El frigorífico más grande de ovinos en Argentina se encuentra en Santa Cruz y proyecta ampliar su actividad hacia la producción de carne vacuna y guanaco. La empresa busca diversificarse para enfrentar los desafíos productivos y económicos de la región.

La Patagonia es una región de extremos y la industria cárnica no está exenta de estos desafíos. La sequía, la desertificación y los cambios en el mercado obligan a repensar las formas de producción.

El frigorífico Estancias de Patagonia apuesta por diversificarse hacia el procesamiento de carne vacuna y guanaco. Si bien señalan que el ovino sigue siendo el eje central de su actividad, las fluctuaciones del sector los impulsan a buscar alternativas.


Durante enero, el mes pico de la zafra ovina, la faena alcanza las 3.000 a 3.200 cabezas por día. Pero en vistas de que aquella producción ganadera no aumenta sus existencias año a año, los accionistas decidieron apostar por la diversificación. Es así que entre 2010 y 2012 terminaron de construir su planta de faena vacuna, así como las instalaciones que permiten la elaboración de harina de carne y hueso, el secado de sangre y la barraca de cueros.

“El consumo de carne ovina es uno muy bajo y de ocasión. Es raro que alguien se ponga a hacer en la casa una pierda de cordero, una paleta. No hay volumen ni hábito de consumo de cortes. En la medida que se estabilice el valor de los insumos y el valor agregado que implica eso, si el consumidor está dispuesto a pagarlo, va a aumentar. Lo que más queremos es agregar valor a nuestro producto y llegar a la mayor cantidad de gente, y eso te lo marca la demanda. Es muy difícil desde producciones chicas como la ovina, encarar una campaña para estimular el consumo sin el apoyo de organismos”, explicó Noya.

En 2019, ante el avance del guanaco sobre el ovino, Estancias de Patagonia habilitó su planta para la faena de esta especie, apostando a un mercado aún incipiente.

“El plan de manejo que hizo la provincia con Medio Ambiente de Nación está en revisión. Para facilitar la faena y comercialización, habría que aligerar controles o considerar al guanaco una especie ganadera, como ocurrió con el ciervo colorado en La Pampa”, explicó el empresario.


La carne de guanaco es un recurso poco explotado en el país, pero con un potencial significativo. En regiones de Chile, la caza controlada y el aprovechamiento sustentable de esta especie han demostrado ser una fuente de ingresos para comunidades rurales. En Argentina, la iniciativa avanza con cautela y con un fuerte enfoque en la conservación.

Desde el frigorífico explican que cualquier proyecto relacionado con el guanaco será llevado adelante bajo estrictos controles. “No se trata de cazar indiscriminadamente, sino de gestionar el recurso de manera responsable, aprovechando los excedentes poblacionales”, aclaran. Además, destacan que la integración de esta especie a la cadena de producción cárnica podría abrir nuevas oportunidades en los mercados gourmet.


El modelo de diversificación también contempla un incremento en la faena de vacunos. La posibilidad de incorporar ganado bovino implica desafíos logísticos y sanitarios, pero también representa una puerta de entrada a nuevos mercados nacionales e internacionales.


En un contexto de cambio climático y presiones ambientales, el frigorífico busca convertirse en una industria procesadora de carne multifacética, adaptada a los tiempos que corren. “El futuro está en aprovechar lo que nos ofrece la tierra patagónica de manera sustentable y diversificada”, concluyó.

Fuente: Bichos de Campo

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