“Como si fuese una danza…”. Esa es la imagen que se viene a los ojos de Mercedes Salado cuando los abre bien grandes para volver a ver el recuerdo del lunes 26 de marzo en el cementerio de Darwin, un día soleado sobre las Islas Malvinas.
Todavía la estremece lo extraordinario de aquella intensa emoción de tres horas junto a las sepulturas, ahora con 90 nuevos nombres grabados en piedras donde antes decía: “Soldado argentino sólo conocido por Dios”. “La noche anterior, cuando los familiares se reunieron en un hotel en Buenos Aires, había mucha preocupación de parte de ellos, de todos, para que las cosas salieran bien. Cuando llegamos al cementerio, la gente, que tenía un mapa consigo, se desplegó y encontró rápido las tumbas de sus soldados. Todo estuvo muy organizado. Por eso mi sensación de que los movimientos fueran como parte de una coreografía”. Mercedes Salado es una de los miembros del Equipo Argentino de Antropología Forense (Eaaf) que formó parte del proyecto humanitario por el cual fueron identificados 90 de los 122 restos hallados en 121 tumbas sin nombres (en una había dos cuerpos) en el cementerio de soldados argentinos caídos en nuestras islas.
Junto a Luis Fondebrider, uno de los responsables del Eaaf, estuvieron en Córdoba para explicar el trabajo que llevó casi seis años, y del que también formó parte el especialista en genética Carlos Vullo, que desde Córdoba estuvo a cargo de todo el procesamiento de las muestras que llegaron de las Islas y el cotejo con las extraídas a familiares.
Los tres expusieron el miércoles pasado en la Ciudad de las Artes con la presentación de Darío Olmos, miembro del Eaaf y titular del Centro Universitario de Estudios Sociales de la de la Universidad Provincial de Córdoba (UPC), organizadora de la conferencia.
“El proyecto se inicia en abril de 2012, cuando la gestión anterior le pide a la Cruz Roja Internacional que participe. Luego, sigue una etapa de mediación por parte de la Cruz Roja, hasta que en noviembre de 2016 los gobiernos de Argentina e Inglaterra firman el acuerdo”, repasa Fondebrider.
Es uno de los fundadores del Equipo que comenzó a crearse en 1984, que ha identificado numerosos restos de desaparecidos en la dictadura y que ha desarrollado numerosas tareas en todo el planeta.