Un docente apasionado por la actividad al aire libre y la conexión con el ambiente, impulsa una escuela para chicos y chicas y que recoge las premisas de esta disciplina: contacto con la naturaleza y espíritu aventurero. Todo, en las condiciones únicas que brinda el noroeste santacruceño.
Sebastián Moyano es “profe” de educación física hace 20 años. Desde niño, en la escuela, “siempre hacía actividades relacionadas con la vida en la naturaleza y la montaña desarrollando el trekking, siempre con la mochila”, explica Moyano.
Desde marzo de este año decidió que era tiempo de transmitir toda esa experiencia y el amor por el lugar que eligió para vivir. Es así que nació la idea de una escuela de senderismo para niños y niñas de entre los 7 y los 13 años de Los Antiguos. La repercusión positiva fue inmediata. “Fueron diez encuentros seguidos, los sábados, y como todo proyecto en un pueblo chico, donde hay una continuidad empieza a resonar y entonces se enteran todos”.
Ahora “ellos ya tienen establecida la rutina y muchos han llegado al grupo por lo que otros han comentado, por haber participado. Entienden que esta es una actividad que tiene múltiples beneficios. El contacto con la naturaleza es mágico. Siempre llegamos a la casa diferentes de como salimos”, afirma el docente.
Sebastián no duda que Los Antiguos es un lugar muy favorable para estas iniciativas. “Tenemos ríos, lagos, montañas, todos los escenarios que te puedas imaginar están dentro de este lugar, dentro de este valle. Eso me llevó a juntar energías para este proyecto de senderismo infantil”.
El formador ha podido relevar alrededor de 14 senderos. “La hoja de ruta la armo casi dos días antes, todo depende del estado del tiempo. Si corre viento norte, o viento sur, existen lugares diferentes donde la actividad puede ser más propicia”.
Sobre los lugares donde desarrollan las actividades, el profesor describe que algunas las desarrollan sobre “la costa del lago Buenos Aires, el segundo más extenso de Sudamérica, donde hay médanos. En la franja norte nos da el sol y tenemos un buen reparo y lugar de esparcimiento. Los chicos ahí trabajan descalzos, esto tiene muchos beneficios, conectar directamente con la tierra”, explica.
En alguno de los itinerarios aprovechan los establecimientos chacareros. “Tenemos un punto de encuentro que es Chacra La Querencia. De ahí salimos a diferentes lugares”.
“Creo que estamos en el momento preciso para sembrar la semilla”, explica Moyano, “hay una apertura también dentro del municipio para acompañar este tipo de actividades. Hay interés desde la comuna, para que podamos ir adoptando este perfil de localidad con actividades de trekking urbano, para fomentar el trazado de recorridos y que la gente del pueblo y los turistas y visitantes puedan conocer”, explica.
Tanto los niños y niñas como las familias, se van sumándo a la propuesta como un espacio integral que los conecta con “la casa que habitamos”. Para el docente, el contexto de este último año incentivó que “volviéramos a mirar hacia lo que tenemos cerca, a que volvamos a descubrir las riquezas de nuestro lugar”.
Aprender a conocer y disfrutar de la vida en la naturaleza es uno de los desafíos que se plantea Sebastián y quienes lo acompañan en esta iniciativa. “Estas actividades van ampliando la mirada, generando un sentido de pertenencia del lugar y de cuidar del ambiente. En las caminatas salimos con bolsitas y vamos juntando la basura que encontramos en los senderos y eso los chicos lo van multiplicando”, señala.
“Los chicos ya vienen un poco con esa conciencia. Nosotros lo que hacemos es acompañarlos”, dice el profesor, quien considera que esto recién empieza y que “hay mucho por hacer”.
Cada excursión semanal de la que participan alrededor de 20 niños, la actividad es arancelada y en carpeta tienen la incorporación de actividades de media jornada o jornada completa y a fin de año cerrar con campamentos.
Daniella Mancilla Provoste
Fotos: Sebastian Moyano