La provincia de Santa Cruz cuenta con destinos únicos y sumamente bellos. Además de los muy conocidos como el Glaciar Perito Moreno o El Chaltén, también es posible visitar muchos otros lugares interesantes. Tal es el caso de la Reserva Provincial Isla Pingüino, la cual se encuentra a 20 kilómetros al sudoeste de Puerto Deseado. La belleza natural de la isla es insuperable.

Es un lugar ideal para tomar fotografías. Sus costas son amplias y comprenden sectores de playa de canto rodado y acantilados. La zona se caracteriza por sus fuertes corrientes del Atlántico Sur, por lo cual el área también es conocido por los naufragios que ocurrieron en esta parte de la Patagonia a lo largo de la historia.

Sus 159.526 hectáreas poseen una diversidad de fauna marina única en la Patagonia, varias especies de aves marinas, entre ellas los pingüinos de Penacho Amarillo. Esta ecorregión marina está conformada por las islas Castillo, Blanca, Chata y Pingüino, la única accesible en toda la Patagonia. La zona se caracteriza por una gran diversidad de colores únicos. Las verdes aguas del extremo sur del Golfo San Jorge y los colores otorgados por las rocas de origen volcánico convierten al lugar en una de las postales más bellas del sur argentino. 

Es posible realizar el avistaje de muchas especies marinas, con lo cual una visita a la Isla Pingüino es una excelente oportunidad para conocer más el mundo marino de la Patagonia. En la isla se puede observar una gran diversidad de aves que la utilizan para su nidificación. En ella se reproducen dos especies de pingüinos: el pingüino de Magallanes y el pingüino de Penacho Amarillo. La isla alberga a más de 24 mil parejas reproductivas de pingüinos de Magallanes y a 1.200 de pingüinos de Penacho Amarillo. 

Así como también, dos especies de gaviota: austral y cocinera, dos especies de cormoranes: gris y Magallánico y dos especies de skúa: chileno y antártico. También se destacan un apostadero no reproductivo de lobo marino de un pelo y elefantes marinos. 

A lo largo de vasta de superficie se puede apreciar una inmensa biodiversidad de la ecorregión del Mar Argentino. En el lugar se hallan una gran cantidad de especies marinas, tales como el langostino patagónico, la merluza austral y el calamar. Existen también una gran variedad de aves como la gaviota austral, el albatro, los gaviotines sudamericanos, entre otros. 

Avistaje a la Isla Pingüino 

Llegar hasta la Isla Pingüino resulta toda una aventura en sí misma. Embarcamos en el muelle y emprendemos la travesía. Es imprescindible llevar abrigo porque los vientos patagónicos se hacen sentir. Por momentos son vientos helados. Pero también hay momentos donde uno pareciera percibir una engañosa calma. Cuando de repente vuelve a soplar el viento y más fuerte. Así es la Patagonia: impredecible. Aquí el tiempo varía muchas veces a lo largo del día. A medida que nos alejamos de la costa, nos adentramos en maravilloso mundo: el mundo marino del Mar Argentino. 

La llegada de los pingüinos de Penacho Amarillo se produce en octubre. Estos hermosos animales nos deslumbran. Allí están: posando ante las cámaras, estáticos, con el pecho blanco erguido exhibiendo sus ojos rojos debajo del penacho amarillo. Al vernos nos damos cuenta que llegar hasta este lugar justifica la travesía. Los Penacho Amarillo dan saltos, son muy curiosos y tienen un carácter temperamental, así como también permiten una mayor cercanía. Se diferencian de los pingüinos de Magallanes, que caminan balanceándose, moviendo la cabeza de lado a lado y suelen ser esquivos. 

A medida que nos alejamos de la costa, el guía nos cuenta a cerca de todas las especies que es posible encontrar en la zona. Luego de navegar unas once millas marinas (25 kilómetros), llegamos a la Isla Pingüino. La historia de la Isla Pingüino es muy interesante, y en gran parte de se debe a su histórico faro, el cual llama la atención ni bien llegamos. Es que los faros patagónicos tienen magia. Y el faro de la Isla Pingüino no es la excepción. 

La historia de la isla Pingüino se remonta al año 1578, cuando el famoso pirata Francis Drake arribó a sus costas para aprovisionarse de carne de grasa, huevos y carne de pingüino. Desde mediados del siglo XIX los barcos balleneros provenientes de Europa y Norteamérica llenaban barriles enteros con los huevos de pingüino, así como también sacaban su carne para consumirla en los viajes. El faro de la isla Pingüino data del año 1910 y mide 21,85 metros de alto. Al pie se encuentra la casa abandonada del farero, quien alimentaba con kerosén el sistema lumínico. Con el correr de los años, el faro fue quedando en desuso. En 1924 comenzó a funcionar con gas acetileno y en 1983 con paneles fotovoltaicos, hasta que finalmente después fue abandonado. 

La Isla Pingüino es un lugar que merece ser visitado. La experiencia de ver la gran diversidad de fauna marina desde tan cerca hace que los recueros que uno tenga de este lugar sean memorables, como tantos otros destinos de la Patagonia. 

Bruno Sabella 

Bruno Sabella creció y vivió parte de su vida en la Patagonia. Apasionado por la naturaleza y por contar historias. Escritor y periodista digital independiente de viajes y turismo en diversos medios de comunicación de Argentina. Instagram: @travelerbruno Twitter: brunosabella 

EL ROMPEHIELOS
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