Un grupo de investigadores brasileros estudian una técnica basada en el procesamiento de almidón de mandioca con ozono para la fabricación de un tipo de plástico biodegradable. El resultado es un producto de características similares al plástico convencional desarrollado a partir de hidrocarburos, que puede usarse en varios tipos de envases. ¿Este es el enfoque que nos permitirá superar la crisis de los residuos plásticos?
El plástico es unos de los inventos más importantes de nuestros tiempos. Ha sido un gran aliado para el desarrollo de nuestra sociedad, mejorando en muchos aspectos la calidad de vida. Sin embargo, la durabilidad de este material, su principal característica, ha sido también la raíz de un grave problema ambiental que hoy amenaza con poner en peligro a la vida silvestre y a nuestra propia especie. El plástico no se biodegrada y se acumula en el ambiente, y cada día consumimos y desechamos más de este material. Los residuos plásticos y sus hermanitos menores, los microplásticos, colman playa, mares, lagos, bosques, montañas, glaciares y cualquier ambiente imaginable. Están en lo que comemos, lo que bebemos e incluso en el aire que respiramos.

Si bien aún no sabemos qué consecuencias tiene esto para la salud humana, lo cierto es que muchos animales mueren a causa de la basura que invade sus hábitats. Se estima que desde mediados del último siglo se han generado 8.9 mil millones de toneladas de plásticos y aproximadamente dos tercios de este total, es decir 6.3 mil millones de toneladas, se han convertido en basura. La fabricación de plástico en el siglo XXI es equivalente al volumen producido en los 50 años previos. En 2016, la producción llegó a 396 millones de toneladas. Las proyecciones indican que si el ritmo de producción no se detiene, para el 2030 el mundo tendrá que hacer frente a aproximadamente 550 millones de toneladas de este material.
Es por este motivo que en los últimos tiempos la comunidad internacional ha vuelto su mirada sobre esta problemática, en busca de una solución que permita disminuir el impacto de este valioso material en el ambiente. Son frecuentes las noticias de desarrollos científicos que buscan la forma de deshacernos del plástico: materiales biodegradables, bacterias que comen plástico, procesos de reciclaje y reutilización, etc son algunos de los esfuerzos que solemos ver en los medios, con la promesa de ser la posible solución para nuestro problemita de basura.
El más reciente es el nuevo proceso desarrollado en Brasil el cual mediante una técnica de ozonización permite crear un plástico biodegradable a partir del almidón de mandioca. El ozono cambia las propiedades moleculares del almidón de maíz, dando como resultado un bioplástico 30 por ciento más resistente que el hecho de almidón de papa, arroz o maíz. Esta técnica aún se encuentra en desarrollo, como tantas otras, y si bien luce prometedora aún resta hay un largo camino para que se pueda pensar en la producción industrial y mucho más para que este tipo de materiales reemplace al plástico convencional, y mientras lees este artículo toneladas de plástico son desechadas en todo el mundo.

Si bien estas tecnologías son prometedoras y necesarias, pues es preferible un material biodegradable a uno que dura miles de años en el ambiente, es momento de preguntarnos si este es el enfoque adecuado. Pareciera que estamos intentando adaptar los materiales a nuestros hábitos de consumo actuales sin detenernos a reflexionar sobre cuál es la raíz del problema. ¿Es acaso la capacidad del plástico de permanecer en el ambiente durante muchísimo tiempo la causa de la crisis actual? ¿o se trata de un modelo de producción y consumo insostenible al cual nos ha arrastrado nuestro estilo de vida moderno?
La gran mayoría del plástico que producimos y consumimos no es necesario. Los productos vienen dentro de bolsitas, envueltos en films, adentro de blíster, que luego se ponen en una cajita. Miles de toneladas de plástico que podría haberse evitado terminan en los mares debido a un aprovechamiento no sostenible de un material. Y eso solo teniendo en cuenta los residuos domiciliarios. La industria es responsable de una gran cantidad de los residuos que terminan en el ambiente, debido a políticas ineficientes del aprovechamiento del recurso y del manejo de los residuos.

¿Es necesario reemplazar el plástico por una alternativa menos dañina, que se deteriore en el ambiente y no se acumule por miles de años? Ciertamente. Pero también es necesario, y hasta creería que fundamental, replantearnos de una vez por todas qué consumimos, cómo lo hacemos y si realmente es necesario. Quizás la solución a nuestros más grande problemas sea más simple de lo que pensamos y mientras buscamos la respuesta dentro de un laboratorio, la clave esté en las góndolas de los supermercados y en nuestra voluntad de consumir o no toneladas de plásticos al año.
Abel Sberna