“El Museo Antártico está en La Boca, la Dirección Nacional de Política Exterior Antártica, también se ubica en Buenos Aires y el Instituto Antártico Argentino, en la Universidad de San Martín: toda la actividad antártica que existe, está radicada en Buenos Aires, y debería ser trasladada a Ushuaia”, comenta a El Rompehielos el diputado fueguino Federico Frigerio, dando cuenta del nivel de descentralización y lejanía que existe en la actualidad en la gestión que nuestro país hace de la Antártida Argentina.
Dos años atrás, Frigerio presentó un proyecto para la creación de la Agencia Antártica Argentina, con dos objetivos fundamentales: por un lado, la actualización y centralización en términos de infraestructura y, por otro, la unificación institucional, ya que en la actualidad la competencia sobre el continente blanco se encuentra dividida entre Cancillería y Defensa.
Para poder comprender la importancia que tiene unificar la institucionalidad de la Antártida, el diputado de Juntos por el Cambio ofrece un concepto disruptivo respecto a la geografía de nuestro país: “Lo primero que hay que entender es que Tierra del Fuego no es el sur de Argentina, sino el centro. Entendiendo que el polo es nuestro extremo sur, Tierra del Fuego ocuparía un lugar central: tenemos que cambiar el enfoque”.
La cuestión geográfica no repercute sólo en la cuestión nacional: “Tenemos que comprender lo que significa la Antártida para el mundo. Es el único continente que no ha explotado sus recursos naturales y contiene una reserva de agua dulce fundamental para el mundo. La Antártida es un continente estratégico y Argentina es uno de los 12 firmantes originarios del Tratado (Antártico, de 1959). Tenemos que pensar en cómo va a llegar nuestro país al momento en el que los recursos empiecen a escasear en el resto del planeta y los 12 países se pregunten cómo se van a resolver sus reclamos. El punto es: cómo vamos a llegar a esa negociación”.
“Para que Argentina sea sólida necesitamos tener una evolución institucional de la Antártida Argentina. Porque tenemos el potencial para hacerlo, pero no la infraestructura. Hoy, la Antártida está divida en dos ministerios: Relaciones Exteriores y Defensa. En lo práctico eso no funciona, porque, además, cada base responde a una Fuerza distinta, cuando en verdad se trata de bases nacionales, financiadas por el Estado Nacional que no pertenecen a una Fuerza específica. El modelo actual genera que todas las compras, por ejemplo de textiles, víveres y combustibles, se realizan por separado; está todo muy desconcentrado y disperso”.
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Frigerio aclara que son muchos los hitos positivos de Argentina en el continente blanco, ya que, además de ser uno de los firmantes originarios del Tratado, posee la base antártica más antigua del mundo. “Pero nos quedamos con el concepto de soberanía de la Guerra Fría: la ocupación territorial, por la ocupación misma. Entonces, las bases no responden a un despliegue según dónde están los recursos o la mayor cantidad de información de científica, sino que responde a un paradigma viejo. Los países más desarrollados del mundo tenían más bases y han reducido su número, pero elevado su calidad”, analiza el diputado nacional.
“Si nosotros pretendemos que Tierra del Fuego sea la puerta número uno de entrada a la Antártida, tenemos que trasladar absolutamente todo para allá”, concluye Frigerio, para lo cual además del traslado institucional y la renovación en infraestructura, propone la construcción de un muelle específico. “Es un proyecto planificado por la Armada en 1978, que nunca se hizo. Con un muelle antártico podrías unificar toda la flota antártica argentina que hoy se encuentra distribuida entre Puerto Madero, Mar del Plata y Bahía Blanca, y muy poco en Tierra del Fuego. El rompehielos Irízar está siete meses al año anclado en Puerto Madero, ¿qué hace un rompehielos en el rio?”.
La concentración de la flota antártica argentina en Ushuaia tiene relevancia también en términos geopolíticos ya que, según explica Frigerio, de esa manera Argentina ampliará su capacidad de búsqueda y rescate sobre el continente antártico, un punto de especial interés y necesidad para el resto de los países del mundo.
“En la actualidad, la manera desconcentrada en la que se gestiona la Antártida no permite que Argentina le facture a otros países o a privados del mundo, que estén interesados en hacer contratos con nosotros. Hoy el programa antártico está costando alrededor de 4 mil millones de pesos al año y, con una propuesta unifica, podríamos capturar los 1200 millones de dólares al año que gastan e invierten 55 bases de 22 países que operan allí”.
“Pasaríamos de tener un programa antártico argentino deficitario a tener un programa superavitario: si todos los países del mundo dependen de nuestro combustible, de nuestra infraestructura, de nuestros buques, de todo lo nuestro, dentro de 15, 20 o 30 años, cuando se dé el debate de cómo cómo quedan los reclamos originarios sobre el continente antártico, Argentina va a tener una posición de pertenencia y no de debilidad como la tenemos ahora”.
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Ushuaia posee un lugar de privilegio para brindar servicios en la región, además de ser una de las cinco ciudades antárticas (además de Punta Arenas en Chile, Hobart en Australia, Ciudad del Cabo en Sudáfrica y Christchurch en Nueva Zelanda), desde las que se puede acceder al continente. “Gran Bretaña quiere instalar en Malvinas, la sexta ciudad de entrada a la Antártida: el programa alemán que trabajaba para nosotros ya puede operarse desde Puerto Argentino. Cada año que pasa, cada minuto que pasa que Argentina no evoluciona en términos de infraestructura e institucionales, perdemos programas foráneos que dejan de operar con nosotros”.
De un viaje que el mismo Frigerio realizó por la Antártida, pudo realizar su propia evaluación de cuál es el estado de las bases argentinas allí: “Argentina cuenta con seis bases permanentes y 7 temporales. Cabe destacar que todo lo que tenemos en la Antártida es gracias al esfuerzo de las Fuerzas Armadas, si no, no tendríamos nada. En términos globales la infraestructura es muy básica, mientras que las bases de otros países están a tope de tecnología e infraestructura”.
“El despliegue de bases tendría que responder al siglo XXI, pensando en dónde están los recursos, buscando generar los mejores puentes logísticos desde la Argentina continental hacia la Antártida. Necesitamos unificar la administración de los recursos humanos, las compras, la logística y pensar hacia dónde se enfoca la ciencia, los servicios y las prestaciones a terceros países, a instituciones o a privados. Cuando tengamos un organismo centralizado, moderno y eficiente, todo va a funcionar muchísimo mejor”.
Lucía Fernández Hadid
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