A fines de la semana pasada, fueros varias las voces que se levantaron para advertir que la situación por la que atraviesa la ciudad de Río Grande es preocupante. Desde AFARTE, señalando la virtual paralización de las producciones en la industria electrónica; desde el sindicato de empleados de comercio, ratificando que se produce un despido por día en el rubro; incluso desde el sector mercantil, sosteniendo que muchos no despiden a sus empleados solo porque no pueden pagar las indemnizaciones; hasta llegar al propio intendente de la ciudad, que enciende la alarma al indicar que estamos peor de lo que creemos.

El sector está atravesando una crisis de recesión muy importante y lamentablemente ya estamos hablando de lo que pasaba a mediados del año pasado y es que se volvió a un despido por día en promedio. No es todos los días uno pero de pronto despiden dos o tres trabajadores en distintos lugares”, sostuvo Daniel Rivarola, secretario adjunto del sindicato de empleados de comercio, en contacto con FM Aire Libre.

La semana pasada fueron despedidos gente de panadería y multirubros, esta semana de tiendas. Hay comercios que asumen que están sosteniendo a los empleados porque están juntando la plata para indemnizarlos”, resaltó.

Para Rivarola, “esto obedece a la falta de ventas y a que no hay nada que reactive el sector comercial. Los salarios de industria y gobierno cada vez son menores y la inflación que va licuando el salario hace que se reduzcan y puedan comprar menos cosas”.

No se pueden parar los despidos en un negocio que no vende”, expuso frente a este panorama, sobre las limitaciones del gremio para revertir la situación, aunque ratificó “el compromiso de acompañar al trabajador despedido para que logre cobrar el total de la indemnización que le corresponde”.

Desde el mismo sector, pero del otro lado del mostrador, el empresario riograndense Eligio Lovera recordó por FM del Pueblo que “en el 2000 estábamos muy mal, y cuando estuvo en Río Grande el por entonces presidente Fernando De la Rúa yo le dije que iba a llevar a la ruina a la Argentina, personalmente, porque no iba a poder manejar al país. Lamentablemente tuve razón, pero estaba preparado, porque sabía que iba a llevar a la ruina a la Argentina. En 2002 y 2003 empezamos a mejorar todo. En ese momento tenía dos empleados, no despedí a nadie, y después a la Argentina le fue bastante bien. Yo crecí, y entre el 2002 y el 2015 pasé de dos a treinta empleados, todos en blanco como manda la ley. En 2015 empezamos a decaer, a tener problemas con el crédito, y ahora estoy como todo el mundo y no puedo endeudarme más porque la tasa está al 47% anual”, aportó como testimonio.

Creo que estamos todos igual y, con el 47% de tasa, la pyme no puede endeudarse más porque se va a la quiebra. Si tomo ese crédito, termino en convocatoria de acreedores. Las ventas cayeron entre un 30 y 40% desde 2015 hasta ahora y no podemos mantener la fuente laboral pero tampoco podemos despedir, porque no tenemos el dinero para indemnizar”, sostuvo.

Hace 42 años que estoy en Río Grande, tengo propiedades, y si yo me fundo, cómo no se va a fundir el que alquila y está pagando 60, 80 o 100 mil pesos de alquiler

Yo no voy a despedir a mi gente, que me acompañó a armar la empresa. No tengo huevos para despedirlos y alguien le tiene que decir al presidente que con el 47% de tasa no podemos sostener esto y nos vamos a quedar todos sin trabajo. Estamos en la tormenta perfecta, y encima el señor ministro Dante Sica dijo que vienen meses recesivos. Yo siempre he tenido un estado positivo, he fundado dos empresas importantes en Río Grande, pero la gente no puede comprar”, remarcó.

Hay gente que ha tenido que vender una parte de su propiedad para saldar deudas y es como sacarse un brazo. Las pymes siempre fueron castigadas. Cuando todo el mundo importaba, tuve que importar también en la época de Menem y podría importar ahora, pero desde el 2003 en adelante tengo un 10% de productos importados y compro todo nacional. No importo televisores ni heladeras, ni lavarropas, ni muebles, porque sé que cuando se importa, se beneficia mano de obra de otro lado y soy consciente de eso”, dijo.

Yo espero que vuelvan tiempos pasados, donde atendían a las pymes y había una tasa del 9% subsidiado para el crecimiento de la empresa. Así hice mi empresa, pagué todas mis deudas y estoy esperando que vuelvan tiempos pasados, porque este presente es horrible y no le estoy viendo una salida inmediata. La gente está con mucha angustia y no la estamos pasando bien”, concluyó.

Cuando la alarma se enciende desde el mismísimo municipio local, por lógica, el futuro inmediato parece aún más preocupante: Con un panorama de recesión como el que se viene, con la caída del consumo y el ajuste, la verdad es complejo y desde hace tiempo venimos con esta historia, que cada vez se complica más”, señaló en Radio Provincia, con la expectativa de “sostener los puestos laborales que están y empezar a recuperar”, aunque lo ve complicado.

Respecto a los dichos del presidente de AFARTE, Federico Hellemeyer, quien sostuvo que estaban las condiciones dadas para una “tormenta perfecta, Melella confirmó que “es así y, por más que lo disfracen diciendo que no hay despidos sino que se terminaron los contratos, la gente se queda sin trabajo igual. Antes se terminaba el contrato y sabían que en dos o tres meses estaba la posibilidad de volver a ingresar, pero hoy esa posibilidad no está. Eso impacta en las familias, en la relación afectiva a y social, y vemos a diario los problemas que trae en el hogar”.

Además de la asistencia alimentaria y las ayudas económicas, dio cuenta de la labor de “trabajadores sociales y psicólogos que trabajan en la intermediación para tratar de sostener a la familia también”.

 Las advertencias se multiplican y los salarios se congelan, la preocupación en todos los sectores aumenta porque la realidad golpea con dureza a las electrónicas y, como efecto dominó, al resto de los rubros que son el motor económico de la ciudad.

 Claramente las políticas nacionales de los últimos tiempo no han ayudado en nada a que la estabilidad de la zona norte sea una realidad, una zona en la que el famoso cambio de matriz productiva intenta asomar pero aún está lejos de ser una realidad tangible y, más todavía, de ser nuevas oportunidades laborales para la masa que queda desocupada.

A 48 horas de cumplir 97 años, la ciudad está pasando por uno de sus peores momentos y con un panorama no tan claro sobre cuál es la salida.

María Fernanda Rossi

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