Existen personas extraordinarias que con sus vidas nos enseñan que hay otros mundos allí afuera y diferentes formas de experimentarlos. Personas que con sus vivencias nos permiten conocer lugares remotos, historias fantásticas y experiencias increíbles. Existen personas como Sergio Anselmino, a quienes vale la pena escuchar y reflexionar sobre sus pensamientos, pues éstos nos pueden mostrar nuevos caminos hacia una vida totalmente distinta. EL ROMPEHIELOS accedió a una entrevista con el, para conocer un poco de su pensamiento y forma de ver el mundo.
Sergio es un tipo bueno. De esos que no encontrás en cada esquina. Tengo la suerte de conocerlo hace muchos años y me enorgullece poder contarlo entre mis amigos. De él aprendí muchas cosas y me animé a tantas otras. Si hay algo que Sergio logra es inspirar. Sus pensamientos te obligan a moverte de tu lugar e imaginarte viviendo experiencias nuevas, en lugares remotos, rompiendo los límites que vos mismo te impones. A Sergio no le gusta encasillarse en una profesión, pero si hay que definirlo de alguna manera podríamos decir que Sergio es fotógrafo, viajero, aventurero, expedicionario… pero por sobre todas las cosas, es un enamorado de la vida.
Ha recorrido la Isla de Tierra del Fuego a pie varias veces. Conoce la Península Mitre como pocos y se mueve por ella como si fuese el patio de su casa. Ha caminado en solitario toda la Isla de los Estados. Fotografió la Antártida. Recorrió gran parte de América del Sur en bicicleta. Ahora sus caminos lo han llevado al otro lado del mar, al continente africano. Desde allí, Sergio dialoga con nosotros y esto es lo que tiene para contarnos.
-¿De dónde sos? ¿A qué te dedicas?
Durante muchos años navegué el Canal Beagle y escuché cientos de veces cómo Argentinos hablaban mal de los Chilenos cuando pasábamos frente a la Isla Navarino, también de los Ingleses. En muchos países de África algunas personas si sos Europeo te van a tratar muy mal, en cambio si les decís que sos argentino seguro van a ser muy simpáticos porque te van a relacionar con un conocido jugador de fútbol.
Si le digo a alguien que soy porteño pueden decirme que soy un creído, si le digo que soy santiageño, posiblemente piense que no me gusta mucho trabajar.
Si soy un médico o un abogado, seguramente me prestarán más atención que si soy un zapatero o un barrendero.
Hace mucho tiempo que me dejó de interesar de dónde son las personas o a qué se dedican, muchas veces la cultura y las fronteras estereotipan a las personas.
-¿Cuándo comienza tu interés por la fotografía?
Desde que era pequeño sentía mucha curiosidad por la naturaleza y siempre buscaba escaparme para explorar cualquier entorno natural que encontrara. De a poco, gracias a una diminuta cámara de fotos que había en mi casa, descubrí lo que resultó para mí la herramienta perfecta que me permitía observar y guardar lo vivido. A los 21 años recién pude comprarme mi primera cámara réflex y así empecé a disfrutar y a aprender de toda la magia que con ella se podía obtener.
-Tu obra ronda principalmente el ambiente y la naturaleza ¿Cómo pensas que tu trabajo puede ayudar a preservarla?
Creo que la imagen tiene un poder inigualable a la hora de trasmitir un mensaje, pero también creo que una gran parte de la sociedad necesita mucho más que recibir mensajes. Sinceramente, y aunque esa es mi intención, no sé si lo que yo hago puede ayudar. Hay que educar, es urgente que en las escuelas y universidades implementen extensas materias sobre el cuidado del ambiente. No hay más tiempo, necesitamos comprender que estamos consumiendo desesperada e incontrolablemente cosas que realmente no necesitamos y que eso está generando cambios negativos e irreversibles en el planeta. Necesitamos crear generaciones más inteligentes y no tan egoístas.
-Tus expediciones en Tierra del Fuego ¿a qué lugares te han llevado?
Afortunadamente he podido recorrer casi toda la provincia de Tierra del Fuego, no sólo a través de los caminos y senderos tradicionales, sino también después de caminar varias semanas he alcanzado lugares maravillosos en donde la soledad y lo prístino invaden a uno en cada paso.
-¿Qué aprendiste de aquellos viajes?
He aprendido muchas cosas en todas mis expediciones, quizás muchas más de las que alguna vez imaginé, pero voy a destacar dos: si sentís deseos de hacer algo, hacelo, nunca te detengas por lo que te dicen los demás, las personas que te lo dicen no tienen la capacidad y fuerza que a vos diariamente te inyecta tu deseo.
Por otro lado, es necesario que sepas que adentro tuyo hay otra persona. Si, otra persona mucho más robusta y sabia, y que sólo vas a tener el enorme placer de conocer cuando, por decisión tuya o no, te encuentres alejado de la seguridad de tu perímetro de confort.
-Si tuvieras que elegir un punto destacado de tus viajes y expediciones, ¿cuál sería?
Es realmente una pregunta muy difícil de contestar. Con el tiempo he logrado explorar y observar detalladamente cada lugar al que voy, y así siempre he encontrado algo que lo va a hacer especial para mí. Creo que después de llevar varios días caminando solo en la Isla de los Estados me encontré en un punto “diferente”, pero cada vez que lo recordé, no pude entender si ese punto estaba relacionado con la geografía y el clima que me rodeaba, o con todo lo que se había acumulado en mi interior durante aquella travesía.
-Tu viaje en bicicleta por América ¿cómo surgió la idea?
Mi viaje en bicicleta no fue una idea, fue un sueño, y al fin después de muchos años llegó el momento de hacerlo realidad.
A mis 15 años me convertí en un apasionado obsesivo de la bicicleta. Nunca competí, no me interesaba en absoluto, la bicicleta era mi escape, me alejaba de todo, me hacía transpirar y me acercaba a la naturaleza. Iba a todos lados en bicicleta y en mis días libres me ponía mis auriculares y a veces pedaleaba más de 250 kilómetros. Seguramente que en uno de esos días, después de la lluvia y en alguna solitaria ruta de ripio se empezó a gestar mi sueño de algún día viajar en bicicleta.
-Además del viaje en sí, ¿cuál es la finalidad?
Cuando le cuento a alguien que durante casi dos años viví arriba de mi bicicleta y con únicamente lo que en ella podía cargar, siempre agrego que viajar así se convierte en un estilo de vida, y es eso, vivir, no hay una finalidad más acertada que la de vivir, todos tendríamos que aspirar a tratar de vivir de la manera que nos guste y nos haga bien.
-El viajar en bicicleta ¿Qué relación tiene con el ambiente y su preservación?
Acá te voy a responder como te responderían casi todos los que utilizan la bicicleta como medio de transporte. La bicicleta es un vehículo ecológico, casi no genera contaminación, es silencioso, económico y aparte te mantiene saludable físicamente, todo lo opuesto a un auto.
-¿Cómo fue la experiencia de guiar a documentalistas en Península Mitre?
La experiencia fue muy buena. Con mi amigo Federico Gargiulo hace muchos años atrás habíamos querido realizar una travesía para filmar toda la Península Mitre, pero por diferentes motivos no la pudimos concretar. Yo siempre pensé que era un lugar que debía ser mostrado para que pudiera ser valorado y protegido, así que cuando los hermanos Julián y Joaquín Azulay me contaron de su interés en documentar Mitre, no dude en ofrecerme para guiar esa expedición.
Fue un trabajo muy duro el que realizamos allá. Caminar cargando tanto equipo por esa geografía no es fácil y también se requiere de mucho esfuerzo para filmar en esa situación, el cansancio y el terrible clima desaniman constantemente, así que entre todos tratábamos de alentarnos para sacar el trípode aunque lloviera o el viento fuera muy fuerte.
Después de 53 largos días terminamos la expedición, cumpliendo con el objetivo y documentando Mitre como hasta ahora nadie lo había hecho. De mi parte estoy seguro que el éxito de la película de Julián y Joaquín, Península Mitre “La tierra olvidada”, va a ser de gran ayuda para que en un futuro ese paraíso sea protegido.
-Y ahora en África ¿Qué sentís de esta experiencia?
Siento infinidades de cosas que espero en algún momento pueda ir ordenando. Es un continente con una cultura bastante diferente, y repleta de gente extraordinaria. África me está enseñando mucho.
-El futuro ¿Pensás en el?
Cuando de una vez por todas entendamos que no hay que pensar tanto en el futuro vamos a lograr vivir mucho más felices y livianos. Lo único que realmente existe es el presente, y lo tenes que disfrutar, porque te podes morir mañana, o esta misma noche.
¿Tenés nuevos proyectos o vivís el día a día y lo que cada jornada te depara?
Hoy vivo el día a día, y estoy muy contento por eso. Si un día siento deseos de vivir de otra forma lo haré, pero espero nunca más sentir que no soy dueño de mi tiempo.
Creo que la condición humana es la de ser libre.
Podes seguir el viaje de Sergio en su página de Facebook -> EcosistemAmérica
Abel Sberna