El 2 de abril de 1982, un grupo de comandos anfibios argentinos desembarcó en Puerto Argentino para recuperar las islas Malvinas. Ese mismo día, a los 34 años, el capitán de fragata Pedro Edgardo Giachino fue alcanzado por el fuego enemigo. Jefe de una sección de comandos anfibios y buzos tácticos que desembarcó en Puerto Argentino, Giachino se convirtió en el primer caído en combate de la guerra. Su muerte marcó el inicio del conflicto armado que enfrentó a Argentina con el Reino Unido durante 74 días.
Cada 2 de abril, la Argentina conmemora el Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas, establecido por ley en el año 2000, y declarado feriado nacional. Es una fecha para recordar, homenajear y también volver a escuchar las voces de quienes fueron testigos del conflicto, incluso desde lejos del frente.
En exclusiva para los lectores de El Rompehielos, publicamos un fragmento del libro aún inédito “La noche que sonó la alarma”, que compila testimonios de vecinos de Río Grande durante los días de la guerra. Guillermo Triviño, adolescente en ese entonces, trabajaba en el café del aeropuerto. Lo que vio ese día lo marcó para siempre.

Ilustración de Germán Pasti
En aquellos años los chicos trabajaban de muy chicos. El aprendiz para los mandados. Yo iba a la Escuela 2 a la tarde. Arrancaba como a las 12,30.
Una mañana estaba caminando y me encuentro con un vecino, de apellido Soto, de una familia muy antigua de Río Grande. Él trabajaba en el mostrador de LADE; vendía los pasajes y esas cosas. Lo encuentro a una cuadra de mi casa, yo iba caminando, él conocía a mi familia, yo a la de él, y me saluda muy amablemente.
– ¿Vos qué estás haciendo ahora?
– Estoy yendo a la escuela.
– ¿Pero no estás trabajando?
Le conté que estuve trabajando hasta hacía poco, vendiendo diarios, helados, en un almacén, en una verdulería…
Me dice: en el aeropuerto necesitan un chico para manejar la máquina del café… Si querés te llevo y hablás con el encargado.
Me llevó y hablé. El encargado de la concesión era de apellido Nervi.
A los tres días estaba trabajando en la máquina de café. Me buscaban tipo 7 am por mi casa y me traían de vuelta tipo 12,30 para ir a la escuela.
Llegábamos a la mañana y al rato empezaban a llegar los aviones.
Río Grande era un lugar muy chiquito pero se hacían muchos viajes a Ushuaia. LADE hacía viajes a Río Gallegos, Calafate, Comodoro…
Hacía una o dos semanas que estaba trabajando ahí.
Una mañana fuimos como todas las mañanas a trabajar y de repente salió la cocinera corriendo de la cocina. Vino hasta el salón y gritó muy eufóricamente: “¡Se recuperaron las Malvinas!”.
A todos los que estábamos ahí nos agarró como una mezcla de sensaciones… una emoción… Nos pasaba de todo. Fuimos a la cocina y arriba de una heladera había un televisor blanco y negro; estaban transmitiendo desde Buenos Aires. La gente se estaba yendo a Plaza de Mayo. Eran las 10:30hs de la mañana. Era el 2 de abril de 1982. Justo esa mañana. Ahí nos enteramos que se recuperaron las Malvinas. Todavía no pasaba lo de la guerra.
Al rato vemos que aterriza un avión Hércules. Aterriza y se tira para el lado izquierdo. Nosotros observábamos ese avión. A los 15 minutos aterriza otro atrás. Nos fuimos acercando al ventanal y nos quedamos mirando. En un momento sale de algún lugar del aeropuerto un montacargas y se dirige al avión de la izquierda. En el avión de la izquierda se abre una compuerta y aparece una ataúd de color marrón barnizado (me acuerdo como si fuera ayer) y tenía la bandera argentina atada en sus manillares. La bandera argentina toda estirada. El montacargas baja, saca el cajón y se dirige al avión de la derecha, y lo sube, lo posa y lo carga. Ahí nos enteramos que era el cuerpo del comandante Giachino, el primer muerto en la guerra de Malvinas. A este segundo avión, en el que cargan el cuerpo, lo llenan de combustible, y se va. Ahí nos enteramos que se iba a Buenos Aires y a Mendoza. Porque era oriundo de Mendoza.
En el primer avión, donde habían sacado el cuerpo de él, empezaron a llegar los Mercedes Benz del BIM cargados de tropas. Nosotros veíamos cómo subían nuestros hermanos, los soldados argentinos subían con sus mochilas, con sus fusiles, con sus cascos. Y subieron cantidad, llenaron el avión. Al ratito se habían ido los dos aviones.
Nosotros éramos 5 o 6 personas que fuimos testigos directos de ese momento. Como siempre digo, es una foto que nunca vi en ningún lado. Por ahí nadie tenía una cámara. Hubiera sido una foto histórica. A mí me quedó grabadísimo, como si fuera ayer.
LA NOCHE QUE SONÓ LA ALARMA es una investigación histórica que compila testimonios de la población civil de Río Grande durante la guerra de Malvinas; cómo se vivía y se desarrollaban las actividades en los distintos sectores de la ciudad; las experiencias más variadas y personales en relación al conflicto bélico.
Sus autores son Mingo Gutiérrez, Esteban Rodríguez y Fede Rodríguez.

Pedro Edgardo Giachino (Mendoza; 28 de mayo de 1947 – Puerto Argentino; 2 de abril de 1982) fue un integrante de la Armada Argentina ―capitán de fragata (ascendido post mortem) de infantería de marina. En el Decreto por el que se le otorgó la CRUZ AL HEROICO VALOR EN COMBATE dice: (…) Siendo Jefe de una Fracción de combate durante las acciones de recuperación de las Islas Malvinas, encabezar el asalto final enfrentando a un grupo enemigo y pese a ser gravemente herido, continuar impartiendo órdenes e impedir ser tomado prisionero logrando, a despecho de su propia vida, que sus subordinados operaran decididamente en la conquista del objetivo asignado, cumpliendo la orden de no producir bajas en el enemigo aún a costa de su propia vida.
Foto de portada de Ignacio Robayna
