El INIDEP avanza con estudios sobre el pulpo colorado, una especie de alto valor comercial en la pesca artesanal, para sentar bases técnicas que permitan su cultivo y refuercen la actividad en distintas regiones del país.
Desde el 4 al 8 de junio integrantes del Programa Desarrollo de Artes de Pesca y Métodos de Captura del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP), junto a la Lic. Mercedes Berrueta, estuvieron en Puerto Madryn, más concretamente en la Península de Valdés, realizando actividades con pescadores artesanales para la captura y el posterior engorde en cautiverio de especímenes de pulpo colorado (Enteroctopus megalocyathus).

Esta experiencia, enmarcada dentro de las actividades de transferencia de tecnología de cultivo de octópodos de interés comercial que fueron planificadas por la Dirección de Información Operaciones y Tecnología (DIOYT) del Instituto, demandará aproximadamente 4 meses y también se evaluarán durante la misma distintos modelos de trampas/refugios para verificar su efectividad.
Cabe destacar que, una vez capturados los ejemplares de pulpo colorado, su engorde se llevará a cabo en el Gabinete de Biología Experimental.

Antecedentes y avances del cultivo
El pulpo colorado, Enteroctopus megalocyathus, es una especie autóctona de gran importancia para la pesca artesanal en la Patagonia. En 2019, el INIDEP logró un hito: cerró por primera vez el ciclo de vida del pulpo en cautiverio, es decir, crio varias generaciones dentro de sistemas de recirculación. Esto incluyó reproducción, alimentación adaptada a cada etapa (huevo, juvenil y subadulto) y técnicas de sexado por ecografía.

Además, en 2020 se registraron estudios sobre el complejo comportamiento reproductivo del pulpito en laboratorio, con hembras que se mantenían dentro de refugios durante la pre‑cópula y cópula, un dato clave para su manejo en cautiverio.
Estas experiencias previas facilitaron condiciones óptimas de aclimatación, dieta y reproducción —incluyendo puesta de huevos y eclosión viable—, con niveles de supervivencia superiores al 80 % en la segunda generación.
