Tres focos de incendio forestal debieron ser combatidos en la provincia este fin de semana. El más importante en la ciudad de Tolhuin, originado en un aserradero, pudo ser controlado gracias a los esfuerzos de los brigadistas y el cambio de las condiciones climáticas. Este escenario sirve para reflexionar de qué forma utilizamos el entorno y cuán sustentables son las actividades que como sociedad realizamos.

Sábado 23 de noviembre. En Tolhuin se desata un incendio forestal en un quemadero de astillas del aserradero Lenga Patagonia. Rápidamente las llamas de expanden alimentadas por la cantidad de combustible disponible en el lugar. Las condiciones climáticas no ayudan. Un intenso calor y fuertes vientos avivan el fuego que rápidamente se extiende y comienza a devorar el bosque aledaño a la ciudad. Al mismo tiempo en Ushuaia se detecta un incendio forestal en el valle de Andorra. El mismo habría sido consecuencia de una quema de basura en el sector. Mientras tanto otro foco es detectado en la ruta J, en inmediaciones de Almanza. Tres focos de incendio simultáneos en la provincia, separados por varios kilómetros de distancia, por causas distintas pero todas evitables.

Afortunadamente y gracias al esfuerzo de los brigadistas y de una mejora en las condiciones climáticas, los focos pudieron ser controlados dejando como saldo diferentes niveles de impacto, siendo el más importante el de la ciudad de Tolhuin. No se trata de incidentes aislados. En esta época del año los incendios son frecuentes y en todos los casos el origen es la negligencia. Muchas veces se trata de fogones mal apagados. El fin de semana pasado quien escribe tuvo que intervenir con un grupo de amigos para apagar un fogón abandonado en la estancia Harberton, el cual había comenzado a extenderse amenazando con dar inicio a un incendio. En 2012 miles de hectáreas de bosque fueron abatidas por las llamas en Bahía El Torito, a causa de un incendio que tuvo como origen un fogón abandonado. Si bien existen leyes que reglamentan donde y en qué condiciones se puede hacer fuego, la negligencia y el desinterés pueden más y los focos de incendio son moneda común en nuestros bosques. Por fortuna la mayoría no prosperan, pero la suerte a veces se acaba y las perdidas terminan siendo catastróficas.
Pero el incendio de Tolhuin llama la atención sobre un hecho aún más preocupante que la negligencia de algún vecino, pues este se inició en un emprendimiento comercial perteneciente a una empresa extranjera que explota nuestros bosques extrayendo materia prima para la exportación. Este establecimiento perteneciente a la empresa Lenga Patagónica, recientemente inaugurado, fue el responsable de un incendio que podría haber tenido consecuencias similares o peores a las de Bahía El Torito en 2012 debido a su cercanía con la ciudad de Tolhuin. Las condiciones climáticas que imperaban el sábado (vientos intensos, terreno seco y calor) no son las recomendadas para realizar quemas debido al potencial peligro de incendio que representan. Sin embargo, la empresa se encontraba operando y esto provocó el inicio del incendio. Según vecinos de Tolhuin esta es una práctica común y es frecuente que los bomberos deban acudir a sofocar focos de incendios en los aserraderos debido a quemas que se salen de control.

Lo que ocurrió ayer en Tolhuin podría haber sido evitado. Este hecho nos invita a pensar en cuáles son las medidas de seguridad aplicadas en este tipo de actividades productivas y cuestionar el control que sobre ellas ejercen las autoridades de aplicación. La dimensión del incendio implicó una movilización importante de combatientes que pusieron en peligro su integridad física y un costo económico significativo para la provincia, además de haber dejado un serio pasivo ambiental. Se trató de un hecho que tiene responsables y es necesario esclarecer quiénes son y qué consecuencias recaerán sobre ellos.
El hecho de que tres incendios forestales hayan sucedido consecutivamente nos recuerda que la población está creciendo, que el uso de los ambientes naturales se está incrementando y que las condiciones climáticas están cambiando. Todo esto configura el escenario propicio para la ocurrencia de incendios forestales. Nuestra provincia no cuenta con una ley de guardaparques ni con una ley de brigadistas. Muchos de los trabajadores y trabajadoras que se desempeñan en esas áreas son contratados, sin un marco legal que regule su actividad. No contamos con el equipamiento indispensable para una región boscosa como ser helicópteros o aviones hidrantes. No hay leyes de financiación para áreas protegidas y tampoco hay personal suficiente para controlar el uso que se hace de los espacios naturales.
Es momento de reflexionar en el uso que le damos a nuestro territorio, qué tipo de actividades productivas pensamos desarrollar, qué controles ejercemos sobre las mismas, qué equipamiento necesitamos y cómo educamos a nuestra sociedad para evitar que estas situaciones ocurran. Son preguntas que debemos responder de inmediato en función de no lamentar en un futuro cercano hechos en los cuales no seamos tan afortunados y las llamas terminen cobrándose vidas humanas.
Abel Sberna
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