Hay algunas nubes en el cielo, y el viento no amaina. Son las 5 de la tarde y me encuentro en éxtasis, como un niño en vísperas de la Navidad. Lo miro de lejos y es tan inmenso como la imaginaba. Empiezo a subir las escalinatas, intento concentrarme en cada escalón, tengo miedo al vértigo, pero me gana la sensación de estar pisando un lugar histórico, casi sagrado. Con el equipo de EL ROMPEHIELOS, recorreremos la flamante remodelación del ARA Alte. Irízar, el buque insignia de la Armada Argentina, que renace de las cenizas y vuelve al mar, después de 10 años.
La obra de recuperación y modernización del Irízar no tiene precedentes en la historia de la industria naval argentina. Sólo el proceso de desguace implicó la remoción de 800 toneladas de chapa (contra las 600 previstas originalmente) y se terminaron de retirar los grandes pesos (motores propulsores y motores diesel, otras 500 toneladas). Después del fatídico incendio del año 2007, y luego de 10 años de arduo trabajo, el Rompehielos se prepara para sus últimas pruebas, en hielo, para volver a ser el principal buque en las campañas Antárticas.
En diálogo exclusivo con EL ROMPEHIELOS, el Capitán de Fragata Maximiliano Mangiaterra, Comandante del ARA Alte. Irízar, hizo un racconto de la actualización del buque, la fuerte apuesta a la ciencia, la cooperación internacional y el futuro del buque.

CF Maximiliano Mangiaterra – Comandante Rompehielos ARA “ALTE. IRIZAR”
NAVEGAR Y HACER CIENCIA
“Hoy recorrieron el buque científicos del CADIC y se fueron muy, muy contentos”, comenta Mangiaterra. Y explica: “Antes teníamos un solo laboratorio de 40 metros cuadrados de superficie y hoy tenemos 13 laboratorios y 400 metros cuadrados específicos para la ciencia”. El dato sorprende por lo contundente. El Comandante cuenta que, si bien “hoy los laboratorios están pelados, hay que empezar a incorporar equipamiento de a poco”, el buque tiene nuevas características que le permitirán seguir conociendo los secretos del mar: “se instaló un guinche oceanográfico multipropósito, que sirve para remolcar cualquier tipo de equipo para investigación de los océanos. Y un segundo guinche que mide conductividad, temperatura y profundidad del agua, por lo que con eso se pueden empezar a hacer estudios en los laboratorios del buque. Se instaló también un termosalinógrafo, que mide salinidad y temperatura del agua, que permite agregar información en el avistaje de aves y mamíferos”.
“Quizás no es la plataforma indicada, porque lo mejor es siempre un buque científico, pero se puede aprovechar, y en la navegación hacer ciencia”, confirma Mangiaterra.
LA PRUEBA DE HIELO
El próximo sábado, y si el clima lo permite, el Comandante y la tripulación del Irízar zarparán rumbo Sur para la última prueba del buque, esta vez sobre planchas de hielo.
“El buque se encuentra hoy en una situación particular: lo está tripulando la Armada pero todavía lo tiene el astillero. Ya hicimos las pruebas de puerto, las de mar y ahora nos quedan las pruebas de hielo. Una vez que se terminen esas pruebas, y si todo sale bien y no hay que hacer ninguna otra reparación, se entregará el buque a la Armada, oficialmente. Luego de esto, la idea es participar en la próxima campaña Antártica 2017-2018.
El viaje que haremos ahora es muy cortito, una especie de control de calidad. Vamos a cruzar el Pasaje Drake, que son 3 días de navegación hasta la zona de hielo de Orcadas; 3 días en el hielo haciendo las pruebas que establece el protocolo, y luego trataremos de ir directo la vuelta a Buenos Aires. Queremos ganar tiempo para empezar a prepararnos para la campaña.
Para esta prueba específica, tenemos embarcado a Mirko Chiapetti, científico del CONICET, que se dedica a hacer estudios de resistencias de materiales, y viene a medir las vibraciones o deformaciones que pueda llegar a tener el casco durante las presiones del hielo. Podemos decir que es un proceso de investigación, así que estaremos navegando, probando el buque y también haciendo ciencia”.
CAMPAÑAS ANTÁRTICAS
Mangiaterra se muestra confiado: cree que el Rompehielos podrá participar de la campaña Antártica 2017-2018. “Hay un instante propicio para hacer campañas, que es cuando el hielo es menos peligroso: entre el 15 de noviembre y no más allá del 15 de febrero. El problema es que eso tiene que estar acompañado de la logística, que a veces llega un poco tarde… un poco nos estamos acostumbrando a hacer las campañas un poco más tarde, estamos zarpando en enero”.
De todas formas, el Comandante remarca que, más allá de algunos retrasos, es muy necesario que el buque esté presente en la Antártida: “Este buque no puede no ir a la base Belgrano, que es la más Austral, y es allí donde más se lo necesita y donde más se lo somete a romper hielo”.
COOPERACION INTERNACIONAL
Al respecto del trabajo que hará la tripulación del Irízar una vez que empiece a transitar la campaña Antártica, Mangiaterra hace hincapié en la cooperación entre todos los países presentes: “La Armada Argentina y la Chilena, desde hace más de 15 ó 20 años hacen, todos los veranos, la Patrulla Antártica Naval combinada, que son dos buques que se alternan en etapas de navegación para contribuir en la preservación de cuestiones humanas y, si algún buque tienen alguna contingencia, por ejemplo un derrame de combustible, realizan patrulla de asistencia.
Además, hay colaboraciones de todo tipo. En la Antártida hay una premisa: la colaboración permanente de todos. A nosotros como buque nos llaman, por ejemplo, los Españoles: ‘Irízar, me puede llevar dos científicos a la Base Juan Carlos I, ya que van para allá?’. Es comunicación y cooperación permanente entre todos”.
EL FUTURO DEL IRIZAR
Mucho se ha hablado estas últimas semanas sobre el pasado del Rompehielos, pero es el momento de prestar atención a su futuro. El Comandante Mangiaterra sabe que todavía faltan exámenes importantes, pero tiene fe en que el Buque volverá a las aguas de la Antártida con aún más fuerzas, y que se verá seguida la silueta del Irízar en el puerto de Ushuaia: “esta ciudad tiene una particularidad y una ventaja, que es estar a un salto de la zona más poblada de la Antártida, que es la península Antártica, y tiene ese privilegio y esa ubicación estratégicamente favorable. Obviamente, para nosotros es un punto de apoyo logístico. Nosotros vinimos acá ahora, hicimos combustible en el muelle Orión, y en todas las campañas siempre viene aquí el buque; amarra, y hace logística, intercambio de personal, combustible, agua… es nuestra base, y queremos que lo siga siendo”.
Con la nueva remodelación, el Irízar vuelve a la vida después de 10 años, con más fuerza, más ciencia, más seguridad, más tecnología, y con el mismo espíritu de siempre: la solidaridad con todas las almas que habitan el Continente Blanco: “Si desde el año 1979 el Irízar realizó 34 campañas, nuestra idea es que vuelva a hacer otras 34 más… y eso intentaremos”.
Vikky Coletto
Fotos: Abel Sberna