En lo que va del año la industria salmonera ha dejado un saldo desfavorable en el mundo. El escape frecuente de salmones, la contaminación derivada por la alta mortalidad de los peces, combinada con los parásitos que desprenden, están generando pérdidas millonarias. En Tierra del Fuego la lucha contra las salmoneras sigue de cerca los movimientos de la Legislatura que espera nuevamente tratar el proyecto de prohibición derivado a Comisión en la última sesión.
En enero de este año, 50.000 salmones se fugaron de una granja de cultivo en Tasmania contaminando el medio marino. Según explica el diario británico The Guardian, los peces se liberaron después de que un incendio derritiera parte de su jaula. La empresa responsable Huon Aquaculture, meses antes habría declarado otra fuga de 130.000 salmones debido a fallas técnicas. En Escocia, otros 50.000 salmones aproximadamente se escaparon a principio del 2021 por fallas en las redes de las jaulas, según expresó la propia empresa Marine Scotland.
Sumado a los frecuentes escapes, se encuentra la gran concentración de parásitos en los peces incrementando las ya altas tasas de mortalidad. Los daños se multiplican por miles. Según un reciente estudio desarrollado por la organización Just Economics con base en Londres estos costos ascendieron a alrededor de 50.000 millones de libras a nivel mundial desde 2013 hasta 2019.
El informe también examinó la industria del cultivo de salmón en Canadá, Noruega y Chile, los otros productores mundiales más importantes. Concluyó que, de los costos asociados con la piscicultura, cerca del 60% eran absorbidos por las empresas y derivan de la mortalidad de peces y el costo del tratamiento de los piojos de mar, pero el 40% de estos fueron a costa de la sociedad en general, por ejemplo en la contaminación, la pérdida de poblaciones de peces y los impactos sobre la crisis climática.
El pasado Lunes 5 de abril la empresa chilena Camanchaca anunció que registró 1.4 millones de salmones muertos en sus centros de cultivo de la zona de Chiloé, convirtiéndose en una catástrofe ambiental y económica. La empresa también anunció que registrará una pérdida estimada en más de 4 millones de dólares por los peces muertos en sus jaulas marinas. La causa de la mortalidad se atribuye a la baja de oxígeno por bloom de microalgas.
Sobre la base que necesitamos generar más alimento para el mundo, algunas empresas plantean que la acuicultura busca alivianar la presión sobre las pesquerías de captura, un argumento desestimado por un estudio desarrollado por el Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (Ideal) de la Universidad Austral de Chile publicada por la revista científica “Fish and Fisheries”.
Sobre la base de datos nacionales y globales, plantea que la acuicultura no aliviaría la presión sobre las pesquerías de captura, ni menos contribuiría a la seguridad alimentaria mundial. Y es que, por ejemplo, para alimentar un kilo de salmón del Atlántico se necesitan 2,5 kilos de pescado salvaje que termina siendo depredado.
Liderada por la economista ambiental Laura Nahuelhual, la investigación destaca los efectos negativos que conlleva para el ecosistema marino la expansión e intensificación de la acuicultura. “Lo que está sucediendo en los océanos es similar a lo que ocurre con los bosques: se pierden bosques nativos y se plantan especies exóticas para recuperar la superficie forestal, lo que lleva a sostener que existe una recuperación neta de biomasa forestal. Sin embargo, un cúmulo de literatura avala que los bosques plantados no cumplen ni el mismo rol ecológico ni el mismo rol social que los bosques nativos”, explica la investigadora del Centro Ideal y agrega que “muchos de los productos acuícolas, como el salmón que exporta Chile, por ejemplo, no contribuyen a la alimentación de la población más necesitada, sino que son bienes de lujo que solo puede consumir una fracción de la población de más altos ingresos”.
Tierra del Fuego a la espera
La Legislatura provincial giró a comisión en la última sesión ordinaria el pasado 25 de marzo el re-ingresado proyecto del Movimiento Popular Fueguino que pretende prohibir en la provincia la explotación de la salmonicultura. El mismo había ingresado en 2019 y girado a la Comisión 3 de Recursos Naturales, pero nunca obtuvo dictamen por lo que perdió estado parlamentario.
El re-ingreso del proyecto viene acompañado de algunos cambios, como el giro a la Comisión 1 de Legislación General que preside el oficialista Federico Greve dejando una clara oportunidad al oficialismo para remarcar su postura respecto de este asunto.
Otro dato no menor es que el vicepresidente de la comisión es el mismo Pablo Villegas, autor del proyecto perteneciente a la banca del Movimiento Popular Fueguino, integrante de la coalición de gobierno.
A escala mundial el modelo de negocio de las salmoneras parece haber llegado a su tope, y mientras se busca intervenir desde diferentes frentes para que cese el impacto irreversible que se está generando, Tierra del Fuego cuenta hoy con una opción superadora: prohibir preventivamente la explotación de salmónidos en la provincia.
Con el reclamo vigente en las calles, los legisladores y legisladoras deberán estar a la altura de las circunstancias para reforzar su compromiso de representación de los fueguinos y fueguinas en contra de las salmoneras en el canal Beagle.
Fuentes:
- Fisheries Management Scotland
- The Guardian
- La Nación
- Radio del Mar
- El Mostrador
- Just Economics