El legislador del MPF cuestionó que “algunos referentes políticos sostienen que debiera abrirse el debate sobre una cuestión que ya estaba zanjada”. Al mismo tiempo, destacó la preservación ambiental como “piedra angular” del turismo.

A días de cumplirse cuatro años de la sanción de la Ley que regula la salmonicultura en Tierra del Fuego, Pablo Villegas se posicionó de cara a la reinstalación del debate: “algunos referentes políticos sostienen que debiera abrirse el debate nuevamente sobre una cuestión que creo yo ya estaba zanjada en función de la legitimidad social que obtuvo la sanción de esa ley”. 


Una de las dudas que surgen con respecto a por qué se vuelve a hablar de esto, Pablo Villegas analizó: “En términos personales creo que lo que ha cambiado es la intensidad del lobby que hacen aquellos grupos de poder económico que están interesados en instalar este modelo de producción en la Tierra del Fuego referido a estas grandes granjas de cría de salmones en el mar”. Si bien reconoce que estos grupos económicos existieron al momento de la sanción de la Ley 1355, “a razón del cambio de escenario a nivel nacional, algunos empresarios han manifestado su interés en la explotación de lo que comúnmente se denominan salmoneras”. Así mismo,apuntó a las declaraciones realizadas al diario Clarín por Gustavo Melella que volvió a instalar esta discusión sobre la posible instalación de la salmonicultura:  “El gobernador por primera vez ha manifestado lo que, creo yo, en otras oportunidades no se animaba a decir que era que estaba de acuerdo con este modelo de explotación económica”. 

Lo que llama la atención es que muchos de los legisladores que hoy ocupan las bancadas, aprobaron en 2021 la Ley 1355 por unanimidad. Sin embargo, algunos de ellos están dispuestos a volver a discutirla y otros, que se esperaba que tuvieran una postura más categórica por el simple hecho de haber defendido con énfasis cuatro años atrás, todavía no se han pronunciado. Con respecto a esta situación, Pablo Villegas afirmó: “Cada uno es dueño de entender y de hacer lo que crea conveniente. Yo personalmente no voy a borrar con el codo lo que ayer escribí con la mano mi postura política es la misma que me movilizó y me motivó al momento de presentar los proyectos de ley que terminaron en la sanción de la ley 1355”. 


En ese punto, continuó:  “No sé si muchos de los que estaban de acuerdo hayan cambiado de opinión. Tal vez algunos referentes políticos sostienen que debiera abrirse el debate nuevamente sobre una cuestión que, creo yo, ya estaba zanjada en función de la legitimidad social que tuvo la sanción de la ley”. 

Si bien la Ley 1355 es conocida públicamente como la ley que prohíbe la salmonicultura, Villegas aclara que: “no es que es una ley exclusivamente prohibitiva, sino que es una ley que reglamentó las salmonicultura en la Tierra del Fuego, prohibiendo en nuestros mares y en nuestros lagos la instalación de este modelo de las grandes granjas de cría de salmones, pero por otro lado habilitando hasta un tope de 50 toneladas los sistemas que comúnmente se denominan RAS, de tratamiento, de recirculación de agua y nutrientes de esas aguas que se instalan en tierra”. El tope al que refiere la ley fue establecido para reconocer la producción de proyectos existentes al momento de sancionar la norma.

“Cuando uno participa en la construcción de la voluntad política del Estado, como en mi caso en particular como legislador provincial, siempre se maneja en un ambiente donde hay una puja de intereses sectoriales. Y en particular, en lo que se refiere a salmoneras, siempre ha habido una puja, un interés manifiesto, un interés económico, un lobby económico muy fuerte. Desde el 2010 en adelante. Y lo que hay que hacer es seguir insistiendo en que nosotros los fueguinos adoptamos una decisión institucional legitimada con una participación ciudadana muy importante”. 


La Ley tuvo un largo proceso de construcción para la cual participaron referentes y expertos del ámbito científico, académico, economistas y organizaciones de Chile con trayectoria en las consecuencias de la industria. “Esa definición institucional – continúa el Legislador – que adoptamos es seguir apostando en términos de desarrollo económico sostenible a un modelo que tiene dos componentes. Un componente, por un lado, la conservación y preservación de las condiciones ambientales y por otro lado, tener presente esa conservación y esa preservación ambiental como piedra angular de una actividad económica como el turismo que genera miles de puestos de trabajo en la Tierra del Fuego. Que ha evolucionado positivamente desde el año 92 a la fecha por una decisión estratégica, no solamente del Estado, sino también del capital privado, y que genera un derrame económico en distintos sectores de la sociedad”.

Aunque el contexto económico es desafiante y exige impulsar proyectos productivos para dar respuesta a las necesidades sociales, la posible introducción de la cría intensiva de salmones en el mar podría poner en peligro otras fuentes de empleo como el turismo, la gastronomía local y la pesca. Son conocidos los impactos que genera el cultivo de salmones en el mar a través de la contaminación, la utilización de pesticidas y antibióticos, así como las consecuencias que podría generar el escape de miles de salmones a los demás recursos pesqueros. Especialmente en la costa atlántica, se podrían ver severamente afectada la pesca de róbalo y centolla. Si se lograra modificar la Ley 1355 para permitirlo en esta zona, habría que analizar si realmente se está ampliando la matriz productiva o se está reemplazando por otra, menos representativa y más a corto plazo.

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