El escenario es absolutamente atípico. Si bien lo define como cierre de campaña, en lugar de bombos y redoblantes hay payasos y niños. La concentración no es en una casa política, sino en un gimnasio disfrazado de pelotero. Las mesas rojas se distribuyen parejas en el centro del salón. A los costados los personajes reparten caramelos y los chicos no tan chicos hacen turno para jugar con la consola de videojuegos.

El mate, también rojo, empieza a circular mientras aparecen las tortafritas y afuera los chulengos van tomando calor para que en un par de horas salgan los primeros choripanes. De impecable delantal -otra vez rojo- Paulino Rossi atiende a las personas que se acercan al cierre de campaña más inusual que jamás he visto.

¿Quién es Paulino Rossi? Le pregunto. “Un cholo”, responde. Y esa respuesta evoca un fueguinismo del más puro. Se nota que lo dicen con convicción, hasta con cierto orgullo, no hay nada peyorativo en esa definición. Es autenticidad. La simpleza del que se reconoce hijo de su tierra.

“Yo tenía tres años, es obvio que yo no elegí venir a vivir a Río Grande, pero tuve la oportunidad de elegir este lugar como propio después, a lo largo de mi vida. Yo terminé de estudiar y nunca dudé en volver”, recuerda sobre los años en que estudió para ser Contador Público Nacional, la que se convertiría en la primera de sus carreras, ya que con la vida política en marcha apostó también al derecho y se quiso convertir -además- en abogado.

Mientras la charla avanza y de vez en cuando se suma el candidato a concejal Fermín Randón, en el fondo del salón empiezan a aparecer instrumentos y el equipo de sonido se va armando. Después de pocas preguntas supe que “El Cumbión” estaba preparando para copar la parada y hacer de ese final de campaña un evento absolutamente peculiar.

“Hemos tenido la suerte de que nos subestimaron”, define Rossi cuando le pregunto por su condición de “punto” y no de “banca” en esta apuesta y aunque sabe que no es favorito apunta a dar una sorpresa el domingo. “Empezamos un cambio, somos gente común haciendo cosas extraordinarias”.

La de Paulino ha sido decididamente la campaña de las redes. Con orgullo muestra las interacciones de su perfil y destaca ser “el único político que le contesta a todo el mundo”, aunque hace una salvedad “siempre que sea con respeto podemos discutir de lo que quieran, si hay insultos no hay nada que discutir”.

En estos últimos días redobló el juego y le pide a los indecisos que lo vayan a ver, con la promesa de invitarles un café para que puedan charlar sobre sus dudas, “sobre las opciones que hay, para que no sea una polarización entre dos candidatos kirchneristas”.

Lamenta no haber podido obtener la aprobación del proyecto sobre los debates obligatorios para candidatos y según él “no podés tenerle miedo al diálogo” y espera que sus pares reconzcan que “no se puede esperar a que venga el vecino a decirte que tiene un problema, la gestión tiene que ser afuera del escritorio”.

“No tenés que quedarte con lo que te tocó. Yo reconozco que tuve la suerte de poder capacitarme y después de un tiempo me di cuenta de que eso en vez de ser un privilegio, es una responsabilidad” y reflexiona sobre la necesidad de hacer cosas que cambien para bien la realidad de los demás con aquellas herramientas que da la educación.

La yerba se lava, el salón se llena, mucha gente lo requiere y la charla se vuelve cada vez más interrumpida. Dice que no sabe a qué hora va a ir a votar y sin pensarlo un segundo afirma que no tiene ninguna cábala “me fue mal muchas veces en elecciones, así que no sigo ninguna rutina”, dice a modo de chiste.

El frío se siente y el delicioso aroma de las parrillas también. Se pierde entre la gente y desde lejos saluda una última vez con la mano, sabiendo que en pocos días -todos- nos volveremos a encontrar.

Paulino Rossi. Candidato a intendente por el frente Ser Fueguino. Lista 90.

 

María Fernanda Rossi

 

 

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