Se caracterizan por su contraste y su alegría a la hora de encontrarse con embarcaciones.
Cuando se acercan, parece un sueño. Mientras todos los animales huyen ante la más mínima presencia humana, ellas se sienten convocadas. Ágiles, rápidas y de un blanco perlado que brilla esplendoroso a la luz del sol, las toninas se desesperan por pasar por debajo de la lancha, como buscando aplausos.
Aman el sonido del motor o quizás la turbulencia, porque pasan meneando alegría. Siempre de a dos, por derecha, por izquierda y por delante, acompañan. Algunas se dejan apenas rozar por algún dedo desde arriba del semirrígido. Están atentas a todos los movimientos.
La experiencia de navegar por el mar patagónico escoltada por las toninas y el poniente, no tiene precio. No hay valor posible de pagar para tanta suerte y tanto encanto. La adrenalina y la plenitud se dan la mano para plasmar en la memoria un momento inolvidable.
Estos «delfines panda» habitan en el extremos sur de Sudamérica, es decir, en el mar argentino. La Bahía San Julián, provincia de Santa Cruz es una de las zonas de residencia de esta especie, por excelencia. Allí viven en forma permanente.
Las toninas overas son los delfines marinos más pequeños del mundo. Los adultos miden alrededor de un 1,50 metros de largo y pesan cerca de 40 kilogramos. Se alimentan de peces, moluscos y crustáceos. Lamentablemente, algunas mueren accidentalmente año a año, atrapadas en redes de pesca.
Desde la localidad de Puerto San Julián, se puede pasear en pequeñas embarcaciones desde donde se puede apreciar e interactuar con la fauna marina como las toninas, y en el mismo recorrido ver las dos islas; Cormorán y Justicia a las que se accede solo en vehículos acuáticos.
Un lugar único en el mundo se abre paso luego del paseo con toninas y es la gigantesca colonia de pingüinos de Magallanes en la isla Cormorán, más de 130 mil pingüinos que giran la cabeza de lado para saludar. Todos son sociables los pequeños habitantes sureños.
Ellos habitan en la región según el censo de 1993 realizado por la Fundación Patagonia Natural. Cada año, entre los meses de septiembre y abril, los pingüinos vienen a la isla a depositar sus huevos y gestar a la nueva cría.
Cauquenes, gaviotas australes, becasas de mar, cisnes, garzas brujas y flamencos son otros de los residentes. En en la isla Justicia, se pueden encontrar colonias de cormoranes imperiales y roqueros. También se pueden llegar a ver otros delfines y orcas.
Historia, fauna y paisajes soñados en Santa Cruz
La bahía San Julián es parte de las emblemáticas costas en las que hace más de 500 años, en 1520, desembarcó el explorador portugués Fernando de Magallanes. Además de la historia que allí está escondido, el lugar es de una riqueza fenomenal.
La entrada de mar profunda está delimitada por las playas Cabo Curioso y Punta Desengaño y termina en un amplio saco que queda principalmente expuesto durante la baja marea. La zona marítima cercana se encuentra protegida por el Parque Interjurisdiccional Marino Makenke.
En playa La Mina (zona norte), hay un mirador que funciona como punto panorámico para observarlas a todas juntas: la colonia de lobos marinos, cormoranes y las toninas.
Cuenta la leyenda que en la isla Justicia yacen las tumbas de dos capitanes ejecutados, uno por Magallanes en su travesía hace cinco siglos, en 1520; y de otro decapitado por Drake en 1578; tras considerarlos traidores.
Fuente: Diario Río Negro