La oficina es grande y está un poco fresca. La mesa amplia donde se desarrollan las reuniones de trabajo está prolijamente desordenada y llena de papeles. El escritorio contra la pared del fondo tiene menos movimiento. De entrada se nota que la mesa grande y ovalada suele ser la protagonista del espacio.

Analía Cubino oficia de anfitriona y luego de los saludos de rigor la charla se desarrolla con fluidez y naturalidad. Aunque a veces puede haber alguna reflexión silenciosa antes de contestar, no faltará ninguna respuesta. Se define como una mujer sencilla, trabajadora, de familia humilde. De padre obrero fabril y madre ama de casa. Desembarcada en la ciudad de Río Grande apenas terminada la guerra de Malvinas, en 1982.

“Me acuerdo de cuando llegamos. Ese mismo día estábamos paseando con mi papá por la plaza Almirante Brown y yo en mi entusiasmo le pregunté cuándo llegábamos al centro de la ciudad”, se ríe. Y crecieron. Ambas. De profesión Diseñadora Industrial, se reconoce como fueguina. “Me di cuenta de que este era mi lugar cuando terminé de estudiar y supe que quería volver a Río Grande”.

Se emociona cuando habla de sus padres y de sus hermanos, rememora con ternura la vida familiar, donde nada sobraba pero el calor de los afectos lo arreglaba todo. No había frío ni helada que quebrantara la decisión de salir adelante a fuerza de educación.

Es la propia Analía la que asegura “a mí la escuela pública me salvó”, como si la escuela pública se pusiera un traje de superhéroe infinito a cargo de salvar varias generaciones. Y en esa vía habla de sus proyectos frente al municipio local. Sueña con ser la primera intendenta de la ciudad de Río Grande.

Había sido tentada por la política muchos años antes, “en 2007 me convocó el entonces intendente Jorge Martín pero yo estaba totalmente concentrada en un plan para el CENT 35 donde trabajaba. Para mí ese proyecto educativo era primordial. En 2017 me volvieron a convocar, en este caso Gustavo Melella, que venía insistiendo a que me sumara a la gestión pero yo siempre le decía que no. Cuando concluí con el proyecto que tenía con el CENT 35 él me dijo que ya no tenía excusas y que siempre iba a tener las puertas abiertas, así que me sumé”.

Desde entonces, Cubino reconoce haber puesto el foco en “la educación y desarrollo, con un marcado apoyo a los emprendedores, con capacitaciones que les permitan apuntar al autoempleo, sobre todo en estos momentos de crisis. Río Grande ha sido muy golpeada por las políticas del gobierno nacional”.

Un objetivo claro es el de “replantear el rol de la mujer” dentro y fuera de la política. En la vida diaria, en todos los ámbitos posibles. En la educación, en la industria y en los lugares de poder tanto en lo público como en lo privado. La mirada sobre la mujer “tiene que cambiar”.

El cine, el teatro, las series, la música y otras tantas demostraciones artísticas son una especie de cable a tierra. “Generalmente aprovecho los domingos, me gusta mucho estar en familia o con amigos”, sin estridencias. Y resume todo en un pequeño anhelo “si tengo la suerte de ser la primera intendenta de Río Grande me gustaría seguir disfrutando de las mismas cosas. Claro que las obligaciones son más y son otras, pero me gustaría seguir disfrutando de la vida sencilla, ir al supermercado, hablar con la gente”.

La agenda apremia y la charla entra en la recta final. Con sonrisa amable se despide esperando la llegada del domingo. Un domingo que marcará el destino para alguien. Y Para todos.

Analía Cubino, la candidata oficialista para la intendencia de Río Grande. Forja. Lista 75

 

María Fernanda Rossi

 

 

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