“No son los kilómetros recorridos los que hacen grande al aventurero sino la forma en la que se viven. Disfrutarlos intensamente explorando lugares de ensueño y conversar con los lugareños. Una forma diferente de sentir la moto. Esa soy yo. Y ésta, una invitación a todo el que quiera acompañarme en mis rutas. ¿Os animáis?”, así inicia el blog de Sonia Barbosa, una aventurera que recorrió miles de kilómetros en la soledad de su moto, y que ya prepara su nuevo desafío, que la llevará a cumplir el sueño de llegar a Ushuaia, en Tierra del Fuego.
“Veía las motos y soñaba con pilotear la mía y acabé comprándome una Ducati Monster 620, que no es muy alta”, cuenta Sonia desde su 1,54mts de estatura a BMWRiders. Aun así, y para adaptarla a su tamaño, le tuvo que bajar la suspensión, al igual que a las otras dos máquinas que vinieron después.
Hacer una ruta en moto por las interminables carreteras de Estados Unidos es el sueño de cualquier motero. Sonia Barbosa lo ha visto cumplido, desde Los Ángeles hasta Valdez, en la lejana, gélida e inhóspita Alaska, 9.000 kilómetros en solitario a través de California, Nevada, Arizona, Utah, Idaho, Wyoming, Montana y la inmensidad de Canadá, el segundo país más grande del mundo. “Ha sido una experiencia inolvidable que espero repetir”, asegura Barbosa, conductora de autobuses y enamorada del mundo de las dos ruedas desde que hace nueve años se subió por primera vez en una moto.
“Iba sobre la marcha, alojándome en campings y en ocasiones en moteles. Hay muchos, y tampoco son caros”. Así llegó a Yellowstone, uno de los parques nacionales más populares de Estados Unidos, y finalmente a Montana y a la frontera con Canadá. Entró por la provincia de Alberta, visitó Calgary, ciudad olímpica en la que una avería mecánica le obligó a descansar durante tres días, y antes de adentrarse en la estepa tuvo oportunidad de visitar los parques de Banff y Jasper, naturaleza en estado puro. “Pasé un poco de miedo, por los osos, sobre todo de noche, cuando estaba sola en la tienda. Cualquier ruido me ponía en alerta, pero no vi ninguno”.
Todavía le quedaban por delante 3.600 kilómetros, en su mayoría por la Alaska Highway, una carretera construida durante la Segunda Guerra Mundial que unía Alaska con el resto de Estados Unidos continental, a día de hoy una afamada ruta turística no exenta de peligros. “Hay mucha agua y mucho barro, tanto que a veces el asfalto desaparece. Si vas solo da un poco de miedo, pero afortunadamente no me pasó nada”.
Así llegó hasta Valdez, «la ciudad con nombre español más al norte del planeta»: 4.000 habitantes, una densidad de apenas cinco personas por kilómetro cuadrado y temperaturas bajo cero aun en verano.
Ahí estaba su meta, aunque todavía la esperaban casi 500 kilómetros antes de llegar a Anchorage, el puerto de salida.
Toda la experiencia, además, otro objetivo, otro sueño. Sonia fue recopilando a lo largo de los kilómetros cada una de sus vivencias y anécdotas.
El libro recoge el diario que fue escribiendo a lo largo de su viaje. Es su debut literario, aunque colabora habitualmente con una publicación turística de BMW y tiene un blog alojado en la web de ese periódico que se llama ‘Explorando el paraíso en moto’.
Sonia Barbosa ya tiene en mente su propia aventura, también en América: Ushuaia, en la Tierra del Fuego argentina, la última frontera sur del nuevo mundo.*
Y aquí la esperaremos, mirando atentos la Ruta Nacional 3, a la expectativa de divisar la cabellera rubia llegando a otra meta, cumpliendo otro sueño y, por qué no, escribiendo otro libro y haciendo historia.
*El Comercio
María Fernanda Rossi