Cuando arrancó la discusión sobre la paridad de género en el Concejo Deliberante, las integrantes del Movimiento de Mujeres fueron tildadas de locas. Uno a uno los comentarios de las redes sociales fueron llenando muros de odio y los más anacrónicos las mandaron a lavar los platos. Pero las herejes de la democracia a fuerza de insistencia y organización no dieron un paso atrás. A tal punto, que los candidatos que buscan un banca en ese organismo dice off the record: “ni loco me siento en un concejo sin mujeres”. Hoy ya nadie se come la frase: “la paridad de género está garantizada porque así lo dice la Carta Orgánica”.
El tema está en agenda y es ineludible. Espacios partidarios que dejaron dormir sus propios proyectos de paridad en diferentes ámbitos, hoy se apuran a pronunciarse sobre el tema. Actores públicos y personajes políticos se llenan la boca de paridad. Las esferas de poder proponen una agenda feminista, cuando la tuvieron años relegada. La ausencia de mujeres en el Concejo Deliberante reviste vergüenza institucional, y absolutamente nadie quiere que se vuelva a configurar un escenario así. Las locas, las que se tenían que ir a lavar los platos, ganaron. Ganaron porque pusieron a Tierra del Fuego AIAS, a tono con el proceso de feminización de la política que atraviesa el mundo. Proceso que no tiene retorno.
En ese contexto y con las elecciones en curso, fue que el Movimiento de Mujeres envió una nota al Juzgado Electoral, a cargo del Dr. Isidoro Aramburu, solicitando dos cosas: que garantice la paridad de género en el recuento de las preferencias; y que permita que una de las integrantes del espacio se constituya como Observadora Electoral, con el objetivo de garantizar los derechos de las mujeres de Ushuaia.
El motivo de esta petición se desprende del propio escrito: “aún no se ha dictado sentencia definitiva por parte del Superior Tribunal de Justicia, habiendo obtenido dictamen favorable del Fiscal ante el mismo Tribunal”, hecho que constituye una situación de incertidumbre.
Además, las amparistas entienden que el Juzgado Electoral está en condiciones de fijar un reglamento que sea capaz de garantizar la paridad de género atento a la Ordenanza N°2578, ya que el Artículo 116 establece que una de las atribuciones del juzgado es: “Entender y resolver las cuestiones que suscite la aplicación de la presente Ordenanza y sus disposiciones complementarias”.
Las paritaristas sostienen en su escrito que los convencionales que redactaron la Carta Magna Municipal han “dejado expresamente establecida la preferencia y la proporcionalidad pero TAMBIÉN la paridad”. Y mientras que las preferencias y la proporcionalidad están claramente detalladas en la Ordenanza electoral, no hay una sola línea sobre la paridad. Y no es un dato de menor cuantía, ya que su aplicación fue ignorada por cada una de las Juntas Electorales y fue reemplazada por un criterio caprichoso y patriarcal, que dejó a las mujeres excluidas del Concejo Deliberante.
Desde el Movimiento de Mujeres plantean: “Es claro a nuestro juicio que si el recuento de preferencias se hubiese realizado intercambiando a los candidatos hombres más preferidos por los del mismo género y especie menos preferidos y las candidatas mujeres más preferidas utilizando el mismo criterio no se violaba ninguna norma convencional ni legal y se hubiese efectivamente respetado el principio de paridad, con un resultado diferente en la representación expresada durante el período 2015/2019”. Criterio que planteó en su dictamen el Fiscal ante el Superior Tribunal de justicia Dr. Oscar Fappiano. Criterio que solicitan las mujeres se aplique en esta contienda electoral.
Por otro lado, solicitan al Juez Aramburu, “en su carácter de autoridad electoral autorización para participar en carácter de Observadoras electorales a partir del “acompañamiento civil” dentro del proceso electoral, en particular en la etapa de recuento de preferencias en la elección de concejales de la ciudad de Ushuaia”. Esta figura surge de la Acordada Extraordinaria 128 de la Comisión Nacional Electoral a partir de la que se sistematizó la participación civil en el proceso electoral.
La irrupción masiva de la mujer en la democracia de los países de Occidente supone la imposición de nuevos y enriquecidos discursos, de agendas pacifistas y más pragmáticas. Vale la aclaración en este punto que hablamos de la política feminizada o feministas y no de las mujeres que entraron al juego bajo los mismos paradigmas heteropatriarcales que hoy se intentan deconstruir. El nuevo rol de la mujer pone en jaque los antiguos depósitos de poder que están concentrados en manos del hombre, blanco y heterosexual y los reparte de forma equitativa, porque en el fondo, son más democráticas.
Luz Scarpati