A partir del 25 de mayo y hasta el 25 de septiembre queda habilitada la caza con fines comerciales del guanaco en la provincia de Santa Cruz. Luego de haberse realizado una experiencia de prueba, ahora se habilita la caza a gran escala del camélido patagónico.
La polémica está instalada desde octubre del año pasado, cuando el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Nación emitió la resolución 766 autorizó un cupo de hasta 6 mil guanacos para la comercialización de sus productos y subproductos. El objetivo, según los impulsores de la medida, es controlar la población de este animal autóctono de la Patagonia. A pesar de que la población actual de guanacos representa no más que el 7% de la población original, este número parece ser demasiado para la opinión de algunos y hasta se ha llegado a hablar de una “plaga” de guanacos en la Patagonia.
En la primera prueba piloto de esta campaña se autorizó la caza de 200 ejemplares, de los cuales se aprovecharon los cortes de carne para su comercialización en restaurantes y carnicerías de la provincia. En esta segunda etapa se busca expandir el mercado con la exportación de carne y sub productos generados de la faena. La temporada de caza permanecerá abierta hasta el 25 de septiembre del corriente año, fecha para la cual se prevé la captura de 6000 ejemplares.
La iniciativa encuentra un fuerte rechazo entre los grupos ambientalistas y defensores de los animales, pues entienden que esta medida responde a los intereses de los productores de ganado ovino que ven en el guanaco, cuya población según el INTA ha crecido en un 400% en los últimos tiempos, una fuerte competencia por el alimento para sus ovejas. Frente a esta realidad, los grupos ambientalistas han expresado su descontento, asegurando que el proyecto representa un grave peligro para la especie. En declaraciones a la prensa, el presidente ejecutivo de la ONG Aves Argentinas, Hernán Casañas, dijo que “se parte de un diagnóstico inicial errado, se habla del guanaco como plaga y como el principal problema que enfrentan hoy los pastizales en la Patagonia y no es así”. Casañas cuestiona los valores oficiales que determinaron el aumento de la población de guanacos: “No sólo han sido realizadas con diferentes metodologías, algunas de ellas son cuanto menos controversiales, sino que, si los valores fueran aceptables, comparables y ajustados a la actualidad, no mostrarían un incremento en la abundancia de guanacos desde el año 2005”.
Sea cual fuere el caso, la explotación comercial de una especie animal silvestre parece ir en contramano de los tiempos que corren, donde la tendencia general es la de la protección de la vida salvaje de nuestro territorio. La preocupación no puede ser tomada a la ligera. Ya en tiempos pasados numerosas especies animales se han visto amenazadas por la caza intensiva y muchas han sido arrastradas al borde de la extinción. Si el rédito económico tuerce la balanza en favor de la continuidad de la caza y explotación nada garantiza la estabilidad de la población de guanacos. Si bien los entes estatales garantizan el estudio y diagramación de las políticas para llevar adelante un aprovechamiento sustentable, las dudas y desconfianza por parte de los grupos ambientalistas son razonables si se tienen en cuenta las experiencias del pasado.
Abel Sberna

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