La mayor superficie de hielo, en Antártida, reveló movimientos abruptos que, hasta ahora, habían pasado desapercibidos por las expediciones que lo investigan.
La plataforma de hielo de Ross es la más grande de la Antártida. Se trata de una masa de hielo flotante de unos 500 mil kilómetros cuadrados, que tiene una pared frontal que alcanza los 50 metros de alto y cientos de metros de profundidad. En total, su tamaño es equivalente al de Francia.
Sin embargo, aunque decenas de expediciones se establecen cada año para realizar diversos estudios científicos, hasta ahora nadie había notado que este gigante blanco no está quieto. Se mueve, y mucho.
Este fue el descubrimiento de un equipo de investigadores de la Universidad de Washington en San Louis. Utilizando sismógrafos específicos instalados en 2014, identificaron que la plataforma se eleva y vuelve a retroceder unos 8 centímetros, y que esto sucede más de una vez por día
“El movimiento se produce durante un período de varios minutos, por lo que no es perceptible sin instrumentación. Por eso no se ha detectado movimiento hasta ahora, a pesar de que la gente camina y acampa en la plataforma de hielo de Ross desde la época de los grandes exploradores Robert F. Scott y Roald Amundsen”, explicó Doug Wiens, geofísico de la Universidad de Washington en San Luis. “Uno no detectaría el movimiento simplemente sintiéndolo”, añadió
¿Cómo es posible? Era la pregunta del millón. Las plataformas de este tipo funcionan como fronteras naturales para los ríos de hielo y los glaciares que fluyen hacia el océano. Ralentizan la circulación del hielo hacia aguas abiertas, lo que, a su vez, contribuye a que el aumento del nivel del mar no se dispare.
En este caso, el responsable de las sacudidas es la Corriente de hielo Whillans, un cinturón de hielo que fluye rápidamente –más que su entorno- bajo la capa de hielo de la Antártida Occidental. La corriente de hielo Whillans tiene 100 km de ancho, y desemboca en la plataforma de Ross, transportando enormes cantidades de hielo hacia el océano.
“El movimiento de los arroyos de hielo al deslizarse puede transmitir ondas elásticas a través de las plataformas de hielo, lo que influye en su movimiento y estabilidad”, explica el estudio, que se publicó en la revista Geophysical Research Letters.
Sin embargo, por qué sucede esto en la Corriente de Whillans es una pregunta que aún no tiene respuesta sólida. Los científicos suponen que una sección de la corriente de hielo Whillans baja su velocidad y se detiene. La presión detrás de esta especie de atasco aumenta, hasta que finalmente la sección atascada se libera y se desliza hacia adelante con fuerza.
Los deslizamientos a gran escala en los arroyos de hielo pueden provocar la deformación de la plataforma de hielo y provocar terremotos de hielo. “Estos movimientos repentinos podrían desempeñar un papel en el desencadenamiento de terremotos y fracturas en la plataforma de hielo”, afirmó el investigador.
Fuente: Meteored