En el año 1946 se introdujeron castores en Tierra del Fuego para su explotación comercial. El proyecto productivo no prosperó, pero la especie se adaptó al entorno y se reprodujo rápidamente. La invasión de estos animales tuvo un fuerte efecto sobre el bosque fueguino y EL ROMPEHIELOS dialogó con el director provincial de bosques Leonardo Collado para conocer cuál ha sido el impacto ambiental de la presencia del castor en la provincia.

Los castores y su impacto en los bosques de la provincia son uno de los temas más resonantes cuando se habla de problemáticas ambientales en Tierra del Fuego. Estos animales, originarios de América del Norte, fueron introducidos a mediados de la década del 40 del siglo pasado con la intención de desarrollar la industria peletera. Sin embargo el proyecto no prosperó y los animales fueron liberados.

Así es cómo liberaban a los primeros castores en Tierra del Fuego

Al contar con abundante agua y madera, y debido a la ausencia de depredadores naturales, el castor se adaptó fácilmente al ambiente fueguino y se expandió colonizando la isla. Debido a sus características y hábitos, este animal modifica drásticamente las zonas donde interviene, con efectos negativos para los ecosistemas que impacta.

“En función de muestreos realizados durante alrededor de 15 años en distintas regiones, áreas protegidas, estancias y establecimientos de la provincia se calcula una superficie de alrededor de 30000 hectáreas afectadas por castores” explica el ingeniero forestal Leonardo Collado, director de bosques de la provincia de Tierra del Fuego. El área que Collado dirige se encarga de llevar adelante monitoreos constantes del estado de los bosques de toda la provincia, prestando especial atención al impacto que tiene la presencia del castor en la región.

Los porcentajes de afectación se discriminan por zona y dependen básicamente de la topografía y del tipo de bosque, por lo que el impacto del castor varía según el sector que se observe. “Por ejemplo en la zona montañosa del sur de la provincia, como los sectores cercanos al Canal Beagle, tenemos un porcentaje de afectación de alrededor del 1,5%.En la zona de Corazón de la Isla que es montañosa pero un poco más abierta, nos dá aproximadamente un 2%. Por otro lado, en la zona central, la cuenca del Lago Fagnano, que es una zona muy plano ondulada, con mucho bosque y densidad de ríos el porcentaje llega al 7% u 8%”, explica Collado y aclara que “la afectación del bosque tiene que ver no tanto con lo que el castor corta, sino con las inundaciones que produce. De manera tal que el daño tiene que ver con dos factores fundamentales: la topografía y la cantidad de cursos de agua. Si uno hace una proyección de esto en todo el territorio, te da una afectación cercana al 3%. Esto llevado a superficie boscosa da las 30000 hectáreas con facilidad.”

Las modificaciones del ambiente que provoca la presencia de este animal exótico afecta a todo el ecosistema circundante. Collado explica que “se genera más biodiversidad, porque estos sitios además de los castores son aprovechados por otros herbívoros, empieza a haber pastos y otras plantas, cambia totalmente la composición de esos lugar a plantas más herbáceas. Así se genera todo un nuevo sistema de alimentación que es aprovechado por los animales”.
Comprender que el impacto del castor va más allá de la tala de los árboles, permite tener una visión amplia de la problemática. Según el director de bosques “el tema acá no es solamente la superficie de bosque que se impacta, si no que se afecten todos los cursos del agua con lo que implica eso para sus condiciones”.

Collado explica que “los efectos directos se ven en la calidad del agua y en la afectación de los bosques ribereños. Se tratada de los ecosistemas más diversos de todos los bosques, donde los árboles son más altos, hay más humedad y presencia de otras plantas. El impacto sobre estos bosques implica perder toda la protección de los cursos de agua. Es un efecto directo considerable e importante, ya que significa cambiar todo un ecosistema, con lo que eso implica”.

Las modificaciones ambientales provocadas por el castor tienen ramificaciones diversas. Por un lado, se ha observado que la cantidad de madera seca que se concentra en las castoreras funciona como combustible en el caso de la ocurrencia de incendios forestales. La infraestructura de transporte, como rutas y caminos rurales se ven muchas veces afectadas por las inundaciones. El deterioro de los caminos tiene graves consecuencias económicas que afrontan los productores rurales o el Estado, ya que si no se mantienen los caminos en esas áreas en poco tiempo se hacen intransitables.

Desde el Estado se han estudiado diferentes acciones para controlar las poblaciones de castores o intentar erradicarlas, pero la tarea parece demasiado grande. Para Collado la erradicación “es una tarea prácticamente imposible. Conociendo como conozco el territorio de la provincia, considero que es una tarea muy costosa y exigente, muy difícil de lograr. Además, si no se hace al 100% no sirve de nada, porque se vuelve a colonizar. Lo veo como un proyecto muy ambicioso y complicado. Lo que yo creo es que lo mejor que podemos hacer es incentivar la caza para que se convierta en un recurso para gente que vive en el campo, y así mantener a raya la población, lo que va a permitir que muchos sectores se puedan recuperar”.

Más allá del impacto negativo de la presencia de los castores, Collado considera que las amenazas a los bosques fueguinos son mucho más amplias. “Desde una mirada más general, la gran problemática de los bosques fueguinos son los herbívoros en general. Tenemos herbívoros nativos e introducidos, tanto domésticos como asilvestrados. Ese es nuestro mayor problema. La cadena trófica está rota porque no hay depredadores, lo que genera un desbalance. Las especies exóticas se asilvestran, ocupan grande zonas y empiezan a transforma el sistema. Hay problemas que aún son invisibles pero que serán importantes con el tiempo. Gran parte de los bosques están siendo afectados silenciosamente por herbívoros y lo que se ve es que cuesta la regeneración y esto se va a evidenciar en unos cuantos años”, concluye el ingeniero forestal.

 

Texto e Imágenes: Abel Sberna

 

Deja tu comentario