Se llevó adelante una movilización reclamando justicia por el femicidio de Estela Suárez, asesinada por su pareja el día de las elecciones. El acto congregó a muchas mujeres que marcharon hasta el Superior Tribunal de Justicia, lugar en el que con micrófono abierto Linda Pacheco denunció al secretario General de UTHGRA, Ramón “Moncho” Calderón, por violencia de género. Denuncia pública, que también consta en el Poder Judicial, el cual otorgó una consigna policial para su protección.
“Hoy si a mi me pasa algo, él es el total responsable, lo digo porque tengo miedo” dijo Linda en una entrevista a EL ROMPEHIELOS. Así, comenzó a relatar su historia. “Desde agosto que decidí separarme a raíz de muchas situaciones que venía pasando en mi familia; desde violencia psicológica en su momento hasta violencia física”. Relato que se condice con las presentaciones judiciales y que dan cuenta de que “El Moncho”, por ejemplo no dejaba que la mujer trabajara.
Sin embargo, después de 15 años, Linda dijo basta: “Tengo 33 años, dos hijos, una mujer que no quiero que pase por lo mismo, ni que agache la cabeza por situaciones así y un hijo varón que no quiero que haga lo mismo que hace el padre”. Porque para erradicar la violencia de género, tenemos que dejar de criar machitos violentos y princesas indefensas. “Ellos me impulsaron a tomar la determinación y decir basta. Basta de seguir sufriendo y no ser feliz. Basta de seguir siendo la sombra de alguien. Basta de no tener vida propia, ni libertad, ni poder elegir. Porque no podía elegir”. Linda eligió separarse de Moncho Calderón ligado al sindicalismo y al poder político. Linda fustiga contra ese Estado de Derecho ausente: “Parece que me separé de Ramón Calderón y esto es lo que tengo que pagar”.
“Primero empezó a romperme el vehículo”, afirmó Linda. Y cuenta que un día se levantó para llevar a su hija a la escuela y se encontró con que habían vertido agua al tanque de nafta. “Me castiga a mi e indirectamente a sus hijos ya que mi hija llega tarde a la escuela, porque el vehículo estaba roto”. Estas situaciones se repitieron en varias oportunidades.
En dos oportunidades el referente del gremio de los gastronómicos mandó a que le pegaran, cuenta Linda: “Me tocaron el hombro, me doy vuelta y me como una piña. Tuve dos semanas un ojo negro”.
La semana pasada, la notificaron para que se presentara ante el Juzgado de Instrucción N°3 con el objetivo de ratificar las denuncias. Al otro día, la arrastraron por la calle Alem, en un acto casi mafioso.
Linda tiene miedo de perder el trabajo por el grado de influencia que puede tener Calderón. Tiene miedo de caminar por la calle, por lo que le pueden llegar a hacer. Linda no está sola. Y para decir “ni una menos” hay que dejar a un lado a los machitos violentos. Por más derpo que tengan.
Luz Scarpati