A24 – Los dos principales líderes opositores, al menos según las encuestas, vienen manteniendouna extraña estrategia de silencio desde el inicio de la crisis cambiaria y la vuelta al FMI. Dejan hablar a sus alfiles, pero ellos no se pronunciaron.
Es un silencio oportunista, que converge en la estrategia aunque con motivaciones diferentes: Cristina calla porque ella y su entorno reconocen que cada vez que habla, repercute en una baja en las encuestas; Massa, para intentar despolarizarse y hacer oposición (silenciosa) sin quedar pegado al kirchnerismo. “Ante el fracaso del Gobierno, no hay que volver todo para atrás”, definen en su entorno.
El dilema de Massa y el peronismo no K
La estrategia del peronismo “racional” es ofrecer ayuda a un Gobierno que sabe que no se va dejar ayudar. De esa manera, todo se limita a una cuestión de apuesta y azar: si el Gobierno acierta con las medidas económicas para controlar la crisis, el peronismo “racional” va a tener que dejar pasar el 2019 y probar suerte más adelante.
Pero si el Gobierno no tiene éxito en sus recetas, entonces esta versión del peronismo puede ir a captar a ciertos votantes de Cambiemos, desencantados con Macri y que jamás votarían a Cristina como alternativa. El PJ no K cree en este segundo escenario.
Eso llevaría a estos electores buscar alguna otra opción “más racional”. Este es el escenario perfecto para los Frente Renovador, el “peronismo federal”, “peronismo disidente” o cualquier otra variante circunstancial del PJ.
Según la hipótesis del tándem Massa-Pichetto, la dinámica propia de la crisis hará el trabajo por ellos. No hace falta forzar nada. Por eso hasta ahora Massa estuvo escondido: hace 7 meses que no habla públicamente y planea seguir así.
Según explicaron en su equipo, Massa hizo una “autocrítica de las cosas que había hecho en el último tiempo”, y se retiró para entrenar y estudiar. Anda 50 minutos por día en bicicleta en el camino de los remeros, dejó de fumar y redujo el ritmo de sus frenéticos asados, en que solía hablar de más.
Recién en los últimos días apareció públicamente juntándose con algunos dirigentes que históricamente estuvieron en equidistantes a Macri y Cristina, como el pampeano Carlos Verna.
La estrategia del silencio del Pan-peronismo es acompañada por una serie de movimientos subterráneos para intentar cerrar alianzas políticas que les de un plafón institucional y presentarse en internas abiertas el año que viene. El objetivo final: que el candidato de este peronismo salga de una gran interna sin Cristina Kirchner.
Una muestra de esto es que tanto Massa como Urtubey mandaron a sus referentes económicos a un encuentro del PJ intervenido de Luis Barrionuevo sobre la crisis económica. Marco Lavagna, Aldo Pignanelli y Fernando Yarade (Jefe de Gabinete de Urtubey) fueron los oradores principales de ese panel.
Mientras tanto, Urtubey estuvo esta semana en Madrid donde se vio con Barack Obama, intentando mostrar un perfil internacional y presidenciable. Todavía está lejos en las encuestas pero se entusiasma.
Cristina espera
Mientras tanto Cristina también está en silencio. “No tenemos que hacer nada, porque ellos se encargan de chocarla solos”, explican en el entorno de Máximo Kirchner, que ya había usado esta metáfora en una de las últimas sesiones de Diputados.
Y ella y su entorno –La Cámpora- dejan correr otras posibles candidaturas, que surgieron de la mesa política del “Grupo de los 6” (llamado por sus críticos “El Tren Fantasma”) que se presentó formalmente en la universidad del jefe de los encargados de edificio, Víctor Santamaria.
Lo habían organizado Agustín Rossi, Felipe Solá, Alberto Fernández, Daniel Filmus, el “Chino Navarro” y Daniel Arroyo. De esos seis los primeros ya son candidatos y uno (Arroyo) se corrió por orden de Massa.
Rossi, Solá y Alberto Fernández creen que puede haber una masa crítica para tratar de unificar al peronismo. Solá está cada vez más alejado de Massa y más cerca de Facundo Moyano, que también hace un juego raro: sigue en el massismo pero el jueves –mientras Massa se reunía con Verna- se juntó con el jefe del peronismo bonaerense, Gustavo Menéndez otro de los que buscan la unidad.
Pablo Winokur – A24
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