El martes comenzó a discutirse en Tierra del Fuego la reforma política en el ámbito de la Comisión de Legislación general de la Cámara Legislativa, que es presidida por la legisladora oficialista Myriam Martínez. Esta “reforma” comprende varios proyectos: algunos del oficialismo, otros del bloque UCR-Cambiemos y otros del Poder Ejecutivo provincial.
Las iniciativas son varias y apuntan a modificar diferentes aspectos de la ley electoral, de la ley de partidos políticos e incluso algunos prevén la modificación de la Constitución provincial. La discusión parece venir para largo y se desprende de las primeras declaraciones de algunos parlamentarios que, más allá que el debate dure tres meses o tres años, ninguna modificación se aplicará al sistema electoral. Vale la pena destacar que el actual sistema beneficia -sin lugar a dudas- a los partidos políticos dominantes de Tierra del Fuego AIAS, que son -consecuentemente- los espacios que ocupan hoy las bancas en la Cámara Legislativa fueguina.
Los primeros proyectos que comenzaron a discutirse tienen que ver con la implementación de las nuevas tecnologías al proceso electoral y la incorporación de las primarias abiertas simultáneas y obligatorioas (PASO), ambos enviados por el Poder Ejecutivo. Después de la polémica que despertó el debate sobre el voto electrónico en la Cámara de Diputados y los cuestionamientos que ha recibido por parte de organismos como el CONICET, parece difícil que la iniciativa prospere. Pero sería injusto decir, como se escuchó, que la medida está vinculada con algún tipo de acuerdo entre el Gobierno Provincial y el Nacional. Basta con hacer un poco de memoria y recordar las elecciones del 2015, cuando el difunto senador Jorge Garramuño, uno de los más reconocidos referentes del MPF, brindaba su apoyo a quien era en ese momento candidata a gobernadora -hoy mandataria- Rosana Bertone. Uno de los compromisos asumidos era, justamente, la implementación de la boleta única electrónica.
La incorporación de las PASO parece más difícil de prosperar aún. Hay varias cuestiones: primero, la imposibilidad de realizar las elecciones provinciales al mismo tiempo que las nacionales, establecida por nuestra Constitución, norma que favorece con claridad a los partidos localistas ya que dificultan que el elector identifique a los espacios políticos provinciales que tengan referencia nacional. De incorporar las PASO, en abril la sociedad fueguina ya debería estar votando. “¿En qué momento hacemos la campaña, si hasta febrero está todo el mundo de vacaciones?”, se preguntan en su fuero interno algunos viejos referentes.
Hay quienes esgrimen que las PASO no son otra cosa que una encuesta cara. Teniendo en cuenta que el monopolio de las candidaturas lo tienen los partidos políticos y que las primarias habilitan a que cualquier ciudadano se postule dentro de un espacio partidario, más que una “encuesta cara” son una herramienta para democratizar los partidos políticos y evitar que las candidaturas sean digitadas a dedo por las cúpulas partidarias. No es casual que las figuras estancadas del poder político sean quienes más se oponen a la implementación de las PASO. Damián Löffler, legislador por el MPF por quinto periodo, dijo en declaraciones a FM del Sur: “Nosotros nunca estuvimos a favor de las PASO, porque entendemos que se meten en la vida interna partidaria”.
Lo que está en evidencia, más allá que el sistema electoral no sea cuestionado por su transparencia o robustez, como dijo el juez electoral Isidoro Aramburu, es que el voto en blanco ha ido creciendo con el tiempo y que en las últimas elecciones provinciales fue la fuerza más votada para el estamento a legisladores. Las tres fuerzas que hoy ocupan las bancas del parlamento recibieron -en conjunto- el 30 por ciento de los votos, lo que despierta algunas dudas sobre la legitimidad democrática, independientemente de la solidez jurídica del proceso electoral. Es válido preguntarnos por la “calidad” de los candidatos, aunque no podemos decir que hubo pocos, ya que se presentaron más de 20 listas, lo que evidencia que una oferta electoral sobredimensionada no garantiza una composición legislativa plural y diversa. Todo lo contrario, hoy tenemos un parlamento atomizado, dominado por tres partidos hegemónicos en la Provincia. Tal vez deberíamos preguntarnos por el diseño del sistema electoral y cómo traduce la voluntad popular.
La discusión va a continuar la semana que viene. Y todavía falta abordar la paridad de género y el proyecto que busca modificar la ley que regula los partidos políticos.
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