El 4 de mayo de 2007 el humorista y conductor argentino Jorge Guinzburg, después de perder una apuesta, se afeitó en vivo, ante millones de espectadores. En pocos minutos la fisonomía con la que lo habíamos conocido todos había desaparecido. Fue el comentario, entretenido y divertido, durante muchos días en los medios argentinos.  

Algo parecido debe haber pasado cuando Luis “Tachi” Trejo decidió abandonar el bigote que lo había caracterizado durante muchos años. No sé cuántos años lo acompañó, pero con seguridad diré que la cara despejada de todo vello provocó más de una expresión de sorpresa.

Tachi, uno de los representantes de la Unión Cívica Radical más tradicionales de la ciudad de Río Grande, es reconocido también por su labor en el área aduanera desde… siempre. Y entre el despacho, el trabajo y la política también creció una familia.

Su hijo Juan Manuel, hoy de 42 años, amante del arte, de la música y de pinchar discos en una consola, se transformó en socio y director de Nuevos Proyectos de Trejo Logistic S.A.

EL ROMPEHIELOS se puso en contacto con Juan Manuel para que nos contara sobre el proyecto que lleva adelante y que incluye un poco de todo lo que más le gusta: el arte, la tecnología y la historia. Su propia historia.

En un punto del horizonte se asoma un vehículo de gran porte y no es cualquier vehículo. El camión de la empresa Trejo Logistic se distingue con facilidad y no se trata de una carga peculiar, luces especiales o la lejanía de la ruta. La imagen imponente que refleja aprovecha sonrisas distraídas en cualquier kilómetro perdido.

Rostros preparados para el Hain custodian el viaje. Los ploteados gigantesde colores vivos en los laterales de los camiones causan impacto positivo, llaman la atención, provocan curiosidad y, sobre todo, argumentan pertenencia, “ahí va un Trejo”, dicen en la ruta ante la aparición de una de estas unidades especialmente diseñadas.

La idea fue mía, siempre me gustó el arte en lo personal y después vi que hay un arte no valorado en Tierra Del Fuego”, le cuenta Juan Manuel a EL ROMPEHIELOS. “En la ciudad de Punta Arenas compre un libro de fotos que se llama ‘Fueguinos’”, relata poniendo en evidencia cuál fue su inspiración a la hora de elegir las imágenes y los dibujos.

Pero el proyecto, quizás sin querer, tuvo varias etapas: “Primero lo hice en mi casa de Ushuaia, digitalicé imágenes y las imprimí lo más grande que pude. La gente entraba a mi casa y me preguntaba dónde había comprado los cuadros”. 

No todo es estético, claro: que los rostros de los antiguos dueños de estas tierras sean los protagonistas de los viajes, también tiene un lado de añoranza, de sentirse parte de este pedazo de suelo. Juan Manuel se nota orgulloso cuando lo cuenta: “Un estudiante fueguino en Buenos Aires un día me dijo que cada vez que se cruza a un camión de Trejo se acuerda de la Isla. Eso siempre me quedo grabado y así decidí llevar el trabajo de digitalización de los cuadros de mi casa a mi empresa, casi no mostrando mi nombre pero sí la historia fueguina”.

Las unidades circulan por toda la Patagonia. Van a Córdoba, a Rosario, por ahora son solo 10 camiones, pero el resultado ha sido tan genuino que hay otros 40 en proceso de convertirse en transporte de arte fueguino. Las fotos antiguas intervenidas se fueron convirtiendo silenciosamente en un emblema del sentido de pertenencia.

Con ideas de Juan Manuel y el dibujo de un artista digital, los camiones se volvieron estandartes en la ruta. “Los choferes se sienten orgullosos cada vez que les hablan de su camión, en la ruta 3 se ven de lejos y todos saben cuando viene un Trejo, dice.

La empresa, como aduaneros, funciona desde el año 1957 y en el sector del Trasporte desde el 2004. Tal vez sea el año 2018 el que los erija como una especie de distribuidora virtual de arte nativo, quizás se la vea como aquella que rompió la tradición de la letra fría para colgar en sus muros expositores móviles, un mensaje sutil pero importante.

Ahí va un Trejo” dirán la próxima vez que en la ruta un shelk’nam gigante los salude. “Esos son de Tierra del Fuego”, asegurarán mientras Juan Manuel intenta rendirle tributo a la tierra que tanto le dio.

 

Ya lo dijo María Elena alguna vez:

 

Porque el idioma de infancia
es un secreto entre los dos,
porque le diste reparo
al desarraigo de mi corazón 

Por tus antiguas rebeldías
y por la edad de tu dolor,
por tu esperanza interminable, mi amor,
yo quiero vivir en vos  

Para sembrarte de guitarra
para cuidarte en cada flor,
y odiar a los que te lastiman, mi amor,
yo quiero vivir en vos.

 

María Fernanda Rossi

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