La violencia pareciera ser el rasgo que insiste en la época, se visibiliza, se problematiza, se sanciona, sin dudas son tiempos violentos. Se habla de la tipología de la violencia, ya sea de género, escolar, sexual, etc., pero poco se habla de la violencia per se. El sesgo común de la categorización se sostiene en un andamiaje actual de sobreentender, sobrenominar, lo que pareciera anular cada vez más el malentendido y avasallar con toda singularidad.

Génesis de la violencia

En su obra El malestar en la cultura Sigmund Freud señala tres fuentes de sufrimiento de nuestro penar: la hiperpotencia de la naturaleza, la fragilidad de nuestro cuerpo y, por último, la insuficiencia de las normas que regulan los vínculos recíprocos entre los hombres en la familia, el Estado y la sociedad. En el caso de las dos primeras fuentes nos vemos obligados a ubicar lo ineludible de ellas y aceptarlas como parte del sufrimiento.

Ahora bien, distinto es el modo de abordar la tercera fuente, dado que no resulta posible concebir que las normas creadas por nosotros mismos no basten para poder regular los vínculos, Freud ubica allí que algo pareciera escabullirse en el intento de incluir todo dentro de la norma. Detengámonos en la palabra “insuficiencia” que señala Freud, ¿se trata allí de insuficiencia de la norma, de la ley o de la aplicación de ambas?

En la mitología griega, Tánato o Tánatos (proveniente del griego antiguo Thánatos, muerte) es el dios de la muerte no violenta o autopropiciada. La muerte violenta no era dominio de este dios, sino de sus hermanas las “Keres” o en singular “Ker” (diosa de la muerte); algunas referencias las describen como seres oscuros con afilados dientes y garras, que atravesaban los campos de batalla en búsqueda de víctimas.

Sigmund Freud acuña el término “pulsión”, noción que se utiliza en psicoanálisis para dar cuenta de un tipo de impulso psíquico propio del ser humano y que se diferencia de la perspectiva biológica del instinto. Freud se vale de la mitología, particularmente de lo ocurrido a la ninfa Ninfea: la historia cuenta que Eros procurando que la diosa Artemisa se enamore, le propicia un flechazo que Artemisa esquiva y es Tánatos el que impide a Eros socorrer a Ninfea. A partir de este mito es que distinguió entre pulsiones de vida (Eros) que se oponen a las pulsiones de muerte (Tánatos).

Freud plantea que resulta imposible separar amor de odio. El odio apuntará a aquellos que se satisfacen de modo diferente, es decir, se erigirá en torno a aquellos que son distintos, extraños.

La violencia atraviesa los mitos, relatos impregnados en sangre; la muerte opera como insignia de poder, se visibiliza, la venganza es saciada. Sin dudas, los mitos constituyen las bases en las que se pretende transmitir sin ningún tapujo la asimetría entre los que tienen el poder y quienes deben someterse a él.

Un intento de nominar

La palabra insulto, deriva etimológicamente de insultāre, precisamente de “saltum” que, en conjunción con el prefijo “in”, significa “saltar contra”. Un insulto está dirigido a un otro, puede o no ser verbal y pretende sobrepasar, descalificar al otro. Una misma palabra puede ser o no un insulto, dependiendo del contexto; asimismo, por cuestiones culturales, aquello que es un insulto en un país puede no serlo en otro, teniendo una resonancia absolutamente distinta, el insulto aparece como modo de decir sin tapujos buscando anular principalmente (no exclusivamente) al otro en su filiación (religión, raza), virilidad (sexualidad, condiciones físicas) e intelecto (condiciones mentales, limitaciones cognitivas)

Como contracara del insulto, el piropo permite captar la función del lenguaje en relación a un otro, en palabras de Jacques-Alain Miller: “el piropeador no aspira a retener a esa mujer, y si hay allí un mensaje erótico (…) hay al mismo tiempo, singularmente, un desinterés profundo, que hace del piropo, cuando alcanza su forma excelente, una actividad estética. En el fondo, el piropo nos marca el corte entre el decir y el hacer”, para que el piropo sea tal, resulta necesaria la precisión, no alcanza con un simple comentario, sino que este debe tener un efecto certero, es decir debe generar un efecto. El piropo es logrado, en tanto el otro quien lo recibe lo sanciona de algún modo.

La confusión entre piropo y grosería es habitual, la diferencia fundamental es que la grosería atraviesa la decadencia, acercándose al insulto y fundamentalmente al acto, en tanto que el piropo actúa como infracción a la decencia incluyendo al otro (de algún modo) y no esquivándolo.

Violencia actual

J.-A. Miller se refiere a la noción de “actualidad” como un artificio, en otras palabras la actualidad se presenta como una elaboración. Entendemos entonces que la violencia no se trata de un tema de “actualidad”, sino más bien de un rasgo que sobresale en la época y genera diversos interrogantes sociales.

En septiembre de 1932, en su texto “¿Por qué la guerra?” Freud escribe en respuesta a Albert Einstein. Comienza por sustituir en la propuesta de Einstein el nexo entre derecho y poder, por el nexo entre derecho y violencia, la investigación analítica demuestra que son la misma cosa, que tienen la misma fuente. El derecho sería entonces la legitimación de la violencia cuyo uso se deposita en una instancia superior al individuo.

Este nexo detallado por Freud se retrata en la carta del siguiente modo: “Si la aquiescencia a la guerra es un desborde de la pulsión de destrucción, lo natural será apelar a su contraría, el Eros. Todo cuanto establezca ligazones de sentimiento entre los hombres no podrá menos que ejercer un efecto contrario a la guerra”, a partir de ello es posible sin inconvenientes situar el término violencia en vez de guerra.

En la actualidad se observa en torno a la violencia la precipitación al acto, basta detenerse un momento a recordar hechos violentos para dar cuenta de ello. La palabra enmarcada en la violencia no opera como vía de intercambio, sino de atropello en tanto procura un efecto inmediato sin ninguna reserva ni tapujo.

De acuerdo a lo recorrido hasta aquí, no se trata de eludir la temática de la violencia con todo lo que trae aparejado, sino más bien de propiciar en torno a ella algunos interrogantes.

 

Lic. Federico Oyola, Psicólogo M.N 48.790 M.P LPS 275

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BIBLIOGRAFÍA

- FREUD, S.: (1915b) De Guerra y Muerte. Temas de Actualidad. En Obras Completas. Bs. As.: Amorrortu, 1986.
- FREUD, S.: (1930) El Malestar en la Cultura. En Obras Completas. Bs. As.: Amorrortu, Bs. Aires, 1986.
- FREUD, S. (1932). El porqué de la guerra. En Obras Completas. Bs. As.: Amorrortu editores.1976.
- MILLER, J A: (1981). Conferencias caraqueñas: "El piropo: Psicoanálisis y lenguaje" Manantial, Buenos Aires, 1987
- MILLER, J A: (2005) La utilidad directa. Recuperado 21/07/2017 en http://www.eol.org.ar/template.asp?Sec=publicaciones&SubSec=on_line&File=on_line/psicoanalisis_sociedad/miller-ja_lautilidad.html

 

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