El último fin de semana estuvo plagado de noticias que tenían como protagonistas a los accidentes de tránsito. Choque y vuelco sobre el trazado de la Ruta Nacional Nro 3, auto desbarrancado que termina en las frías aguas del Fagnano, un vehículo derrapa y vuelca en la entrada a un barrio de la ciudad de Río Grande.
Cordones sanitarios. Sirenas de ambulancia que se multiplican y se magnifican. Corridas en los pasillos de los hospitales para atender a las personas heridas. Patrulleros que abren paso. Bomberos que avisan que acuden a un siniestro. Una y otra vez. Cada fin de semana, cada mes, cada año.
La cifra total de fallecidos en accidentes viales en el 2017 en toda la Argentin fue de 7.213, prácticamente la misma cantidad que durante 2016, cuando hubo en total 7.268.
Es decir que unas 600 personas perdieron la vida por mes durante el año pasado en todo el territorio argentino.
La provincia de Buenos Aires, con 2172 fallecidos, encabeza la lista de siniestros viales fatales en el país, seguida por Santa Fe (628), Córdoba (424), Tucumán (395), Misiones (354) y Santiago del Estero (344), según el registro de la entidad del que se hace eco el Diario Popular, confeccionado con datos obtenidos hasta el 11 de enero pasado.
Le siguen Entre Ríos (316), Mendoza (298), Salta (287), Corrientes (272), Jujuy (232), Chaco (206), San Juan (174), Formosa (135), Catamarca (128), Neuquén (125), San Luis (119), Chubut (109) y La Rioja (102).
En tanto, la Ciudad de Buenos Aires registra apenas 98 episodios fatales, al igual que Río Negro y levemente por encima de Santa Cruz (94) y La Pampa, (87). Por su parte, Tierra del Fuego (16) es el distrito que, por lejos, contó con menor cantidad de tragedias viales. Lo que es lógico teniendo en cuenta su poco tránsito.
La asociación civil Luchemos por la vida publicó un informe en el que se detalla cómo el uso del teléfono celular colabora en que se produzcan accidentes de tránsito.
El beneficio de la comunicación inalámbrica resulta indiscutible. La obligación (¿o adicción?) de estar siempre comunicados ya es más cuestionable.
Para los conductores de vehículos, el celular se ha tornado un problema muy serio ya que las distracciones que acarrea han demostrado consecuencias gravísimas en términos de siniestros de tránsito.
Enmarcado dentro de las diferentes distracciones del conductor, este profundo y abarcativo estudio de la Organización Mundial de la Salud sobre celulares analiza un nuevo y creciente problema mundial para la seguridad vial, y en particular para la Argentina.
La revista que edita Luchemos por la Vida ha revelado aspectos muy importantes del estudio desarrollado por la OMS
¿Conversar con un pasajero es diferente que hacerlo por celular?
En otros tiempos, algunos investigadores sugirieron que era semejante, pero recientes estudios marcan que hay una significativa diferencia entre ambas, con un grado mucho mayor de distracción y riesgo de aquellos que lo hacen a través de un celular. Distintos estudios demostraron que los tiempos de reacción son mucho más lentos cuando se habla por celular, lo que puede tener explicación en el hecho de que el pasajero está atento a la situación de la conducción y puede moderar, adaptar o posponer la conversación durante el viaje, cosa que no ocurre con el interlocutor al otro lado del celular.
Manos libres
Algunos han sostenido que los celulares de manos libres no afectarían a la conducción, pero esto está desmentido por numerosos estudios que demuestran que los efectos distractivos de la comunicación por celular (no obstante no tener el teléfono en la mano) son semejantes en ambos casos.
Cifras
Numerosos estudios internacionales han tratado de determinar las consecuencias del uso del celular mientras se conduce, y así se ha determinado, por ejemplo:
Que hasta el 7% de los conductores han sido observados usando celulares en la conducción en un momento dado del día en Australia, Holanda, Reino Unido y otros países europeos. Esa cifra sube al 11% en USA. Un estudio en Canadá indica el 2,8% en áreas rurales, pero sube a 5,9% en zonas urbanas.
Con metodología semejante, Luchemos por la Vida viene midiendo el uso del celular en Buenos Aires desde 2004. De la última medición resultó que “la cifra resulta alarmante, ya que significa que entre los vehículos que circulan por Buenos Aires, diariamente (unos 1.400.000) hay aproximadamente 57.400 manejando con un celular en la mano, simultánea y constantemente, pese a la expresa prohibición del art. 48, inc. ‘Y’ de la Ley Nacional de Tránsito 24.449 y la ley de la ciudad”.
Uso del celular y conducción alcoholizada
Algunos asocian los efectos del uso del celular como semejantes a los de la conducción alcoholizada. Mas aún, un estudio en el Reino Unido concluyó que un conductor que usa celular está más limitado que aquellos que tienen una concentración de alcohol de 0,8 g/l . Sin embargo, debe destacarse que la limitación del que usa un celular es transitoria, durante un lapso que no suele durar más de unos minutos, mientras que la del conductor alcoholizado dura varias horas, y lo acompaña, en general, durante todo el recorrido. Más aún, los conductores que usan celular tienen cierto tipo de control mientras que el intoxicado por el alcohol no tiene mucha conciencia de sus limitaciones, afectando también a su juicio en la conducción, lo que sería diferente en el conductor que usa celular, cuyo juicio está transitoriamente suspendido de actuar.
En consecuencia, los riesgos provenientes de la intoxicación alcohólica siguen siendo mayores que aquellos asociados con el uso de celulares.
Efectos sobre la conducción:
- Mayor tiempo de reacción para detectar y responder inesperadas maniobras de otros conductores;
- Dificultad para mantener derecha la dirección;
- Más lentitud para frenar y por ende menor distancia para frenar;
- Dificultad para mantener una velocidad apropiada (en general, más lenta);
- No acatamiento de señales de tránsito (por ejemplo, pasar en rojo);
- Reducción del campo de visión (se mira derecho hacia adelante, perdiendo la visión periférica o de los espejos);
- Menor distancia con otros vehículos;
- Inadaptabilidad a cambios en la corriente del tránsito;
- Trabajo mental sobresaturado, que aumenta el stress y la frustración;
- Reduce la conciencia del conductor acerca de lo que ocurre alrededor de él. Es evidente que el uso de un teléfono manual o el envío de un mensaje interrumpe la visión permanente del conductor;
- El peligro que genera esa distracción múltiple se agravará según distintas situaciones:
- La complejidad o importancia del asunto o motivo de conversación o mensaje; duración, frecuencia o situación del tráfico;
- Dicho peligro puede ser agravado por:
- la edad (afecta más aún a los conductores muy jóvenes y a los de edad avanzada);
- el sexo (diversos estudios internacionales muestran que los hombres son más proclives al uso del celular en la conducción que las mujeres);
- conductores nóveles: los afecta mucho más que a los conductores más experimentados;
- conductores temerarios: los que asumen más riesgos en la conducción (por ejemplo, no usando el cinturón de seguridad, conducen después de beber alcohol) usan con más frecuencia el celular al conducir.
Identificación de conductores
Es conveniente saber mientras conduce cómo identificar a otros que lo hacen hablando por celular, ya que son un peligro potencial de accidente del cual conviene alejarse.
Aunque no pueda verlo usando el celular, seguramente lo hace quien circula erráticamente sin poder mantener el vehículo en línea recta, y a una velocidad manifiestamente lenta para la vía.
Control y sanción
Resultan claves para reducir esta creciente causa de accidentes los controles efectivos y la aplicación de sanciones. Ellos no deben ser eventuales, sino que deben ser mantenidos en el tiempo, y con una alta exposición a los conductores.
A veces el control no resulta fácil, especialmente cuando se trata de equipos de manos libres, o del tipeo y envío de mensajes, agravado en los casos de vehículos con los vidrios polarizados o durante la conducción nocturna.
Sin embargo, cuando existe la intención de realizar controles serios y eficaces, siempre se encuentra la manera: en Noruega, por ejemplo, desde 2009 la policía usa binoculares para controlar mejor, lo que resultó en un aumento notable del número de actas labradas. (Seleccionado y extractado de “Mobile plone use: a growing problema of driver distraction”, O.M.S. , 2011)
Envío de mensajes mientras se conduce
Un estudio en el Reino Unido muestra que el 45% de los conductores reconoce mandar mensajes mientras conducen.
Otro estudio australiano concluye que 1 de cada 6 conductores reconoce enviar mensajes en forma regular mientras conduce.
Esta cifra es aún mayor en Australia (58%) en los conductores jóvenes e inexperimentados.
Conducir un automóvil implica un grado de responsabilidad que es muy difícil de asumir; aunque todos conozcan los riesgos, la mayoría de los conductores infringen por lo menos una regla de tránsito constantemente. El uso del cinturón de seguridad, cruzar semáforos en rojo, no ceder el paso al peatón, prenderse a la bocina, adelantar por la derecha, manejar luego de beber alcohol, guiar el vehículo mientras se usa el teléfono celular y una larga lista de etcéteras.
Lo más curioso es que, en Argentina, los conductores reconocen que “en general se maneja mal”, aunque paradójicamente casi todos los conductores afirman que individualmente manejan bien. La matemática no cierra por ningún costado.
Más allá de asumir o no cuándo alguien que está al mando de un automóvil lo hace bien o no, el asunto es identificar los errores que se comenten y corregirlos de manera personal. Como en todo, si cada uno hace su parte, todo resultaría más sencillo.
María Fernanda Rossi