Las imágenes de esta nota son un trabajo artístico de Ramiro Ghigliazza
San Martín era un hispanoamericano fundamentalmente, y él mismo lo dice: “La revolución en las tierras americanas es de la misma naturaleza que la revolución española de 1808”, que fue una revolución que liquidó a la Inquisición y empezó a distribuir tierras. Era cumplir de una u otra manera los principios fundamentales de la Revolución Francesa, que después fue derrotada. Esto también nos obliga a poner en discusión la concepción sobre la Revolución de Mayo, que fue una revolución democrática. Es decir, se reemplazó al Virrey por una junta popular, pero sin haber declarado la independencia.
San Martín no combate en San Lorenzo con bandera argentina porque la Argentina no existía. Lo consulté al Instituto Sanmartiniano, y no sabían qué decirme. “Pero la bandera es necesaria porque en medio de una batalla es el punto donde se nuclean las fuerzas de uno de un lado para estar en contra del otro y no confundirlas a los propios enemigos con los amigos”. Bueno, “no se sabe muy bien”, me dijeron.
Tampoco me querían reconocer que el sargento Cabral había sido esclavo, y que fue liberado por su dueño para que pasara al ejército de San Martín.
Más allá de estos pequeños, pero significativos detalles, la coyuntura justifica que la Asamblea del año 13 no haya declarado la Independencia, y explica además que San Martín no se haya convertido en ese entonces en un decidido adalid de la Independencia a partir del momento en que la revolución española cae derrotada y se repone la Inquisición. Se repone la derecha en España, la monarquía que persigue a los liberales -a los buenos liberales de aquel tiempo, no los liberales de ahora de acá en Argentina-, y entonces San Martín por eso también apoya la idea de Manuel Belgrano de la monarquía incaica. Es decir, si hay que establecer una monarquía de “rey que reina, pero no gobierna como un primer ministro”, no se puede recurrir a Europa sino a los pueblos originarios.
Entonces uno se encuentra con que Juan Butista Alberdi dice “cuando lo conocí a San Martin me sorprendió porque yo lo consideraba indio, de tez morena, cabellos negros y lacios, corpulento y sabía que le decían ‘el tape de Yapeyu'”. Lo consideraban mestizo, ligado a su nacimiento en las zonas guaraníticas, y la poca información que existía sobre él hizo que cuando llegase al Río de la Plata desconfiaran de él, porque él hablaba en un tono castizo y con refranes españoles.
Esto explica además porque no combate en el Perú. Porque él tiene diálogos con el jefe de las fuerzas que había mandado España, que envió dos flotas para recuperar las tierras americanas después que es derrotada la revolución española, no antes. Por eso, la bandera española flamea en el Fuerte de Buenos Aires hasta 1814: porque no se ha declarado la independencia. Las habituales confusiones de los chicos entre el 25 de Mayo y el 9 de Julio están ligadas a esto.
San Martín aparece como una figura realmente hispanoamericana, que no podía de ninguna manera tener rencor alguno ni animadversión por Simón Bolívar como nos enseñaron en la escuela. Incluso en Venezuela también, porque esa es la formación de una cultura que propende a que no tengamos una concepción latinoamericana.
Hurgando en la investigación se encuentra que San Martín, en el exilio, tenía tres retratos de Bolívar. Uno de ellos lo tenía en su propio dormitorio, delante de su cama. Es decir, que cuando se despertaba a la mañana al primero que veía era Bolívar, y cuando se acostaba a la noche, al último que veía era Bolívar. Solamente un masoquista se podría autoinfligir ese sufrimiento con quien, suponiendo lo que dice la versión de la historia de Bartolomé Mitre, le habría robado la gloria de terminar la campaña de liberación latinoamericana. Incluso se cartea con Bolívar después del encuentro de Guayaquil.
Lo cierto es que San Martín no podía negociar de otra manera que como negoció con Bolívar, porque no tenía ningún apoyo de parte de Bernardino Rivadavia desde Buenos Aires. Tenía que entregarle su ejército a Bolívar y hacer que los últimos granaderos participarán en las últimas batallas de liberación.
Esto explica la animadversión tremenda de San Martín por Rivadavia. Bernardo O´Higgins le dice en una carta: “Rivadavia es el más innoble que ha nacido en estas tierras”, y San Martín le responde: “Sí, me puso espías cuando yo estaba en Mendoza, es un malvado”. Los diarios rivadavianos, obviamente, atacan a San Martín.
Dentro de esta recomposición de San Martín está también su concepción, cuando ya es decididamente independentista, de que la Batalla de Obligado es muy importante. Mantiene un intercambio de 10 cartas con Juan Manuel Rosas, que no aparecen en la historia de la biografía escrita por Mitre, quien nos explica cómo San Martín se ha vuelto monárquico en 1819. Omite el diálogo entre San Martín y Rosas, y omite también una entrevista entre San Martín y Domingo Faustino Sarmiento, donde Sarmiento habla mal de Rosas y San Martin le dice que “no debe ser tan malo si está en el poder”.
Una historia que nos enseñaron en el colegio es cuando una de las nietas de San Martín se pone a llorar y él le da una medallita, que le habían dado en la batalla de Bailén por su comportamiento valiente y arrojado. Estando Sarmiento presente, San Martín dice “esto es una demostración del reconocimiento para los que están dispuestos a defender las tierras americanas”. Fue un “alfilerazo” a Sarmiento frente a su posición de apoyo a la Comisión Argentina que jugó con el general Juan Lavalle, quien se hizo transportar por barcos franceses para acabar con Rosas. Vale aclarar aquí que Rosas que tenía sus limitaciones, como un gran estanciero que tampoco es una figura que uno puede adscribir totalmente, porque con la distribución de tierras que se hizo en la época de Rosas se consolidó la oligarquía terrateniente que después profundizó Mitre y finalmente se convirtió en lo que es hoy.
Creo que a San Martín hay que considerarlo fundamentalmente como un hispanoamericano, dentro de una concepción histórica que tiene que ser latinoamericana. Porque de otro modo, pensando en el presente, no podemos entender que, con la que espero sea seguramente una victoria de Lula en Brasil, estamos ante un cambio en América Latina, con México, con Colombia -insólitamente con un gobierno popular después de tanto desastres y muertes-, con Chile y todas sus contradicciones que puedan tener, y con lo que uno espera que pueda enderezarse el gobierno argentino en algunas cosas. Aunque sería sustancial agregar que salvarle la vida a Evo Morales, como hizo Alberto Fernández incluso antes de asumir, lo justifica totalmente desde esta perspectiva latinoamericana.
En ese sentido, creo que la reivindicación de San Martín está ligada a la soberanía, está ligada a la unión latinoamericana y está ligada a esas actitudes que tomaba él con un cocinero negro, por ejemplo, que otros hombres de su generación hubieran discriminado, y con su concepción inicialmente ligada al principio fundamental en la Revolución francesa, aunque estos hayan sido después desvirtuados por la burguesía y el desarrollo del capitalismo galo perdiendo, los valores fundamentales de libertad, igualdad y fraternidad que hay que promover y profundizar en estos momentos de grave crisis de nuestro país.
Norberto Galasso