La ciudad cordillerana de Chubut, dio un paso fundamental al sumarse a los mercados de carbono. Un mecanismo que permite financiar acciones de conservación y restauración ambiental a través de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
En un contexto donde los efectos del cambio climático ya se sienten con fuerza, Esquel decidió avanzar hacia un modelo de gestión forestal más sustentable. La ciudad chubutense busca posicionarse como pionera en la Patagonia en el uso de los llamados mercados de carbono, una herramienta cada vez más utilizada en el mundo para compensar emisiones contaminantes y generar beneficios ambientales y económicos.
Pero ¿qué significa esto? ¿Cómo funciona ese sistema?

Qué son los mercados de carbono
Para entender cómo funciona, pensemos en que el planeta tiene un “cupo” de contaminación y que cada vez que usamos autos, fábricas o talamos bosques, generamos gases que calientan la Tierra. Eso se llama “emisiones de carbono”.
Ahora, hay empresas o países que contaminan mucho, y hay otros que hacen cosas buenas para el ambiente, como plantar árboles o cuidar bosques, que ayudan a “capturar” ese carbono del aire. Es ahí donde entra el “mercado de carbono”. Como si fuera un “mercado de figuritas”, pero en lugar de figuritas, se intercambian “créditos” que representan una tonelada de carbono que fue absorbida o que no se lanzó al aire.
Si una empresa contamina mucho, puede comprar créditos para “compensar” esa contaminación. Y si alguien planta árboles, protege bosques o hace algo que ayuda al ambiente, puede vender créditos, porque está ayudando a que haya menos carbono en el aire.
Entonces: el que contamina paga. El que cuida, cobra, y así se busca que todos quieran contaminar menos y cuidar más. Los mercados de carbono permiten que personas, empresas o gobiernos, compensen su huella ambiental financiando proyectos que capturan o reducen emisiones de gases de efecto invernadero.

Restaurar, conservar y crecer
La propuesta de Esquel es concreta: generar créditos de carbono a partir de actividades como la restauración de bosques degradados, el manejo forestal sostenible o la regeneración natural de ecosistemas. Los ingresos obtenidos por la venta de esos créditos permitirían financiar tareas de conservación, pagar personal técnico, invertir en equipamiento y fortalecer el vínculo con las comunidades locales.
Además, la estrategia podría generar nuevas oportunidades laborales vinculadas al monitoreo ambiental, la educación y la producción de datos clave para certificar los resultados.

La decisión de Esquel se alinea con una tendencia global: en 2023, el mercado voluntario de carbono superó los 2.000 millones de dólares a nivel mundial, y cada vez más regiones buscan insertarse en esa dinámica con proyectos locales.
Esquel ya puso primera
La decisión de avanzar no quedó solo en el anuncio. Días atrás, el intendente Matías Taccetta y la directora de Espacios Verdes, Carolina Lemir, se reunieron con representantes de FLORA People & Planet y la Asociación Cultural para el Desarrollo Integral (ACDI), organizaciones con experiencia en diseño y certificación de proyectos ambientales. El objetivo: iniciar un estudio de factibilidad para que Esquel genere sus propios créditos de carbono.
La propuesta forma parte de un portafolio provincial más amplio, que prevé restaurar más de 42.000 hectáreas degradadas, incorporar tecnologías como el biochar (un subproducto vegetal que mejora suelos y reduce el riesgo de incendios) y diseñar estrategias de prevención en bosques cultivados.

Es el primer paso de un camino largo, que exige transparencia, participación y compromiso. Pero también es una oportunidad: la de pensar el futuro de los bosques como una inversión en bienestar, equilibrio ecológico y desarrollo local.
La noticia fue difundida días atrás por el portal El Chubut, y marca el inicio de un camino que, si se recorre con responsabilidad, podría convertir a Esquel en un modelo a seguir para otras localidades patagónicas.