientos de boratos. Esto es, sales que contienen elementos metálicos, el más común, el boro mismo. Este posee propiedades muy útiles para la industria: hoy se utiliza en los reactores atómicos y en misiles, gracias a una densidad baja y dureza extrema dureza. Las explotaciones de estos compuestos se basaban en recogerlos con la forma de “nódulos algodonosos” en los bordes de las salinas. Actualmente, los campamentos destinados a los miles de trabajadores que pasaron por la actividad están abandonados, y la explotación de la sal y boratos se realiza con maquinarias y otros procesos menos cruentos.
Abel Sberna