Cuando uno pregunta como al pasar, la gran mayoría de las personas responden que no creen en el horóscopo, pero que sin embargo lo leen periódicamente e, incluso, le prestan atención a las predicciones que cada fin de año aparecen en diferentes formatos, y tratan de consultarlas antes del inicio del próximo.

También es cierto que mucha de esa ‘fe’ está basada en lo que responde tal predicción, “si lo que dice para mi signo para el año próximo es bueno, medio que me aferro a eso; como dicen en las redes ‘prefiero creer’. En cambio, si lo que dice el horóscopo no es tan copado, entonces lo descarto instantáneamente y no me vuelvo a acordar”, admite Mariana, una administrativa de 38 años.

Yo considero que un poco te predispone. En mi casa es medio un ritual cuando nos juntamos en la cena de año nuevo que alguien traiga el libro de Ludovica y leemos a ver qué dice el horóscopo chino. Ahora también se sumó el libro de Joe Fernández que es un astrólogo muy divertido. Así que nos juntamos y esa es la actividad de la jornada, nos leemos unos a otros lo que va diciendo nuestro signo y vamos haciendo planes o soñando a medida que aparecen las predicciones”, cuenta Juana que tiene 41 años y es empleada en una agencia de quiniela (ella también se ríe cuando cuenta ambas cosas juntas).

En la última página de la revista o del diario se ubica una de las secciones más buscadas: el horóscopo. En ese espacio, un astrólogo le asigna a cada uno de los doce signos zodiacales una predicción de lo que le va a pasar durante el día o la semana. La gente cree en ello y suele seguir sus recomendaciones. ¿Por qué creemos en el horóscopo?

Creemos en el horóscopo porque es una manera que tenemos los seres humanos de intentar poner orden en el caos. Es una forma de querer anticiparse a lo que viene y, en ocasiones, de querer controlarlo. Desde tiempos inmemoriales el hombre ha querido prever lo que va a suceder y para eso ha consultado a astrólogos”, explica Juan Carlos Saumont, psicólogo, astrólogo y docente de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.

La necesidad de saber qué va a pasar en un futuro ha acompañado al ser humano desde el principio de los tiempos y perdura hasta hoy. Aunque los científicos critican permanentemente el horóscopo, la gente continúa incólume comprando predicciones para el 2018.

La creencia en el horóscopo y las predicciones se sustenta en una intuición ligada a una concepción mítica de la realidad, en la cual se ve el tiempo de una manera cíclica. Esto referido a los ciclos de la naturaleza (las estaciones del año) y cómo esos ciclos resuenan de manera simbólica en el ser humano (los signos del zodíaco)”, señala Saumont.*

El zodiaco es una de las formas de adivinación más antiguas que aún hoy subsiste y que tiene muchísimos adeptos.

Una curiosa explicación al por qué las personas creen en el zodiaco es el llamado “Efecto Forer”, también conocido como la falacia de validación personal. El Efecto Forer es un sesgo cognitivo y se refiere a que las personas tienden a dar su aprobación a aquellas descripciones personológicas que supuestamente han sido realizadas para ellos pero que en verdad sólo muestran detalles muy vagos que podrían ser aplicados a un gran número de personas.

En un estudio realizado en el año 1948, el psicólogo Bertram Forer le brindó a un total de 39 personas un análisis de personalidad único y les pidió que evaluaran cuán preciso era el mismo en una escala del 1 al 5, siendo 5 la puntuación máxima.

Este análisis estaba compuesto por 13 afirmaciones generales extraídas de los diferentes signos zodiacales, como por ejemplo:

Tienes una gran necesidad de agradarle a otras personas y de que éstas te admiren

Tienes una tendencia a ser crítico contigo mismo

Te enorgulleces de ser un libre pensador y no aceptas las ideas de los otros sin las pruebas correspondientes

Como puede apreciarse, realmente los enunciados son muy generales; aún así, las personas afirmaron que eran muy precisos, alcanzando una media de 4,26. Este fenómeno ha sido replicado en otros tantos experimentos y se ha podido validar que entre el 80 y el 90% de las personas consideran que las afirmaciones generales son muy precisas para su caso. Obviamente, existen algunos aspectos que aumentan la veracidad percibida por las personas:

-Cuando se cree que el análisis se aplica sólo a él;

-Cuando el análisis atribuye en su mayoría características positivas;

-Cuando la persona cree en la autoridad y conocimiento del evaluador.

Un truco antiquísimo que permite que las personas se reconozcan en afirmaciones vagas y generales radica en brindar características opuestas que cubran todo el comportamiento cotidiano de la persona; por ejemplo: “a veces eres extrovertido mientras que en otras ocasiones te comportas de manera introvertida”.

Otro de los trucos consiste en insertar afirmaciones que puedan aplicarse a la inmensa mayoría de la gente, como “te gusta agradar a las otras personas”. O incluir oraciones donde se afirme que tenemos algunas capacidades sin desarrollar: “tienes un potencial considerable por desarrollar”; al fin y al cabo, a todos nos gusta que adulen nuestro ego y esto nos provoca una ceguera a la realidad.**

Joe Fernández, un joven y muy divertido astrólogo argentino, tiene su propia teoría. En comunicación con EL ROMPEHIELOS, habla sobre el tema: “me parece que la astrología tiene esto de ‘volver a creer’, llega fin de año y uno se hace promesas falsas que nunca va a cumplir, como que nos creemos que vamos a empezar el gimnasio, vamos a empezar la dieta, vamos a aprender un idioma, que nos vamos a ir de viaje, que vamos a cumplir un montón de objetivos que cuando llega Semana Santa nos damos cuenta que va a ser imposible”.

Entonces la astrología nos da esa sensación de ‘a ver este año qué’ me toca, qué voy a hacer, qué me va a pasar. Es una forma de ponerle la responsabilidad propia a un tercero, es volcar en otro la responsabilidad de hacerme cargo de mi destino, de mi situación. Es mucho más fácil, cuando las cosas no se dan, cuando me empiezo a frustrar, echarle la culpa a que tengo Saturno en mi signo o a que tengo Plutón en un tránsito, a decir que soy inconstante o que no fui lo suficientemente perseverante en mis objetivos”, agrega Fernández.

Joe lo resume de una manera tan sencilla como genial: “la astrología es, a la vez, esperanza y excusa. Esperanza de un futuro mejor y cuando algo no funciona, la excusa de que no funcionó porque al final, según decía la astrología, iba a tener un año complicado”.

Pero, por supuesto, no nos quedamos con la intriga y le preguntamos qué tal va a ser el 2018 según los astros: “va a ser un año en donde vamos a tener a Escorpio como protagonista, un año en el que Escorpio va a estar regado por Júpiter, y eso trae esa sensación de que todo lo que está debajo de la alfombra sale a la luz. Es la sensación de que no se puede ocultar más nada, no solamente para Escorpio sino para todos los signos del zodíaco”.

Para Fernández, el 2018 “es un año en el que todos los trapitos salen al sol. Mucho cuidado las parejas infieles, los que tienen secretos, los que tienen plata no declarada a sus parejas porque es un año donde todo se va a mostrar, todo va a salir a la luz”.

El que viene es un año que beneficia a los signos de agua, asegura el astrólogo: “si beneficia a Escorpio, por propiedad traslativa, Cáncer y Piscis se ven beneficiados. Y el agua nutre a la tierra, así que los signos de tierra también se verán beneficiados (Virgo, Capricornio y Tauro). Los signos de aire y de fuego tienen otro tipo de año, uno de brotes nuevos, sobre todo los signos de aire que vienen de dejar atrás relaciones, trabajos, amistades, situaciones y lugares que no les gustaban y no se sentían cómodos (Acuario, Géminis y Libra). Y los de Fuego (Aries, Sagitario y Leo) tienen un proceso de terminar de sacarse de encima cosas que ya no van; el 2018 es un año de ‘Ave Fénix’ para los signos de fuego. Así que va a ser un año movidito para todos”.

Lo cierto es que tendemos a aceptar aquellas afirmaciones en la misma medida en que deseemos que éstas sean reales y nos resulten suficientemente positivas y halagadoras. Otro factor que incide en el Efecto Forer es que en la actualidad debemos manejar demasiada información, la mayoría muy controvertida, y esto de cierta forma genera un vacío psicológico que nos vemos tentados a llenar con aquellas informaciones sencillas, positivas y esperanzadoras.

Debe tenerse en cuenta que cuando encontramos una creencia (o información) que resuelve una incertidumbre, esto nos predispone a confirmar y dar como verdadera la misma, desechando la evidencia contraria. Así, se dispara una suerte de mecanismo autoperpetuante que consolida el error original y le brinda una confianza excesiva a la creencia.

La cuestión de fondo es nada más y nada menos que nuestra propia inseguridad. Vivimos con la necesidad de aferrarnos a aquello que dice que estaremos bien, a lo que sostiene que tal o cual cosa sucederá de determinada manera pues eso nos hace creer -falsamente- en que podemos estar en control de cada cosa que suceda.

¿Es malo creer en el horóscopo o en las predicciones? Claro que no, y el que diga que nunca leyó un horóscopo probablemente esté mintiendo, o por lo menos exagerando. A lo único que hay que prestarle atención es a que la predicción o el signo del zodíaco no se vuelva un hecho exclusivo y que nuestra vida no pase a depender únicamente de lo que dice la contratapa de algún diario.

Probablemente muchos de los lectores que han asentido durante esta nota, leerán el libro de Ludovica Squirru o el de Joe Fernández y, por qué no, más de uno creerá en ese designio tan fervientemente, que hasta quizás se le cumpla y todo.

 

Fuentes:
Dickson, D.H. & Kelly, I.W. (1985). The ‘Barnum Effect’ in Personality Assessment: A Review of the Literature. Psychological Reports, 57, 367–382.
Forer, B.R. (1949). The fallacy of personal validation: A classroom demonstration of gullibility. Journal of Abnormal and Social Psychology, 44, 118–123.
*Cooperativa.cl
**rinconpsicologia.com

 

María Fernanda Rossi

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