El plástico se ha convertido en un gran problema en los tiempos que corren, pero un nuevo descubrimiento puede ser la solución que estábamos esperando.
Las botellas de tereftalato de polietileno, también conocido como PET, son un clásico a la hora de hablar de residuos y reciclaje. La mayoría de las bebidas que consumimos vienen envasadas en este tipo de botellas, que suelen ser desechables. Este material persiste en el ambiente durante cientos de años y la cantidad que producimos y descartamos es alarmante. El reciclaje de PET esta largamente extendido y son muchas la ciudades de nuestro país que cuentan con algún programa de recolección de botellas. Si bien el reciclaje es bueno y representa un alivio a los volúmenes de basura que se depositan diariamente en los rellenos sanitarios, las botellas siguen llegando al ambiente contaminando la tierra y el agua.
Un descubrimiento reciente brinda una luz de esperanza. Una investigación dirigida por equipos de la Universidad de Portsmouth, en Reino Unido, y el Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL, por sus siglas en inglés) del Departamento de Energía Estados Unidos, ha dado con una enzima que puede digerir algunos de los plásticos más comúnmente contaminantes, proporcionando una potencial solución a este importante problema ambiental. El profesor John McGeehan, de la Universidad de Portsmouth y el doctor Gregg Beckham, del NREL, investigaban la estructura interna de la Ideonella sakaiensis 201-F6, conocida como PETase. La enzima fue descubierta en 2016 en un centro de reciclaje de botellas de la ciudad de Sakai, en Japón. Los científicos querían comprender cómo la enzima había evolucionado para pasar de consumir poliester natural (como el que recubre las plantas) a poliester artificial, como el PET. En el proceso de estudio, elaboraron un modelo en 3D muy detallado de la estructura de la enzima e introdujeron una mutación, añadiendo aminoácidos. Entonces comprobaron que la nueva enzima “comía” plástico a mayor velocidad.
Los investigadores están ahora trabajando en la mejora de la enzima para permitir su uso industrial para descomponer los plásticos en menos tiempo. “Pocos podrían haber predicho que, dado que los plásticos se hicieron populares en la década de 1960, enormes parches de plástico se encontrarían flotando en los océanos o se colapsarían en playas una vez prístinas en todo el mundo”, declara en un comunicado el profesor McGeehan, director del Instituto de Ciencias Biológicas y Biomédicas de la Facultad de Ciencias Biológicas de Portsmouth. “La casualidad a menudo juega un papel importante en la investigación científica fundamental y nuestro descubrimiento aquí no es una excepción”, explica McGeehan. “Aunque la mejora es modesta, este imprevisto descubrimiento sugiere que hay espacio para mejorar aún más estas enzimas, acercándonos a una solución de reciclaje para la creciente montaña de plásticos desechados”, agrega.
Este descubrimiento puede ser el primer paso para el desarrollo de una técnica que nos permita manejar los residuos de una forma más eficiente, dando solución a un problema que hoy en día resulta alarmante y requiere de urgente atención. “La tecnología existe y está dentro de lo posible que en los próximos años veamos un proceso industrialmente viable para convertir de nuevo el PET y potencialmente otros sustratos como PEF, PLA y PBS, en bloques de construcción originales para que puedan ser reciclados de forma sostenible”, concluye McGeehan.
Abel Sberna