Sergio Maldonado y Andrea Antico llegaron a Comodoro Rivadavia acompañados por la abogada Verónica Heredia para argumentar su pedido de recusación al juez federal Guido Otranto a cargo de la investigación por la desaparición de Santiago. Los detalles de la audiencia, una reseña de hipótesis frustradas en el intento de desviar el objetivo de la principal línea de investigación en dirección a la responsabilidad de Gendarmería.

Comodoro Rivadavia – 51 días no hicieron mella en la sensación de vacío que expresa en su mirada Sergio Maldonado. Ni siquiera afectaron su dolor latente con el que impregna su discurso y que en ciertos momentos lo supera y se quiebra. Llenando todo y a todos alrededor. Expresiones que no se pueden disimular ni inventar, que solo se aplaca en los demás con el paso del tiempo, porque para ellos el tiempo dejó de pasar.

Eran cerca de las 10:30 de la mañana y la Cámara de Apelaciones del Juzgado Federal de apelaciones presentaba un panorama inusual, pero al que se había predispuesto. El hermano de Santiago Maldonado, el joven desaparecido el 1 de agosto tras un allanamiento de Gendarmería, llegaba a la ciudad junto a su abogada Verónica Heredia, para darle sus motivos al presidente de la Cámara el Dr. Javier Leal de Ibarra por los cuales solicitan la recusación del juez federal Guido Otranto, a cargo de la investigación.

10:45 se anunció el ingreso a la sala de audiencias. La misma es pública, pero el salón es chico y dieron prioridad al público. El secretario del juzgado había aclarado que la audiencia no se podía trasmitir en vivo porque la señal de los dispositivos móviles iba a interferir en la grabación. Los motivos no fueron impedimento para que la periodista Ornella Vezzoso y la producción de la Cien Punto Uno tuvieran de primera mano la palabra de Verónica Heredia y Sergio Maldonado.

La audiencia había comenzado. En una mesa larga improvisada con tres escritorios estaban sentados los solicitantes: Sergio Maldonado llevaba en su cuello un cartel con la cara de su hermano y la pregunta que hace más de 50 días resuena en todo el país “¿Dónde está Santiago Maldonado?”. Como sosteniéndose, la mano derecha de Sergio se entrelazaba a la de su señora Andrea Antico que lo acompañaba. Que lo acompaña desde el primer día. Verónica Heredia, su representante legal, y Federico Efrón, coordinador de litigio en el Centro de Estudios Legales y Sociales y abogado en la causa Maldonado, también estaban presentes. El CELS también había pedido la recusación de Otranto y se los citó a todos el mismo día.

En la producción de la radio que tuvo en exclusiva la trasmisión de la audiencia, llegaba el pedido de aire de la cronista. Se escuchaba a Verónica Heredia hablando, su discurso había empezado. “El propio Juez Otranto en vez de reconocer que Gendarmería era la denunciada y tomar medidas, no. No solamente no le alcanzó, sino que le pidió que reservara para ella y cuidara ella los móviles que después debían ser peritados. Obviamente que el resultado fue negativo. Si recién el 10 de agosto se fue a levantar rastros, cuando ya el 4 de agosto el propio juez había pedido a Gendarmería, escuadrón 35 y 36 que cuidaran los automóviles que después iban a ser peritados”.

La cita hace referencia a los peritajes a los vehículos señalados por los testigos donde Santiago habría trasladado tras ser detenido. Diez días después de los incidentes Otranto ordena las actuaciones que resultaron negativas. Los vehículos habían quedado a resguardo de la misma fuerza sospechada de la desaparición del joven.

Es imposible avanzar hacia Santiago como para determinar los responsables materiales e intelectuales de su desaparición forzada por el Dr. Otranto que el día sábado 16 a horas del testimonio, lo estaba esperando un Gendarme, luego de haber escuchado toda la semana todas las mentiras, todas las versiones que lo único que consiguió es verificar los dichos de las personas que vienen desde el 1 de agosto denunciando, la brutalidad, que habían ingresado con varios móviles, que habían hecho disparos cerca del río, que había más de 10 personas cerca del río, que habían quemado” expresa Heredia.

Me acerco a un Gendarme y le digo -continúa relatando la abogada- si hubieran detenido a alguien ¿qué hubieran hecho?’ el gendarme dice ‘bueno, hubiéramos dado la orden judicial y lo hubiéramos llevado al escuadrón’ ¿y del Escuadrón dónde lo hubieran llevado? Y el juez Otranto se opuso. Se opuso a que hiciera esa pregunta. No quiere escuchar, el doctor Otranto no quiere escuchar la posibilidad siquiera de que Santiago está en manos de Gendarmería.

Hoy a 51 días de la desaparición de Santiago no podemos llegar a él si una y otra vez insiste en ir a buscarlo donde no está. Criminalizando una y otra vez a la comunidad del lugar. El día lunes 18, tuvo 12 horas maniatado, con sus manos hacia atrás, a Matías Santana, que fue y dio la cara y declaró ante él. En forma intimidatoria ¿por qué? Porque era peligroso. 400 policías de la Federal y era la única forma en la que se lo podía contener”, dice en tono levemente irónico, pero firme.

Por eso nosotros entendemos resulta de manera imperiosa e inmediata que el juez Otranto se aparte de la causa, no solo de la investigación por desaparición forzada, sino también del habeas corpus” resume Heredia en la solicitud al presidente del Tribunal. “Es imposible que llegue a Santiago, ni siquiera se le ocurre la posibilidad. Todos los días estamos esperando a ver qué inventa, para no hacer lo que tiene que hacer. Es imposible, la familia ya no vive. Sergio no vive, Andrea (Antico) desde el 2 de agosto no hace más que estar para buscarlo a Santiago. La mamá no entiende qué pasa, está esperando que aparezca Santiago, y el papá llora todas las noches. Germán, el hermano de Santiago todos los días se la pasa mirando fotografías en Internet para ver si encuentra algo. La sociedad está aterrorizada, si una persona puede desaparecer” enumera Heredia en el cierre de su alegato.

De fondo se escucha la voz de Sergio Maldonado que ya se hizo familiar. Se mueven los micrófonos y los teléfonos hacia el lugar. En la radio se escucha el ruido mientras la voz de Sergio se clarifica y toma cada vez más fuerza. “Voy a Relatar encontronazos o situaciones con el juez Otranto”, se alcanza a escuchar con claridad.

La primera fue el día 4, que citó una audiencia. Sentí un desprecio total por parte del Juez, no en ese momento, después cuando caí en la realidad, porque no entendía qué pasaba. Yo pensé que la fiscal era abogada de Gendarmería, por la actitud pasiva cuando se presenta el comandante Méndez tal como dijo la abogada. Ya marcándole el terreno al juez, condicionándolo. El juez en ningún momento se solidarizó, o se preocupó, o hubo alguien acompañándome a mí, entré solo. Nadie me explicó, estaba como avasallado. Esa fue la primera, salí por algún medio diciendo que confiaba en el juez” recordó Sergio.

El sábado nos pusimos en contacto con Verónica, y el domingo el Fiscal Machado (Fernando, defensor oficial) me había pasado un informe de todo lo que se había hecho, los diferentes rastrillajes y peritajes. Yo tenía toda esta versión. A la noche me entero de que saca un comunicado el juez, sin avisarnos a nosotros, totalmente diferente a lo que dijeron ellos en el informe. Se hace público, mi familia se entera, no entendía nada”, enumera en el relato de la crónica desesperante de la inacción e inoperancia judicial. “El día lunes 7 me presento ante el juez, previamente voy a defensoría a ver si era real lo que había dicho. Me da un informe, lo presento ante el juez y le empiezo a cuestionar los puntos, por qué salían diferentes las cosas. No me dio ni cinco de bolilla, lo que él decía estaba bien. No había otra hipótesis, que era esa. Junto a la secretaria que también, una soberbia impresionante” lamentó.

Le pedimos una copia de lo que estaba haciendo y aparte ahí yo me ofrecí para que me sacara muestras de ADN. Eso fue el día 7, fue el último contacto que tuve con el juez, de ahí en más fue toda una pesadilla porque en ningún momento se comunicaron conmigo. Ahí me dijo que no tenía ningún teléfono mío para comunicarse por eso lo había hecho público, ni de la familia. Cosa que es mentira, porque eso está filmado y grabado, que el día 4 ¿qué hago al final? dejarle mi número para estar a disposición, porque quería colaborar. Yo estaba buscando a mi hermano desesperado”, dijo en su relato de desilusión.

La gota que rebalsó el vaso fue el domingo. “La última, el día domingo sale en el diario La Nación era que la hipótesis que él tenía era que podía estar muerto o ahogado en el río. El día 47 fue. Y después que nosotros no colaboramos ¿y entonces todas las otras hipótesis? Que estaba en Entre Ríos, en Córdoba, en Chile, que estaba en Uruguay. Yo voy el lunes a decirle que era una mala persona, que era un sinvergüenza. Alguien me dice que no le falte el respeto, razón por la que lo puteo, le digo ‘no seas hijo de puta’, porque eso es faltar el respeto, publicar algo en el diario en vez de avisarnos a nosotros ¿qué razones tiene para hacer eso? ¿Cómo mi vieja se va a enterar por el diario que el hijo estaba ahogado en el lugar? ¿¡Y por qué no actuó antes si estaba ahogado en el lugar?!”. La voz de Sergio se elevaban en cada expresión y su angustia traspasaba los parlantes de la radio que trasmitía la audiencia. Entre suspiros profundos y entrecortados por el dolor latente, terminó de explicar su punto. “Tuvo 47 días para decir esto. Una tras otra, entonces yo soy violento porque digo que es un hijo de puta, cuando entonces ¿Qué tiene que pensar mi vieja de él? Con lo que hace y no lo encuentran. Y todo siempre protegiendo a Gendarmería”.

El martes voy a que me diga a ver qué era lo que había hecho en el procedimiento el día anterior y no me recibió” vuelve a relatar Sergio recuperando el hilo de la historia. “Le pido al de mesa de entrada por favor que baje alguien con algún cargo o algo, porque no quiero meter a alguien de la mesa de entrada. Viene el Secretario, estamos ahí, entran dos abogados de Gendarmería y se van directamente al despacho del juez ¿cómo, a los abogados de Gendarmería los recibe y yo que soy familiar de la víctima no me recibe?”, cuestionó.

Puedo estar todo el día diciéndole un montón de cosas”, intentó sintetizar el hermano de Santiago, “con eso es suficiente me parece para que tenga que venir otro juez y se haga cargo. Estamos en el día 51 ¿cómo hago todos los días para sostenerme y a la salud de mi vieja? Yo lo que le pido es por favor, ponga alguien que esté capacitado para resolver esto, no podemos seguir así. Con alguien que está todo el tiempo cubriendo a la Gendarmería. Porque no hay otra hipótesis, todas las cosas que estuvo tirando ninguna existe, la del puestero, que estaba en un lugar, que estaba en otro. El miércoles, la última ridiculez allanando una comisaría en Villa Mercedes ¿cómo si el domingo había dicho que estaba ahogado en el río y ahora allana una comisaría en San Luis? ¿Está demente? ¿Nadie le hizo un psicotécnico a ver cómo está? Porque no puede ser, es una tras otra, parece una película”. El relato quedó ahogado en un llanto que resultó incontenible. Sergio se quebró. La sala se sumió en silencio que solo fue interrumpido por una mujer que decía “Newen, newen” que significa ‘Fuerza’ en lengua mapuche, mientras su respiración volvía a tomar su ritmo normal. “Yo le pido encarecidamente que no se demore más, que consignen un nuevo juez. Por favor le pido, hemos sufrido demasiado”.

El letrado Federico Efrón continuó a su turno con la argumentación por la que el CELS -parte también en la causa-, explicaba los motivos por el cual solicitaban la recusación de Otranto. El fiscal federal de la Cámara Norberto Bellver también coincidió con los argumentos de ambas partes y solicitó al tribunal hacer lugar al pedido.

Simplemente, entendemos que las notas publicadas en el diario La Nación anticipan de manera posible la solución del caso. Esto es la causa de la recusación de Maldonado, por lo que la imparcialidad, entendemos, se ve afectada. Para nosotros se ve un claro juicio de valor, en particular de las declaraciones, advirtiendo dos hipótesis para luego descartar una”, sintetizó Bellver.

No es un juez imparcial pues su decisión se vuelve predecible y su intervención viola la garantía del debido proceso” agrega el fiscal de la justicia federal previo a la finalización de la audiencia. El tribunal tiene ahora 48 horas para expresarse, por lo que el lunes más tardar podría conocerse la resolución del mismo respecto de la continuidad del magistrado Guido Otranto en la causa.

Las constantes inconsistencias en la investigación de la mano del magistrado fueron apañadas y respaldadas por un operativo de encubrimiento mediático donde una tras otra, las hipótesis de la desaparición de Santiago Maldonado desfilaban por los medios de todo el país. Un resumen emitido en el programa El Lobby, emitido por Radio Con Vos a cargo de Alejandro Bercovich sintetiza los más insólitos y resonantes.

Se cumplen 52 días de la desaparición forzada de Santiago Maldonado tras un operativo de Genarmería en el Pu Lof Resistencia Cushamen. El Estado es responsable, y la Justicia -hasta ahora- cómplice de encubrimiento.

 

Pablo Riffo

Foto: Ornella Vezzoso

Deja tu comentario