Aquí me pongo a cantar 
al compás de la vigüela, 
que el hombre que lo desvela 
una pena estrordinaria 
como la ave solitaria 
con el cantar se consuela. 

Cada 10 de noviembre en la Argentina se festeja el día de la tradición y desde el arranque es un evento con características sumamente particulares ya que, en este caso, se puede hablar de celebración pues lo que se recuerda es la fecha del natalicio de Don José Hernández. Es curioso, porque en nuestro país somos expertos dolientes y normalmente lo que se recuerda o conmemora son las fechas de fallecimiento de nuestros principales hombres y mujeres.

El inicio del poema gauchesco por antonomasia es de las cosas más conocidas y repetidas en todo el territorio nacional, son muy pocas dudas las que generan ciertos versos que se han hecho famosos y que a lo largo de los años se han erigido como estandartes de la cultura popular argentina.

Los hermanos sean unidos

Porque esa es la ley primera –

Tengan unión verdadera

En cualquier tiempo que sea –

Porque si entre ellos pelean

Los devoran los de afuera.

Decimosexta sextina de La vuelta de Martín Fierro porque, sí, aún un par de siglos después, todavía a veces no queda claro que el Martín Fierro en realidad son dos obras, una primera parte conocida de manera coloquial como “La ida”, que lleva por título el nombre de su protagonista y la segunda parte, “La vuelta”.

“El gaucho Martín Fierro” es el nombre de la primera parte del poema de José Hernández que fue publicado en 1872. Los capítulos se denominan Cantos, y cada canto está formado por varias sextinas. La segunda parte se comenzó a escribir en 1879.

Consta de trece capítulos:

I Cantor y Gaucho

II Ayer y Hoy

III Sirviendo en la frontera

IV El pulpero. A buena cuenta

V Gringos en la frontera. La estaquiada

VI Desertor. Las ruinas del rancho

VII Pelea con el moreno

VIII El ser gaucho es un delito

IX Matreriando. La lucha con la partida

X Por culpa de una mujer

XI A bailar un pericón

XII Ansí estuve en la partida

XIII A los indios me refalo.

Por una lado la estructura de la obra, pero por otro, y mucho más interesante, es el contexto histórico en que se desarrolla. Quién es ese gaucho, de qué escapa y por qué lo caracteriza así su autor.

Según el sitio martinfierro.org la obra narra el carácter independiente, heroico y sacrificado del gaucho. El poema es, en parte, una protesta en contra de las tendencias europeas y modernas del presidente argentino Domingo Faustino Sarmiento.

En El Gaucho Martín Fierro el protagonista es un gaucho reclutado para servir en un fortín, defendiendo la frontera argentina contra los indígenas. Su vida de pobreza en las pampas es –algo muy frecuente en la literatura de la época– romantizada; sus experiencias militares no lo son.

Después Fierro se convierte en un fugitivo perseguido por la policía. Estando en batalla contra ellos, consigue un compañero: el Sargento Cruz, que, inspirado por la valentía de Fierro, se une a él en medio de una batalla. Ambos se ponen en camino para vivir entre los indios, esperando encontrar allí una vida mejor. Así, concluyen que es mejor vivir con los salvajes que en lo que la “civilización” les preparaba.

En cuanto al personaje de Martín Fierro, en la primera parte, luego de haber sido reclutado por la fuerza, aquel rompió completamente con la “civilización”, asesinando a un gaucho negro, enfrentándose con la policía y finalmente excluyéndose totalmente de la sociedad premoderna de la Argentina de entonces, para irse a vivir con los indios mapuche en la pampa. En la segunda parte, en cambio, Martín Fierro parece revalorizar una sociedad en transformación (en ese momento el país iniciaba su modernización capitalista y el ingreso de millones de inmigrantes, provenientes mayoritariamente de Italia), haber superado su rebeldía rupturista y orientarse más hacia el futuro de sus hijos.

En tanto que la primera parte, El Gaucho Martín Fierro, había terminado con Fierro y su compañero Cruz huyendo al desierto para vivir con los indios, la vuelta comienza con el relato de ellos dos viviendo en las tolderías mapuches. Allí, Cruz muere de viruela y Martín Fierro conoce a la “Cautiva”, una mujer criolla que había sido tomada por los mapuches. Finalmente, Martín Fierro se enfrenta con uno de los indios que lo hospedaba, matándolo y regresando a la Argentina con la Cautiva, a quien deja en una estancia para seguir solo su camino. En una pulpería encontrará a sus hijos, al hijo de Cruz y al hermano menor del gaucho negro que asesinara en la primera parte, con quien mantendrá una famosa payada.

Es también en esta parte de la obra en la que aparecen los popularmente famosos Consejos del Viejo Viscacha, sí, con s; a pesar de que muchas ediciones se han empeñado en nombrarlo como “Vizcacha”, el propio José Hernández lo ha bautizado utilizando la primera forma.

El Viejo Viscacha personifica al gaucho bandido y ladino que aprovecha cualquier circunstancia para obtener una ventaja y que no duda en practicar el robo o el engaño para salirse con la suya. A este viejo sinvergüenza le otorgan el cuidado, en calidad de tutor, de uno de los hijos de Martín Fierro y es en el relato de éste cuando aparece resumida la vida y la obra de Viscacha. Dividido en cinco cantos –“El Viejo Viscacha”, “Consejos del Viejo Viscacha”, “Muerte del Viejo Viscacha”, “El inventario de sus bienes” y “El entierro”– los sucesos referidos sobre este personaje constituyen un auténtico libro dentro del texto mayor que los presenta.

Los consejos del Viejo Viscacha son un muestrario de la sabiduría del hombre de campo y revelan su poderosa capacidad de observación, traduciéndola en una suerte de refranes o moralejas que arrojan, como no, muchas verdades*. Cada una de las estrofas se cierra con una sentencia, muchas de las cuales se han convertido en dichos populares en Argentina y Uruguay. Algunos ejemplos:

“Jamás llegués a parar

a donde veas perros flacos”

 

“El diablo sabe por diablo

pero más sabe por viejo”

“Hasta la hacienda baguala

cai al jagüel con la seca.”

“Vaca que cambia querencia

se atrasa en la parición”.

“La vaca que más rumea

es la que da mejor leche”

“Cada lechón en su teta

es el modo de mamar”

“A mi me gusta mojarme

por afuera y por adentro”

“No dejés que hombre ninguno

te gane el lao del cuchillo”

Hacete amigo del juez

no le des con que quejarse.”

 

José Hernández fue un observador entusiasta de los rudos trabajos de ganadería que dirigía el padre y desempeñaban los gauchos, también él participó de estas tareas. Siendo joven entró en contacto con el estilo de vida, la lengua y los códigos de honor de los gauchos.

Fue un autodidacta y, a través de sus numerosas lecturas, adquirió firmes ideas políticas. Entre 1852 y 1872, época de gran agitación política, defendió la postura de que las provincias no debían permanecer ligadas a las autoridades centrales establecidas en Buenos Aires.

Participó en una de las últimas rebeliones federales, la de Ricardo López Jordán, un importante movimiento cuya primera rebelión finalizó en 1871 con la derrota de los gauchos y el exilio de Hernández en el Brasil.

A su regreso a la Argentina, en 1872, continuó su lucha por medio del periodismo. También desempeñó los cargos de Diputado y Senador de la provincia de Buenos Aires; ocupando este último cargo, defendió la federalización de Buenos Aires en un memorable discurso, enfrentándose a Leandro N. Alem.

A pesar de su enorme trabajo como político y periodista, la gran repercusión de sus ideas no llegó sino de la mano de Fierro.

Hay algo en lo que Hernández no reparó y que sin dudas traspasa cualquier intención que haya tenido como autor de la obra; probablemente su intención fue plantar su señal de protesta en una época determinada, pero El Gaucho Martín Fierro rompió todas las temporalidades y se volvió eterno.

En su relato, Hernández quiso ilustrar la vida del gaucho, su condición humana. Dibujó con sus palabras defectos, virtudes, penas y alegrías del arquetipo del hombre de trabajo de campo, del peón y, tal vez sin querer, construyó un modelo mucho más universal.

El Martín Fierro no es solo el relato de un personaje, es protesta social, una crónica de la vida extrema del gaucho argentino, la presentación de las ideas políticas y sociales en un contexto aún revolucionario.

¿Todavía no leyó el Martín Fierro? Tal vez sea hoy un gran día para comenzar, no solo a nutrirse de la literatura argentina, sino a descubrir un modo de sostenimiento de ideales absolutamente trascendente y efectivo.

Y encontrar que, como en Cambalache, muchas de sus sextinas siguen teniendo vigencia

Al que es amigo, jamás

Lo dejen en la estacada,

Pero no le pidan nada

Ni lo aguarden todo de él

Siempre el amigo más fiel

Es una conduta honrada.

 

*asuntoliterario.blogspot.com

 

María Fernanda Rossi

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