El Gobierno Nacional vivió una de las peores semanas desde que asumió, probablemente la peor. El miércoles a la mañana, en breves minutos, el presidente Mauricio Macri anunció que el Fondo Monetario Internacional (FMI) otorgó la autorización para usar los 35 mil millones de dólares restantes del crédito stand-by durante 2018 y 2019. El objetivo de esta jugada fue “generar confianza en los mercados”.

Minutos después, la divisa estadounidense subió 7,3% a pesar que el Banco Central de la República Argentina subastó 300 millones de dólares a 31,64 pesos para tratar contenerlo. Sin dudas una jornada de miércoles -para aquellos a los que se les licuó el poder adquisitivo del salario- que terminó con un dólar a 34,48 pesos. Pero el jueves fue aún caótico, ya que la moneda extranjera cerró a 39,87 después de rozar los 42 pesos.

Los memes haciendo alusión a la corrida cambiaria y su posible derivación en un helicóptero explotaron en las redes -acá el humor no se devalúa- y para enfrentar los rumores de cambios de gabinete y llevar tranquilidad a la población, la Administración nacional articuló una serie de tweets para ser tendencia y un desfile de funcionarios reafirmando el rumbo de la economía con una Carrio mística y twittera. Todo muy lindo.

Esos 35 mil palos verdes que el FMI autorizó a usar al Gobierno Nacional en marco del acuerdo por el crédito stand-by, no eran para reactivar la economía, ni para sostener el dólar. Fueron para aplacar los rumores de default. Lo que dijo Macri fue “Muchachos, hasta las elecciones del año 2019 no va a haber default ni de casualidad”, explicó en declaraciones a FM Centro Juan Valerdi, Economista y titular de la cátedra de Macroeconomía de la Universidad Nacional de La Plata.

Un país entra en default cuando, básicamente, no puede pagar los vencimientos de pago de su deuda. El licenciado recordó que “este Gobierno hizo un festival de deuda aprovechando los tiempos de bonanza que había en el mundo para prestarle a los emergentes, y en 2 años y medio nos endeudó en más de 100 mil millones de dólares”. La deuda adquirida fue con plazos muy cortos (2 o 3 años) y con altas tasas de interés. Ahora hay que pagarla, y ¿cómo se paga?, adquiriendo otra deuda, pero esta vez con el FMI. ¿Cómo? ¿Deuda para pagar deuda? Efectivamente. Valerdi desarrolló cómo funciona ese camino: “Hacé de cuenta que tenés 3 o 4 tarjetas de crédito y las estás usando para financiar tu PyME, pero los intereses de esas tarjetas te matan, entonces un día vas a un banco para sacar un crédito para financiar tu PyME, el banco te lo otorga a una tasa de interés mucho más baja, pero te pone a un tipo poniéndote condiciones y fiscalizando tus cuentas para que no te la mandes”.

El valor del dólar es lo que conecta a la Argentina con el mundo. Macri y su mejor equipo en los últimos 50 años quitó todo tipo de control en las importaciones y en el flujo cambiario, esta apertura a un mundo en plena guerra comercial genera que los cambios golpeen de forma más acelerada y profunda en la economía de nuestro país.

Las inversiones no llegaron y no van a llegar, remató Valerdi, “porque ahora el país no cierra, ni económica, ni social ni políticamente, ya que el mercado interno se está haciendo pedazos por la baja del poder adquisitivo del salario, con lo cual puede ser que bajen un poco las importaciones, lo que ayudaría a mejorar la balanza comercial (la diferencia entre lo que se importa y lo que se exporta) pero es un típico ajuste neoliberal” que atenta contra la industria nacional que abastece el propio mercado. Para colmo, el modelo que propone Cambiemos apuesta a la salida exportadora y lo que se vende son granos, no maquinaria.

Muchos dicen -con una ingenuidad que da ternura- “a mi no me importa el dólar, si yo vendo y compro en pesos”. La suba del dólar termina impactando en la inflación; no es casual que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que difunde el INDEC mensualmente no baje del 3% después de las primeras corridas cambiarias en abril. Esto se explica porque “las tarifas energéticas están dolarizadas, la nafta está dolarizada, los granos están dolarizados, y eso impacta en los alimentos”, todo lo que sea exportable está dolarizado y todo lo importado está dolarizado.

Pero guarda. Porque para algunos grandes jugadores este panorama no es negro, es más bien brillante. Carlos Melconian dijo que “a veces una hiperinflación viene bien para ajustar las variables”, recordó Valerdi, por lo que no sería de extrañar que algunos sectores estén empujando hacia ese lugar, porque eso licúa un montón de cosas que están en pesos. Eso sí, la ecuación es a costa de la clase media y de los pobres.

Luz Scarpati

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